Ejemplos de civismo
Mucho se ha dicho y escrito sobre estas pasadas elecciones de los Estados Unidos. Se ha valorado la contundencia del triunfo de Obama, así como la trascendencia de la llegada a la Casa Blanca de un afroamericano, que ha supuesto la culminación del sueño de Martín Luther King. También que se abre un travesía en el desierto para el partido republicano, tras los ocho años nocivos de Bush, y la derrota sin paliativos de McCain. Por este lado no quiero insistir más. Pretendo fijarme en un aspecto, que escasamente ha sido valorado. Me estoy refiriendo a los contenidos de los discursos emitidos ante sus seguidores por Obama y McCain, nada más conocidos los resultados electorales. Me detendré con más extensión en el del perdedor, precisamente por eso.
En un aviso a navegantes, como ya lo he dejado escrito en otras ocasiones, creo que ya va siendo hora de abandonar la idea de que el modelo norteamericano sea el paradigma del sistema democrático, ya que adolece de graves problemas. Uno de ellos, es que gobierne el partido que gobierne, los problemas que verdaderamente preocupan a los ciudadanos norteamericanos, como la educación, sanidad, inmigración o política exterior, van a seguir igual. De hecho, sobre ellos se ha pasado de puntillas en la campaña electoral. Otro, no menos grave, es que un sistema que se autoproclama modelo de democracia, haya apoyado en numerosas ocasiones regímenes dictatoriales: Videla, Pinochet o Franco….
Dicho lo cual con claridad, no tengo inconveniente alguno, en afirmar los aspectos positivos. Después de una larga y encarnizada campaña electoral, donde se han lanzado los lógicos improperios por ambos lados, me han sorprendido gratamente los contenidos de los dos discursos, aunque admito que alguno podrá alguno cuestionarlos, aduciendo que son meros formulismos sin trascendencia alguna. Por lo menos yo no lo veo así. Las formas en política son muy importantes.
En democracia es muy difícil saber perder, asumiendo la derrota, como también lo es saber ganar, asumiendo con serenidad y equilibrio la victoria. En ambas situaciones es cuando se demuestra el talante de un político de verdad. Una vez oída la voz del pueblo, los antes candidatos deben saber estar a la altura de las circunstancias, dando ejemplo a la ciudadanía.
Antes de tener los resultados finales, cuando reconoció que las tendencias no le favorecían, McCain se presentó ante sus simpatizantes para reconocer el triunfo de Obama y fue más allá. Vayan algunos fragmentos de su discurso: “El senador Obama y yo hemos tenido y discutido nuestras diferencias, y él ha ganado. Sin duda muchas de nuestras diferencias permanecen. Éstos son tiempos difíciles para nuestro país, y me comprometo con él esta noche a hacer todo lo que esté a mi alcance para ayudarlo a dirigirnos a través de los retos que enfrentamos. “Pido a los estadounidenses que me apoyaron a unirse no sólo en felicitar, sino en ofrecer a nuestro próximo presidente nuestra buena voluntad y nuestro esfuerzo honesto para encontrar formas de trabajo conjunto, y ayudar a restaurar nuestra prosperidad, defender nuestra seguridad en un mundo peligroso, y dejar a nuestros hijos y nietos un país más fuerte y mejor del que heredamos. ..
“Es normal que esta noche sintamos cierta decepción, pero mañana debemos ir más allá y trabajar juntos para que nuestro país reanude la marcha. Para que luchemos tan duro como podamos.“Aunque perdimos, el fallo es mío, no de ustedes…”
Esta elección es histórica y reconozco el especial significado que tiene para los afroestadounidenses y el orgullo especial que deben sentir esta noche. Siempre he creído que Estados Unidos ofrece oportunidades a aquellos que tienen la industriosidad y voluntad de aprovecharlas. El senador Obama también lo cree así. Hace un siglo, el presidente Theodore Roosevelt invitó a Booker T. Washington a cenar en la Casa Blanca y ello causó un escándalo en muchos lugares…
Hoy día Estados Unidos está muy lejos del cruel y atemorizante racismo de aquel tiempo, no hay mayor evidencia de ello que la elección de un afroestadounidense para ser presidente de Estados Unidos. Le deseo al hombre que era mi oponente y que será mi presidente que Dios le ilumine..
Por su parte Obama dijo: “El senador McCain luchó largo y duramente en esta campaña. Y ha luchado aún más largo y duramente por el país que ama. Ha aguantado sacrificios por Estados Unidos que la mayoría de nosotros no podemos ni imaginar. Todos nos hemos beneficiado del servicio prestado por este líder valiente y abnegado”. Y más adelante: “Lo felicito y felicito a la gobernadora Palin por todo lo que han logrado. Y estoy deseando colaborar con ellos en los próximos meses para renovar las promesas de este país”.
Las largas citas, muestran de una manera fehaciente cómo dos personas que acaban de disputarse la presidencia de Estados Unidos, en momentos críticos para ese país y para el mundo, y cómo una vez terminada la contienda, han tenido la estatura humana suficiente para expresar por encima de cualquier otro sentimiento su respeto por su país, sin agresiones mutuas, sin ofensas, sin buscar humillar al otro, sino más bien entendiendo que ambos han aportado y deberán seguir aportando a la vida de la nación y, sobre todo, que cada uno de ellos representa el pensamiento de muchos estadounidenses que merecen respeto.
El discurso de McCain fue de lo mejor de la noche. Siempre he considerado que la calidad de los seres humanos se mide en los momentos de fracasos y crisis. Cada uno muestra lo que realmente es, en su capacidad de reaccionar ante la adversidad. McCain dio un ejemplo de humildad sin precedentes. Ese es el perfil de los verdaderos candidatos políticos a cualquier dignidad, y mucho más de aspirantes a estadista. Muy distintas de esas actitudes de los estadounidenses, son las de aquellos políticos, que una vez que pierden alguna elección se la pasan insultando, desprestigiando, ridiculizando y deseándole toda clase de males al que les ganó, en lugar de reconocerse perdedores y ofrecerse a ayudar al triunfador a sacar adelante al país.
El discurso de Obama no le va a la zaga como ejemplo de categoría humana, Reconocimiento de los méritos del vencido, además de tenderle la mano con magnanimidad a una colaboración futura. El arte de estrechar la mano no es cosa fácil; en política es un precioso medio para conquistar voluntades y hasta para atraer al adversario.
Como no podía ser de otra manera, no dejo de sentir una envidia sana por estos hechos. E igualmente sería recomendable que tomaran buena nota nuestros dirigentes políticos. Qué distinta sería nuestra vida cívica y política, si quienes tienen o creen tener liderazgo tuvieran las características del líder positivo que busca elevar la calidad del diálogo político, porque está convencido de que el pueblo y todos los ciudadanos merecen respeto y que la principal obligación de un político que realmente lo es, más allá de las lides electorales, es buscar siempre, desde cualquier lugar, el bien del país. Ese es el perfil de verdaderos candidatos políticos a cualquier dignidad, y mucho más de aspirantes a estadista.
Cándido Marquesán Millán
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