Blogia
dorondon

Necesidad de un Pacto por la Educación

 

 

Que la educación es una de las claves del  futuro de un país, es una obviedad. En principio, todo el mundo parece estar de acuerdo: gobiernos, partidos políticos, sindicatos, empresarios de la enseñanza, asociaciones de padres y de alumnos, medios de comunicación, en definitiva, toda la sociedad en su conjunto. No obstante, entiendo que puede darse cierta hipocresía, y que la educación no interesa tanto como dicen algunos.

          Si es tan importante, no se puede ni se debe usar la educación como un arma arrojadiza especialmente en el ámbito político, ya que con ello salen perjudicados gravemente nuestros alumnos, así como la sociedad en su conjunto. Por ende, es imperiosa la necesidad de llegar a un Pacto por la Educación, basado en unas  condiciones mínimas, orillando aquellas discrepancias de mayor profundo calado ideológico. Las dificultades van a ser muchas,  y  una de las mayores es, como señala José Antonio Pérez Tapias, que todo aquello que se haga en el ámbito educativo es para pasado mañana, y nuestra sociedad, sobre todo la clase política, esta volcada en lo inmediato, en el corto plazo. Como también el conseguir una implicación responsable de las diferentes Comunidades Autónomas.

         Quien debe dirigir este pacto es el Gobierno. Por lo que parece, algo utópico hasta hace poco,  PP y PSOE lo ven viable. La secretaria general del PP, Mª Dolores Cospedal, ha valorado como muy positiva la receptividad mostrada por el ministro de Educación, Ángel Gabilondo; el cual ha asegurado que el pacto "tiene viabilidad", y ha anunciado que en dos meses estará en disposición de presentar un texto con contenidos concretos. Desde el PP  se tiene la pretensión de  establecer "unos principios mínimos de acuerdo" y el cambio de modelo educativo tiene que asentarse en cuatro pilares básicos: la libertad de enseñanza, un currículo nacional de mínimos, la mejora de la calidad del sistema y el reconocimiento de la labor fundamental del profesorado." Desde el ministerio se ha señalado que existen "puntos de aproximación" en "materia de estabilidad normativa, acuerdo de financiación y pacto por los educadores y la comunidad educativa.”

         En ese pacto deberían incluirse una serie de cuestiones fundamentales: causas del fracaso escolar y sus posibles soluciones, reformas en las enseñanzas postobligatorias del bachillerato- con una mayor flexibilidad- y la potenciación de la  F.P insertada en las necesidades productivas del país, un Estatuto Docente que garantice iguales condiciones laborales y profesionales en todo el Estado a los profesionales de la enseñanza, reconocimiento de la labor del profesorado tanto a nivel normativo como por parte de la sociedad,  autonomía de centros, una enseñanza inclusiva no segregadora…. Podrían incluirse otros, también importantes, aunque en los citados entiendo que se podría llegar a un acuerdo.

            Quiero referirme especialmente al fracaso escolar, por su carácter traumático. No podemos quedarnos cruzados de brazos ante una cifra que supera el 30% de alumnos que abandonan los centros escolares sin alcanzar el título de graduado en secundaria, con lo que esta situación supone de desventaja a la hora de incorporarse al mundo laboral.

José Antonio Marina señala con buen criterio que el educar es tarea de toda la tribu. Esta frase es muy clara, mas no sólo hay que compartirla, hay que interiorizarla y ponerla en práctica en todos los aspectos de nuestra vida, como padres/madres, como ciudadanos, como trabajadores, como viandantes, como profesores, como productores de programas televisivos, como consumidores, y es importante para toda la sociedad en su conjunto que cumpla su objetivo, para conseguir personas lo suficientemente preparadas tanto en el ámbito académico como en el personal. Es, sobre todo, muy importante un cambio de actitud desde los medios de comunicación, ya que parece que sólo les interesa la educación cuando se produce algún conflicto en un centro educativo, obviando su labor formativa y cultural. Igualmente hay que cambiar actitudes en el ámbito familiar, con la finalidad de que los padres no contradigan delante de sus hijos las directrices de los docentes. Y la sociedad debe valorar en su importancia real la labor de los docentes, algo que se echa de menos desde hace tiempo. Siguiendo también a Marina, promotor de la Movilización educativa de la sociedad civil: La preocupación universal por la educación ha generado un sistema de excusas en el que todo el mundo echa las culpas al vecino. Los padres a la escuela, la escuela a los padres, todos a la televisión, la televisión a los espectadores, al final acabamos pidiendo soluciones al gobierno, que apela a la responsabilidad de los ciudadanos, y otra vez a empezar. En esta rueda infernal de las excusas podemos estar girando hasta el día del juicio. No parece el camino más adecuado el echarnos las culpas unos a otros.

            Dicho lo cual, las razones del fracaso escolar son múltiples y variadas. Según Alvaro Marchesi,  es más frecuente entre los varones (58,5%) que entre las mujeres (41,5%), ya que las chicas aprenden a leer y a escribir antes que los chicos, maduran antes y son más participativas en el aula y más aplicadas. Según encuestas elaboradas entre alumnos de ESO y Bachillerato, ellas dedican ocho horas semanales al estudio; ellos, sólo tres. Además, las chicas tienen una mayor conciencia de la importancia de la educación.

La escolarización obligatoria y gratuita hasta los 16 años, todo un avance incuestionable, tenía que incrementar la cifra de fracaso escolar, en relación a cuando sólo se escolarizaba hasta los 14 años. La llegada de la población inmigrante,  ya que los 743.696 extranjeros escolarizados en 2008-2009 representaron el 9,7% de todos los alumnos de las enseñanzas no universitarias de régimen general y especial, y en los centros públicos españoles estaban el 82,7 % y los privados el 17,3% restante. Continuando con Marchesi.  El contexto familiar. Tradicionalmente se ha asociado este fenómeno con situaciones familiares problemáticas. Es cierto que los jóvenes de familias desestructuradas o con un escaso poder adquisitivo tienen más posibilidades de abandonar las aulas sin haber obtenido ningún título. Pero en los últimos años, ha aparecido un nuevo perfil de fracaso escolar: chicos de familias estructuradas, cuyos padres cuentan con una formación académica y disfrutan de una posición económica holgada. Mas lo cierto es que el nivel educativo de los padres influye notablemente en el rendimiento escolar de los hijos, aunque la formación académica de los padres no es el único factor de relación entre el fracaso escolar y la familia. Marchesi añade: El lenguaje y la comunicación que se establece entre sus miembros, las expectativas de los padres sobre el futuro académico de sus hijos, el apoyo a sus estudios, los hábitos lectores, las actividades culturales, etc., son factores que deben tenerse en cuenta a la hora de determinar las causas de las dificultades que algunos alumnos manifiestan en sus estudios.

La disposición de los alumnos. La capacidad intelectual de los escolares condiciona su rendimiento académico. Algunos niños presentan especiales dificultades para el aprendizaje. No adquieren los conocimientos y las habilidades correspondientes a su edad; y si no se pone remedio, están abocados al fracaso escolar. La desmotivación es otro factor que explica este fenómeno. Se debe a la falta de referentes positivos que motiven al alumno a desarrollar una trayectoria educativa, así como a la percepción de que los contenidos que se imparten en la escuela no responden a las necesidades reales de la vida. También contribuyen al fracaso escolar los defectos de visión o audición, la dislexia, la hiperactividad, la sobreprotección familiar, los problemas emocionales... Los docentes de la etapa secundaria cuentan con una formación académica adecuada; pero se encuentran desprovistos de herramientas pedagógicas para mantener la disciplina y abordar los problemas relativos a los alumnos. La falta de autonomía de los centros educativos  ya que el enfrentarse con éxito a los alumnos con mayor riesgo de fracaso en un tiempo de profundos cambios sociales y tecnológicos exige una gran autonomía de los centros, capacidad de adoptar decisiones, disponibilidad de recursos para elaborar programas específicos, organización flexible de los grupos de alumnos, colaboración con diferentes instituciones, asociaciones y centros, y evaluación permanente de las iniciativas adoptadas para continuar por el camino emprendido o rectificar si fuera necesario. Los cambios normativos, ya que el sistema educativo en España en los últimos 40 años ha conocido 7 leyes educativas, desde la Ley General de Educación de 1970, a la actualmente en vigor la Ley Orgánica de Educación (2006). El gasto público en educación, bastante inferior a la media de la OCDE.

            Si se hace un buen diagnóstico de la enfermedad, se pueden tomar medidas  terapéuticas adecuadas. De las causas expuestas se derivan las soluciones. Si se consigue un buen Pacto por la Educación, la gran beneficiada será la sociedad española en su conjunto.

 

Cándido Marquesán Millán

 

0 comentarios