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Resistir es vencer

                                  

 

Todo lo que está pasando en estos momentos dentro del Partido Popular entraba dentro de lo previsible. Si Rajoy hubiera ganado las últimas elecciones del 9-M todo sería quietud. Los miembros de su partido estarían calladitos y sumisos y se arrimarían al carro del vencedor para conseguir cargos políticos. Es seguro que no se hubieran producido dimisiones, como las de Zaplana o Acebes. Es probable también que Esperanza y María San Gil no dirían nada. Y que también determinados medios de comunicación, como El Mundo o la COPE no le criticarían con la acritud que lo están haciendo. Mas, como D. Mariano ha salido derrotado por segunda vez, le salen los enemigos por doquier. De las victorias todos quieren ser partícipes. No ocurre lo mismo con las derrotas. El juego político es así.

Por ende, en los despachos de la calle Génova se está dirimiendo una lucha política encarnizada para alcanzar cotas de poder en la futura Ejecutiva del Partido Popular. Es una guerra sin cuartel. La política no es para ánimos pusilánimes. Es para gente fuerte, dura y sin escrúpulos. La lucha política, es una lucha de pasiones, porque no luchan las ideas, sino los hombres. Por ello,  aquel que no tenga fuerza para sufrir y para resignarse, no debe dedicarse a la política.  La política es una batalla continua. En ella no hay que tener miedo a los golpes que se reciben, ni tampoco a devolverlos con la mayor violencia cuando llega el caso.

Realmente se lo están poniendo difícil a Rajoy. Primero fueron los movimientos de la divina Esperanza, que si me presento que si no me presento.  Luego fue la marcha de Zaplana. Lo grave no radicaba en la noticia, que parecía clara, sino en la forma que la hizo pública, cuando Rajoy se reunía en el Congreso con su grupo para designar a sus portavoces.  Una semana después, estando con su grupo en el Senado, se produce el comunicado de Acebes de que dejaría de ser secretario general en el mes de junio. A la siguiente, llega la renuncia de María San Gil a participar en la redacción de la ponencia política. Se habla que la próxima será de Ignacio Astarloa. Da la impresión de que la sucesión de todos estos acontecimientos no es fortuita, sino que están muy bien estudiada. ¿Mas, quién está detrás de esta maniobra?  Podría ser Aznar, Aguirre, Mayor Oreja. Como también Pedro J. Rámirez, sin olvidar Federico Jiménez Losantos; ambos dos, paradigmas de valores éticos.

Como sabemos hasta el 9-M, Rajoy estaba controlado por Aznar, a través de la guardia pretoriana de los Zaplana y Acebes, ya que lo había designado “a dedo” como su sucesor. Ahora esta decisión se cuestiona. Antes nadie se atrevía hacerlo, como tampoco la entrada en la guerra de Irak. Eran los tiempos en que de D. José Mª Aznar I de España y III de las Azores, casaba a su hija en el Monasterio de El Escorial, cual si fuera un descendiente directo de D. Pelayo, y con toda una la lista de asistentes compuesta por la flor y nata del mundo de la política, de la economía, encabezada por Berlusconi. Mas los tiempos cambian. Ahora, algunos señalan simplemente que Aznar se equivocó; otros, más sutiles, afirman que lo eligió por ser el más influenciable. Y algunos, los más conspicuos, afirman que lo nombró, sabedor de su manifiesta incapacidad, con la idea soterrada de que al final a él le volvieran a reclamar. Mas de lo que pretendo hablar es de lo que puede ocurrir en el futuro. El pasado pasado es.

Rajoy  parece de momento no inquietarse ni perder la paciencia. El político debe saber que el esperar es útil; muchas veces no se sabe esperar lo suficiente. Muchas veces el político peca de impaciente. El político debe tener como norma que si no puede vencer al enemigo con rapidez y de frente, no debe apresurarse, debe esperar su ocasión, y mientras esta llega, debe permanecer a la defensiva. Muchas veces el camino más corto no es siempre el mejor en política, ya que la mejor manera de salvar los obstáculos es dando rodeos. Igualmente debe saber usar el factor sorpresa como factor eficaz del triunfo; por ello cuando vea que el enemigo duda, vacila, es cuando tiene que descargar el golpe definitivo. Como también que sólo estando seguro de la victoria, es cuando hay que ir voluntariamente a la batalla decisiva.  Necesita ojos certeros para escudriñar cuando tiene delante, y ojos en la nuca para no olvidar lo que deja detrás; en la coordinación del pasado con el presente se halla el secreto del verdadero hombre político.

 Por tanto, Rajoy en estos momentos es plenamente consciente de que, con los compañeros de viaje que ha tenido hasta ahora, es inconcebible poder llegar a ser inquilino del Palacio de la Moncloa. Por ello, está moviendo ficha, buscando a otros compañeros Empezó con Soraya Sáenz de Santa María, lo que no parece haber sido bien aceptado por la vieja guardia. Esta recabando apoyos en determinados barones del partido, Camps, Arenas, para poderse presentar con posibilidades de éxito en el próximo Congreso.

Acaba de afirmar con nitidez meridiana que como todo en la vida, no se puede estar quieto y que se debe mirar hacia el futuro. Las palabras son claras y convincentes. En su ayuda ha salido Ruiz Gallardón, manifestando su pleno apoyo, e indicando que si el Partido Popular pretende alcanzar el gobierno debe pensar en el Centro. Mientras tanto, ha salido a la palestra el Sr. Aznar, para decir que un partido debe contar con los mejores. Cabe pensar que se sentiría incluido en este grupo. Lo que si parece cierto es que el futuro promete. Hasta la fecha del próximo Congreso, podemos estar preparados para todo. Aburrirnos, no nos vamos aburrir. Mientras tanto, en el Gobierno se respira tranquilo. Que dure esta situación le conviene.

 

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