Yo no me siento responsable
Que estamos en una de las crisis económicas más profundas de toda la historia del capitalismo, resulta una obviedad. Como también que ha incidido con especial virulencia en nuestro país, porque aquí a las causas internacionales(crisis financiera) se han sumado las propias, como la burbuja inmobiliaria. Se ha dicho que su virulencia se ha debido al descontrol del mercado, al estar subordinada la política a la economía. Eran tantas las expectativas de beneficio en las décadas anteriores, -el que no se enriquecía era bobo- que cualquiera que se hubiera atrevido a cuestionar el funcionamiento del propio sistema económico desde la política, hubiera sido arrojado al Averno sin miramiento alguno. En nuestro país, en estos años pasados, cuando se estaban construyendo pisos y apartamentos sin parar -situación muy buena para la financiación municipal y también para la corrupción- con el consiguiente crecimiento del empleo, aunque mucho de mala calidad, temporal y con escasa remuneración, si algún economista se atrevía a plantear que la burbuja podía explotar, con sus secuelas dramáticas sobre la creación del paro, no era tenido en cuenta, y se la acusaba de aguafiestas. Mas la verdad desagradable ha llegado: la crisis. Sobre alguna de sus consecuencias quiero reflexionar.
Se están produciendo una avalancha de EREs, en la mayoría de las ocasiones llenos de opacidad, sin estar muy claros los motivos, pagando los de siempre, los trabajadores de abajo, cuando cabían y caben otras opciones menos traumáticas e injustas. Recientemente por las periodistas Lourdes Benería y Carmen Sarasúa en “El País” hemos podido conocer que unos hoteles de la cadena Hyatt Hotels Corporación de Boston, despidieron a casi 100 trabajadores de la limpieza, que cobraban 15 dólares por hora y con seguro médico, en su mayoría mujeres negras e inmigrantes, con 20 años en la empresa. A través de una empresa de trabajo temporal, Hyatt ha contratado a nuevas limpiadoras a 8 dólares la hora y sin seguro médico. Los dirigentes adujeron que era totalmente necesaria tomar esta medida. Esta no sería noticia, si no fuera porque La International Association for Feminist Economics (IAFFE) ha señalado que si la empresa trataba de reducir costes para compensar la caída de beneficios hubiera conseguido una reducción mayor recortando un 1% los salarios de los altos ejecutivos que despidiendo a 100 de los empleados peor pagados. En solidaridad con las despedidas, esto sí que es noticia, desde determinadas asociaciones profesionales se está haciendo un boicot a esta cadena de hoteles, al que han respaldado gobernador de Massachusetts y el Ayuntamiento de Boston. Tampoco estaría mal que los trabajadores españoles, si fuéramos solidarios, el que actuásemos de forma muy parecida con aquellas empresas parecidas a los hoteles de la Cadena Hyatt. Ahí va una iniciativa fácil, negarnos a echarnos nosotros mismos el combustible en las gasolineras.¡Qué cantidad de puestos de trabajo han sido eliminados por estas multinacionales del petróleo!
Por mucho que nos dijeran, antes de la crisis no todo era perfecto, ya que había muchos mileuristas, cuando en contrapartida los altos cargos disfrutaban y disfrutan de unos estipendios vergonzosos, injustos y faltos de ética. Pueden servir algunos ejemplos. En 20MINUTOS.ES de 30 de marzo de 2008: Eduardo Zaplana, hasta hace poco portavoz parlamentario del Partido Popular, abandona su escaño en el Congreso de los Diputados después de figurar como 'número tres' de Rajoy en las listas del PP en Madrid. Por este cargo, Zaplana recibirá un sueldo de 600.000 euros. Esa cifra se sumaría a lo que percibiría por los otros dos puestos que también ocupará en los consejos de las filiales Telefónica O2 Europe y Telefónica O2 República Checa. En total, casi un millón de euros.
El nuevo grupo financiero de Caja Madrid -el holding Cibeles- en su Consejo de Administración entraron , entre otros, el ex ministro Ángel Acebes, el ex consejero regional de Madrid Manuel Lamela y el ex secretario de Hacienda Estanislao Rodríguez Ponga. Podríamos seguir poniendo más y más ejemplos, del trasvase que se está produciendo de destacados políticos que pasan al mundo de la empresa merced a sus buenas relaciones con la élite económica., lo que les supone extraordinarios ingresos, además de mantener sus sueldos por haber desempeñado cargos importantes en la Administración. Y luego hablan de patriotismo y de exigir sacrificios a la clase trabajadora.
Del paro creciente, una de sus secuelas es que ya quisieran algunos cobrar 1.000 euros. Hoy, existen muchos trabajadores que se ven obligados a aceptar contratos temporales con sueldos muy por debajo de la cifra anteriormente mencionada, con horarios interminables, y que si no los aceptan van ipso facto a la puñetera calle. Esta situación, en una sociedad sana y solidaria, sería intolerable. Deberíamos sentir todos una profunda vergüenza. ¡Qué cantidad de juventud muy preparada y con ganas de trabajar, no puede hacerlo, y cuando lo hace, es en las condiciones mencionadas, por lo que se ven impedidos de plantearse con seriedad un proyecto vital! Mientras tanto desde las élites político-empresariales todavía nos hablan de la necesidad de reformas estructurales en el ámbito laboral. ¿Qué pretenden? Volver a la situación de la clase trabajadora de mitad del XIX. Entiendo que tienen que cambiar muchas cosas, porque si no lo hacen, nos esperan malos tiempos para todos aquellos que dependemos de una nómina. Podríamos empezar por transparencia en los ingresos de los miembros de los Consejos de Administración de las grandes empresas. Y una vez conocidos, reducirlos. Claridad en los EREs. Como también, exigir responsabilidades a todos aquellos que nos han conducido a esta situación. Porque aquí, nadie es responsable de nada. Yo, como trabajador, no me siento responsable.
Cándido Marquesán Millán
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