Algunas reflexiones sobre el viaje del Papa
Se ha convertido en tema de actualidad la llegada de Benedicto XVI a España: a Barcelona para bendecir la Sagrada Familia y en pleno Año Santo Compostelano como peregrino a Santiago de Compostela. La polémica no surge por su llegada, puede ir a donde le parezca oportuno y ser agasajado por sus seguidores, sino porque el viaje va a ser costeado con financiación pública con presupuestos de Ayuntamientos, Comunidades Autónomas y del propio Estado. Lo de menos es el costo, sea grande o pequeño. Un Estado aconfesional, es aquel que no está adscrito o vinculado a ninguna confesión religiosa, tal como lo establece nuestra Constitución, y si es así no puede sufragar un viaje privado y perteneciente a una confesión religiosa concreta. Si lo hace, está incumpliendo la normativa constitucional. Además, como señala Juan José Tamayo, si el Estado español no es un Estado religiosamente confesional, en este sentido, y sólo en este sentido, se puede y se debe decir que la sociedad española es una sociedad laica. Porque es así como los ciudadanos del Estado español hemos querido, libre y mayoritariamente, organizar nuestra sociedad, nuestras instituciones y nuestra convivencia. Algunos hablan de laicidad, y otros de laicismo. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define el laicismo: Doctrina que defiende la independencia del hombre o de la sociedad, y más particularmente el Estado, de toda influencia eclesiástica o religiosa. Lo que no significa exclusión ni persecución de las instituciones religiosas. Laicismo significa independencia del Estado con respecto a la religión, pero nunca rechazo u hostilidad hacia las ideas o prácticas religiosas. Además nuestra Constitución, en su artículo 1º dice: La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan todos los poderes. Tales poderes no tienen su origen en una instancia sobrenatural o religiosa. Por ello nuestros representantes políticos deben ser totalmente autónomos a la hora de legislar, sin que tengan que estar sometidos a ningún tipo de injerencia religiosa. Ya conocemos las atrocidades que se han cometido en la historia cuando el poder político ha estado subordinado al poder religioso. Por eso podemos decir también que nuestra sociedad es una sociedad constitucionalmente laica. Por ende, el financiar con dineros públicos actos estrictamente religiosos va en contra de la consecución de una sociedad laica.
Por otra parte, en una situación económica sometida a unas políticas de ajuste draconianas, con recortes de salarios, pensiones, prestaciones de desempleo o de inversiones, que se gasten 6 0 7 millones de euros para este viaje me parece una falta de respeto a toda la ciudadanía. No es de recibo. Desde el portavoz de la Conferencia Episcopal, Martínez Camino, se trata de justificar el gasto, señalando que la llegada del Papa a España va a reportar grandes beneficios tanto materiales como espirituales. Respecto a estos últimos no quiero decir nada, ya que me rebasan al moverme en otro ámbito, además de que serían difíciles de cuantificar. En cuanto a los primeros, es probable, mejor seguro que efectivamente se producirán por la venta en las tiendas de estampitas, anillos, colgantes, escapularios, medallas, collares, pósters, rosarios; como también las agencias de viajes, los hoteles y restaurantes aumentarán sus beneficios considerablemente, de lo que me alegro profundamente. De ahí la conclusión parece clara, que sean todos estos establecimientos comerciales los que corran con los gastos. Como también lo podrían haber hecho los católicos con una donación, tal como lo hicieron los ingleses poco ha.
Todos aquéllos que defendemos estos planteamientos nos vemos sometidos desde determinados sectores clericales o no, a unos ataques furibundos, acusándonos de estar persiguiendo a la religión católica, como si estuviéramos todavía anclados en un anticlericalismo trasnochado del siglo XIX, al no saber adaptarnos a los nuevos tiempos. No deja de ser un sarcasmo que también se diga que la religión católica española hoy esté perseguida; este juicio sólo puede salir de una mente calenturienta, si tenemos en cuenta los 10.000 millones de euros de subvención que recibe de las arcas del Estado. El mundo al revés, cuando ha sido precisamente la iglesia católica española la principal causante de las persecuciones religiosas en nuestra historia: la expulsión de los judíos, de los moriscos, así como la actuación inmisericorde y anticristiana del Santo Oficio. Todos las religiones no católicas fueron arrancadas de cuajo de nuestra historia. Por ello, para determinadas corrientes ideológicas, como el nacional-catolicismo la españolidad ha estado indisolublemente unida a la catolicidad. Naturalmente, es que no tuvimos otra opción en un pasado no muy remoto, aunque hoy en día esta circunstancia está cambiando. El porcentaje de católicos se está reduciendo a marchas forzadas. Según una encuesta del C.I.S. de este verano: en 10 años cerca de 5 millones de españoles han dejado de considerarse católicos. Los matrimonios civiles ya superan a los religiosos. Entre los creyentes, un 56% dicen que no van nunca a misa. Y el número de los creyentes que dicen ir a misa todos los domingos y festivos ha pasado en estos diez años del 21% en el año 2000 al 13% en el 2010. Otra encuesta realizada a nivel europeo por la empresa European Midset a finales de 2009, para nuestro país las profesiones están valoradas por nota así: maestros (7,6), médicos(7,5), científicos (7,4), ecologistas (6,4), policías (6,2), militares (5,7), jueces (5,4), empresarios(5,2), periodistas y funcionarios (5), religiosos (4,3). A nivel de instituciones: Universidad (7), ONGs (6), Ejército (5,9), Autoridades religiosas (4,2), Sindicatos (4,1), Partidos políticos (3,4). Tampoco es necesario acudir a las encuestas para constatar un hecho indiscutible, el que cada día los templos católicos están más vacíos, y entre los asistentes el porcentaje de jóvenes es cada vez menor. Son datos que deberían hacer reflexionar a la cúpula dirigente de la Iglesia: Papa, obispos, sacerdotes y religiosos. Por el contrario, los obispos españoles suelen siempre culpabilizar de los problemas de la Iglesia a agentes “externos” a Iglesia: el materialismo ambiental, el Gobierno socialista..etc..etc… La explicación de lo que está ocurriendo puede radicar, tal como señala el teólogo Juan José Tamayo la Iglesia hace oídos sordos a los retos de la sociedad actual y mantiene los esquemas inamovibles del pasado, en temas como la moralidad: no al preservativo, no a las relaciones prematrimoniales, no a dar la comunión a los divorciados vueltos a casar, no a la homosexualidad etc… etc… De verdad, se hace más mal a la Iglesia desde dentro que desde fuera.
Como colofón, no es de recibo hoy el sufragar el viaje del Papa con fondos públicos, por ser hoy España un Estado aconfesional y porque imposibilita la realización de una sociedad laica. Quizás pudiera hacerse en otros momentos, como cuando estaba vigente el Concordato de 1953 firmado por el Estado español y la Santa Sede, y que en su artículo 1º se especifica: La Religión Católica, Apostólica Romana, sigue siendo la única de la Nación española y gozará de los derechos y de las prerrogativas que le corresponden en conformidad con la Ley Divina y el Derecho Canónico. Mas hoy los tiempos son muy diferentes, hoy estamos en democracia, mientras que antes era una dictadura, aunque algunos parece que todavía no se han enterado.
Cándido Marquesán Millán
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