Vaya semanita
El Gobierno de Rodríguez Zapatero acaba de soportar y de superar a trancas y barrancas una semana política, la del 29 de noviembre al 5 de diciembre, extraordinariamente complicada. Será difícil que vuelva a repetirse otra igual. Los problemas le han llegado de todos los frentes: malos resultados electorales, relaciones internacionales tensas, problemas económicos graves, revelaciones de informaciones secretas, un envenenado conflicto sociolaboral y político. Cualquiera de estos temas hubiera servido de material informativo suficiente para bastantes días. Por ello, los comentaristas políticos han tenido que saltar de un tema a otro con rapidez, para reflejar la acuciante actualidad. Mas la historia es así, hay épocas en las que pasan pocas cosas y además monótonas, mientras que hay otras en las que se produce una auténtica avalancha de acontecimientos cambiantes y nada aburridos.
La semana se inició con unos resultados para el PSC, los peores desde el año 1980, en las elecciones autonómicas de Cataluña. Evidentemente tal fracaso político tiene una gran trascendencia a nivel del Estado, por mucho que desde Ferraz quieran obviarlo
Sin tiempo de recuperación, sobrevinieron los ataques de los “mercados” a la economía española, al sembrar la idea interesada de la insolvencia de nuestra deuda, con la finalidad de conseguir grandes beneficios en la financiación de los bonos españoles. Para aplacar la voracidad de esos mercados, el Gobierno de ZP no tuvo otra opción que tomar unas medidas muy diferentes a las que serían las lógicas de un partido socialdemócrata: rebaja de impuestos a las empresas, aumento de impuesto del tabaco, eliminación del subsidio de 426 euros a los parados, privatización de servicios públicos en aeropuertos y de la Lotería Nacional. Que esta última acabe en manos de alguna empresa de tragaperras y que la venta de los décimos de Navidad en un futuro no muy lejano sea a través de algún cajero automático ya no nos debería de sorprender. No obstante, si de lo que se trata es de hacer caja, también se podrían vender en un futuro próximo el Parque Nacional de Ordesa o alguna sala del Museo del Prado, sin excluir los Goyas o los Velázquez. Todas estas decisiones, como no podía ser de otra manera, desde las instituciones europeas han sido muy bien acogidas, aunque no les parecen suficientes, ya que hablan de introducir el copago sanitario.
Luego llegaron las revelaciones inagotables que comprometen algunos aspectos de la política internacional de España filtradas por Wikileahs, como los presos de Guantánamo, la venta de material militar a Venezuela, las valoraciones del embajador de USA sobre los políticos españoles. De todas ellas la que parece más lamentable es la pasividad o falta de coraje del Gobierno de ZP, por servilismo hacia los Estados Unidos, a la hora de investigar la muerte del periodista Couso en Irak, que va a propiciar el que su familia presente una denuncia.
Mientras tanto se criticaba duramente a ZP por su ausencia, la primera de un Jefe de Gobierno de España, a la Cumbre Iberoamericana. Desde el Gobierno se justificó aduciendo que ZP debía permanecer en Madrid, para presidir el Consejo de Ministros del día 3 de diciembre, en el que se tomaron las medidas económicas anteriormente mencionadas. Al mismo tiempo el Parlamento de Marruecos instaba al Gobierno de Rabat a trabajar por la recuperación de las ciudades de Ceuta y Melilla y los presidios ocupados, después que el Pleno del Congreso de los Diputados aprobase por unanimidad la condena de los incidentes en El Aaiún, tras el desalojo del campo de protesta saharaui, instando a "profundizar" las relaciones con el Frente Polisario, y acusando a Marruecos de violación de derechos humanos y de no permitir la entrada de periodistas.
Y por si todavía no fuera bastante, llega el conflicto socio-político de los controladores al inicio del largo puente de la Inmaculada. Sería muy prolijo expresar en estas líneas todos los antecedentes. Obviamente todos sabemos quiénes han sido los culpables: los que abandonaron sus puestos de trabajo, imposibilitando que cientos de miles de españoles se fueran de vacaciones, provocando un grave quebranto a la economía española. Por ende, el Gobierno no tuvo otra opción que convocar un nuevo Consejo de Ministros para el sábado día 4, en el que se aprobó el Real Decreto de alarma nacional. Un hecho de gran trascendencia, ya que se ha producido por primera vez desde la instauración de la democracia. La mayoría de los comentaristas políticos lo han valorado positivamente, ya que en 24 horas se restableció el espacio aéreo. No obstante, para todos aquellos que tenemos unos cuantos años todo lo que suena a estados de alarma, excepción y de sitio nos traen a la memoria recuerdos no muy gratos de épocas recientes. Además si ahora un Gobierno ante un conflicto laboral puede hacer un Decreto de alarma nacional para restablecer el espacio aéreo, quien le impide que no pueda hacer lo mismo cuando el conflicto sea en educación o sanidad, en tanto que servicios básicos fundamentales.
Como acabamos de ver, la semana ha sido de prueba para el Gobierno de ZP. Nos gustarán o nos agradarán, mas lo que parece cierto es que se han tomado decisiones ante esta avalancha de problemas que se sucedían uno tras otro sin solución de continuidad. En esto consiste precisamente el gobernar.
La nueva semana, tampoco ha tenido un buen inicio. El Informe Pisa vuelve a poner en la picota la situación de la educación en España. Cuando estoy terminando estas líneas me llega la noticia de la detención de la atleta Marta Domínguez, todo un símbolo para la sociedad española. Anteriormente ya cayó Paquillo Fernández, lo de Contador todavía está pendiente. Ahora lo único que faltaría es que los españoles no nos pudiéramos consolar de nuestras desdichas con el triunfo de nuestros deportistas.
Cándido Marquesán Millán
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