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Otro mundo es posible

          Estos días pasados acaban de celebrarse 2 acontecimientos de trascendencia mundial, para reflexionar sobre la crisis económica y social actual  y  sus posibles soluciones para afrontarla, pero desde unos planteamientos totalmente diferentes. En Davos, la ciudad alpina suiza, se ha celebrado la 39 edición del Foro Económico Mundial, a la que asistieron 40 Jefes de Estado y de Gobierno, además de 2.500 invitados. Al Foro Social Mundial, muchos miles de asistentes, los altermundistas, como gustan llamarse los que rechazan el capitalismo dominante, convergieron de todos los rincones del planeta al gran encuentro realizado en Belem do Pará, en el corazón de la Amazonia brasileña.

En Davos no hubo la pompa y boato de  ediciones anteriores, cuando los principales gobernantes, los representantes de las grandes empresas y de la gran banca del mundo proferían discursos llenos de autocomplacencia sobre el crecimiento económico del sistema capitalista, así como para hablar de utópicas medidas para erradicar la pobreza del mundo. En la edición de 2009, todos los allí presentes, se han mirado a los ojos los unos a los otros, sin que ninguno haya tenido el coraje de declararse culpable de la lamentable situación económica mundial. Ha cundido el despecho y la amargura porque nadie supo explicar cómo el gasto de miles de millones de dólares no ha podido detener la crisis y el descalabro. Las conclusiones no han podido ser más pesimistas, advirtiendo que como consecuencia de la crisis podrían originarse reacciones sociales violentas, por el incremento del paro, así como también la negativa posibilidad del resurgimiento del egoísta proteccionismo. Soluciones contundentes no se han presentado ninguna, y parece dejarse todo hasta la próxima reunión  del G20. Ha sido una cumbre triste y deslucida, como consecuencia del negro panorama económico que se divisa en el horizonte.

            En Belem se mantuvo en alto, en medio de una alegría desbordante y un compromiso solidario, el lema fundamental: “Otro mundo es posible”, que ha servido de santo y seña. Más de 2.000 seminarios y conferencias de centenares de organizaciones presentes fueron programados en los cinco días de este Foro. Frente a la crisis, los temas de debate se centraron en las alternativas al modelo de desarrollo imperante, la búsqueda de salidas para el cambio climático, la preservación de la floresta amazónica, la defensa de los derechos de los pueblos indígenas. Esta vez el éxito político del FSM fue contundente en Sudamérica, pues contó con la mayoría de los presidentes de la región. En una desbordante asamblea estaban los Jefes de Estado de Brasil, Bolivia, Venezuela, Ecuador y Paraguay.  Todos ellos dijeron cosas interesantes, a la hora de construir un mundo mejor y diferente. Mientras los mandatarios Rafael Correa, de Ecuador, y Hugo Chávez, de Venezuela, dijeron estar construyendo el "socialismo del siglo XXI" como única solución a la crisis, apoyados en la condena al capitalismo por parte de Evo Morales, de Bolivia, Lula defendió los acuerdos comerciales para aumentar las exportaciones, la regulación financiera y las inversiones estatales para evitar la recesión y el desempleo.

Chávez llamó a que en el Foro se preparase una ofensiva contra el neoliberalismo. Estamos, dijo, en tiempos de ofensiva; no de trincheras, y el Foro puede ayudar a impulsar esa lucha política, ideológica y económica que necesita la humanidad para producir los cambios. El gobernante venezolano expresó que en Brasil se reúne un conjunto de movimientos que Fidel Castro en otros años había calificado como la manifestación del mundo nuevo. “Mientras en Davos (Suiza) se reúne el mundo que muere, aquí se reúne el que nace”.

El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, dijo que espera que la alternativa al sistema neoliberal venga del Foro Social Mundial y de América Latina. “El sistema ha colapsado (…) y el foro es parte de la solución”, agregó. Además se preguntó quién iba a decir hace diez años que cinco jefes de Estado estarían participando en el Foro Social. En su arenga recordó que durante estos años “se fueron cayendo como un castillo de naipes los gobiernos seguidistas del Consenso de Washington y levantándose los pueblos del sur”.

Lula recordó que la crisis fue originada por los ricos y rechazó que el pueblo vaya a "pagar" por una situación "creada por los banqueros". En una breve conversación con periodistas, Lula reiteró: "No desistí de ir a Davos porque no anuncié que iba. Fui a Davos cuando creí que era interesante ir y vine al Foro Social porque lo creí más interesante". Ya sobre la noche y con un cielo encapotado que prometía un inminente aguacero amazónico, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva cerró el heterodoxo quinteto de presidentes latinoamericanos con una frase que infló el ánimo militante de todos los presentes: “Estoy cansado de hablar con yuppies que dicen lo que tenemos que hacer en Brasil y ni saben dónde queda”, arremetió en su rol de anfitrión continental y cosechó satisfecho una tonelada de aplausos. “Esta crisis no nació por causa del socialismo bolivariano de Chávez, o por Evo, sino porque en los años ’80 y ’90 el Consenso de Wa-shington estableció que nuestros Estados no debían intervenir para nada”, dijo, en la misma línea que los otros cuatro presidentes presentes.

"Si no se construye una alternativa, el capitalismo destruirá el mundo", afirmó Evo Morales. El boliviano propuso cuatro campañas mundiales, una por "justicia y paz", para que este sea el siglo del "fin de las guerras imperiales", otra por un nuevo orden económico, de "complementariedad entre naciones", una tercera para "salvar la Madre Tierra" del capitalismo y sus patrones de consumo, y una cuarta por el “respeto a la identidad y diversidad cultural.”

El presidente paraguayo, el ex obispo Fernando Lugo, por su parte, aprovechó su último día en el Foro Social para asistir a un acto con ideólogos de la Teología de la Liberación, una corriente nacida en la Iglesia católica latinoamericana, condenada por El Vaticano y de la que dijo que "salvó" su fe. Lugo y los teólogos brasileños Leonardo Boff y Carlos Alberto Libanio Christo "Frei Betto" condenaron lo que calificaron como "cultura del consumo" y propusieron la alternativa de "vivir simplemente, para que simplemente todos puedan vivir". La consigna fue propuesta por Boff en un acto en el que el ex obispo Lugo le reconoció como su "padre espiritual" al afirmar que, al introducirlo en esa línea teológica, lo "salvó de acabar convertido en un burócrata de los santos oficios". En el mismo acto, celebrado en una universidad de Belén, Frei Betto elogió a Lugo y comparó la "persecución" que sufrió en la Iglesia católica cuando decidió dedicarse a la política con la que tuvo como víctima al propio Jesús. "Jesús fue detenido, sometido a un juicio político, torturado y condenado a muerte. Siguiendo ese ejemplo, los cristianos siempre han hecho política, aunque algunos en favor de los oprimidos y otros en favor de los opresores", declaró Frei Betto. Boff, en su turno, afirmó que "hoy más que nunca los pobres sufren y gritan" por "una crisis que alcanza a la mayoría de la humanidad", y criticó que "los poderosos" sólo busquen salidas para "salvar su propio futuro", "el sistema" y "sus riquezas".

Desde 1999, los altermundistas alertaron de que las tesis defendidas en Davos tendrían consecuencias dramáticas "y eso se confirmó, pero no queremos apenas decir que teníamos razón. Queremos construir fuerzas sociales y políticas capaces de implantar esas alternativas", afirma Candido Grzybowski, uno de los fundadores del Foro.

CÁNDIDO MARQUESAN MILLAN

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