Hechos no noticiables
Los medios de comunicación seleccionan las noticias de acuerdo con determinados criterios, que, a veces, resultan un tanto difíciles de entender. Por lo menos, a mí me lo parece. Nadie cuestiona que sean material noticiable: atentados en Bombay, en Bagdad o en Beirut; así como el incremento constante de las quiebras financieras o grandes fraudes, como el de Madof; como también el incremento de las cifras de parados consecuencia de las numerosos y en muchos casos injustificados expedientes de regulación de empleo. Tengo la sensación de que sólo parecen noticias importantes, todas aquellas que “per se” son malas. Con frecuencia irrumpen otros acontecimientos extraordinariamente positivos “per se”, que pasan prácticamente desapercibidos, o, como mucho, se reflejan de una manera intrascendente. Mi pretensión de estas líneas es la de hablar de uno de estos últimos.
Bolivia vivió en la madrugada del domingo pasado día 20 de diciembre, una jornada histórica: el país fue declarado "territorio libre de analfabetismo" y se ha convertido en la tercera nación latinoamericana que se proclama libre de analfabetos, después de Cuba –en 1961- y de Venezuela –en 2005-.Lo ha ratificado la Unesco: en un tiempo récord de tres años –los mismos que Morales cumple en el poder- Bolivia ha pasado de sufrir un analfabetismo de entre el 15% y el 13% -según las distintas estadísticas- a contar con menos del 4% de analfabetos. Esa es la cifra que la Unesco establece para declarar alfabetizada cualquier nación.
Era el gran sueño de Evo Morales. "Quiero ser presidente para acabar con el analfabetismo en Bolivia", le dijo a un periodista, cuando aún era candidato al sillón presidencial. La madre de Evo fue analfabeta. Su padre, semianalfabeto, y varios de sus familiares no sabían leer ni escribir cuando llegó al poder. El mismo día de su investidura, Morales anunció que había acordado con Fidel Castro y Hugo Chávez el envío de cientos de voluntarios, que debían cooperar en Bolivia en la lucha contra el analfabetismo. “Misión cumplida”, acaba de afirmar Evo Morales a las 21.15 de este sábado. Dijo que se ha esperado “casi doscientos años de la vida republicana” para acabar con el analfabetismo, pues durante años hubieron personas que no querían que el pueblo boliviano supiera leer y escribir. “Yo he leído libros, en los que se cuenta que a los primeros aymaras que aprendieron a leer les sacaron los ojos y a los que empezaron a escribir les cortaron la mano”, recordó el Jefe de Estado. De la misma forma relató que cuando fue al cuartel su madre, quien no sabía leer ni escribir, tenía que recurrir a un maestro de escuela o a un vecino para pedirle que le escribiera una carta. También rememoró que algunos dirigentes asistían a las asambleas con sus hijos para que ellos tomasen nota de las resoluciones. “Esto ha terminado”, sentenció Morales.
Esta tarea no ha sido fácil. El Censo de 2001 reveló que en Bolivia el 19.35 por ciento (19 de cada cien mujeres), no sabían leer ni escribir, mientras que el 6.94 por ciento de los hombres (es decir casi 7 de cien varones) se encontraba en esa condición. El analfabetismo tenía especialmente “cara de mujer”. Como producto del Plan Nacional de Alfabetización y por medio de la exitosa ejecución del programa, “Yo sí puedo”, el mismo método que Fidel Castro implementó años antes en Venezuela y que ha recibido dos menciones honoríficas de parte de la UNESCO, 819.417 iletrados (99.5 por ciento del total nacional) fueron alfabetizados -en su mayoría mujeres indígenas quechuas, aymaras y guaraníes- sobre un universo registrado de 824.101 en todo el país. Ha habido casos dignos de mencionarse como el de una anciana, de 92 años, que llegaba a la escuela después de caminar una hora desde su aldea, apoyada en su bastón, y nunca faltó a una clase. Por ello, se está luchando también por la disminución de los índices de inequidad de género.
Los enviados de Castro y Chávez orientaron a casi 50.000 educadores bolivianos. Cuba repartió 30.000 televisores y vídeos para poner en marcha el programa educativo. Muchas de las comunidades indígenas no contaban con electricidad, así que Venezuela instaló 8.350 paneles solares, para que los bolivianos pudieran seguir las clases. En algunos casos, los materiales educativos se trasladaron a lomos de mula, a comunidades indígenas muy aisladas. Se presentó otro problema: muchos de los alumnos eran ancianos que no conseguían leer la pantalla. Cuba volvió a acudir al rescate, con 212.000 gafas.
El presidente de Paraguay Fernando Lugo, destacó que Bolivia sea el tercer país de América Latina en alcanzar uno de los Objetivos del Milenio de las Naciones Unidas. “Cuando cada paraguayo, cada boliviano, cada argentino y cada brasileño pueda escribir de puño y letra la historia de su futuro ya nadie más le podrá robar la esperanza”, dijo el gobernante paraguayo. Las palabras de Lugo debería haberlas hecho extensivas también más al Norte. En Estados Unidos, emblema del desarrollo capitalista, existen siete millones de individuos que son considerados como analfabetos totales, es decir, no saben ni leer ni escribir y un 13% de la población apenas tiene cultura para alcanzar a firmar un documento, como pone al descubierto una publicación de Argenpress y la institución de censo estadounidense (CNEE), Centro Nacional para las Estadísticas de Educación
Mas no se termina aquí. Morales dijo que tras esta primera fase en el proceso de alfabetización, la tarea continuará para lograr que los nuevos letrados se puedan graduar a partir de febrero de 2009 se pondrá en marcha el programa de post alfabetización denominado “Yo, sí puedo seguir”, el cual prevé la inclusión y participación de aquellas personas que tienen un nivel básico de formación educativa, pero que no lograron concluir sus estudios. El programa de post alfabetización estará abierto para todos aquellos bolivianos y bolivianas que no adquirieron la educación básica y en función a eso se implementarán los equipos necesarios para continuar con el programa.
Escribiendo estas líneas precedentes, pienso que he saldado una deuda de reconocimiento. También aprovecho la ocasión para reflejar otras decisiones políticas del gobierno de Evo Morales. Una de ellas el Bono Juancito Pinto, para evitar el absentismo escolar y que beneficia a los escolares dándoles 200 bolivianos, para que compren útiles escolares y puedan invertirlo en su educación. El dinero sale de un mes de los hidrocarburos y que ayudará a los sectores sociales más pobres. Se han beneficiado 1.411.091 niños y niñas de 13.070 escuelas de 1º a 6º. de primaria.
Otra no menos importante es la Renta Dignidad, un beneficio universal y vitalicio que entró en vigor en enero de 2008 y que ha supuesto el pago de 2.400 bolivianos anuales a todos los mayores de 60 años que no reciban una renta mensual y 1.800 bolivianos a aquellos que sí tengan un ingreso. Beneficia a 676.000 mayores de 60 años. Demanda un gasto de 215 millones de dólares anuales. El Presidente quiso que la ganancia de los hidrocarburos rescatados de las petroleras y nacionalizados por el Congreso, en el ingreso impositivo que se denomina IDH, se constituyera en la fuente principal de financiamiento.
Por lo que parece todas estas medidas políticas, todo un ejemplo de justicia social, no son noticiables. Sí que lo son los enfrentamientos de los departamentos de Santa Cruz, Tarija, Pando y Beni, los más ricos, que se oponen frontalmente a Evo. No está de más recordar que estos cuatro departamentos autonomistas suman el 42% del Producto Interior Bruto y cuentan con el 85% de las reservas de hidrocarburos.
Cándido Marquesán Millán
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