Impresiones tras el segundo cara a cara
Se acaba de celebrar el 2º debate entre los dos candidatos, de los que uno de ellos ha de llegar a la Moncloa tras el 9 de marzo. Mi pretensión en estas líneas no es otra que mostrar una serie de impresiones, que me han ido surgiendo a medida que escuchaba a los dos contendientes.
Es de agradecer que después de 15 años los ciudadanos hayamos tenido la posibilidad de contemplar una contienda dialéctica, sin trampa ni cartón, entre los representantes de las dos fuerzas políticas más importantes. Si hoy lo hemos conseguido, se ha debido fundamentalmente a que Rodríguez Zapatero, en un ejercicio democrático, ha querido, y eso que tal como le señalaban las encuestas, tenía mucho más a perder que a ganar. Aznar no le concedió este derecho a Almunia en el 2000; como tampoco, Rajoy a Zapatero en el 2004. Como decía Bertold Brecht: corren malos tiempos cuando hay que explicar lo obvio.
La misma celebración del cara a cara ha servido para acentuar la bipolarización de la campaña electoral, de lo que se han quejado amargamente y con razón otras fuerzas políticas.
Algunos sociólogos han dicho con demasiada frivolidad que a los españoles no les interesaba la política. Nada más lejos de la realidad. Los dos debates han tenido una cuota de pantalla superior a cualquier programa de televisión, incluidos los partidos de la selección española. El segundo tuvo una audiencia media de casi 12 millones de espectadores, un millón menos que en el anterior debate. Más de la mitad de la población española (el 51%) vio parte del debate. Interesó más al sexo masculino (60,3%) y a los grupos de edades avanzadas (los mayores de 64 años fueron un 67,9%). Las clases altas y medias altas (64,5%) y la pertenencia a núcleos de población de más de 500.000 habitantes (64,6%).
Cada vez estoy más convencido de que los medios de comunicación en este nuestro país no están a la altura del pueblo español. Resulta sorprendente que para comentar el debate, los televisiones o emisoras de radio lleven a determinadas contertulios. En una cadena de televisión, estuvieron presentes dos personajes destacados de cada una de las fuerzas políticas. Tras el final el presentador les pregunta qué piensan sobre el debate y quién creen que ha resultado ganador. La respuesta es obvia, si es del PSOE dirá que ZP ha estado sereno, convincente, con propuestas, y que ha resultado claramente vencedor. Si es del PP, no hace falta ser muy perspicaz para imaginarnos la respuesta. Para este viaje no hacían falta alforjas. Después de estas aportaciones tan valiosas como esclarecedoras, el egregio presentador interrumpe a los interlocutores, ya que se acaban de recibir las portadas de los periódicos del día siguiente. Más de lo mismo. Si es La Razón o El Mundo, la respuesta será una; si es El País o Público, será otra muy diferente. Ambas son imaginables. Tengo la impresión que las portadas estaban ya preparadas, con bastante antelación al desarrollo del debate. Entiendo que tras los medios de comunicación existen determinados grupos de presión de carácter político, social o económico, y que pretendan condicionar la opinión pública en determinada dirección. Es obvio. Mas, no me parece de recibo el que piensen que el pueblo español es gilipollas. Pues, de verdad, no. Muchos españoles tenemos criterio, sabemos distinguir la paja del trigo, y no nos dejamos condicionar por determinados comentarios o portadas que no hacen otra cosa que obedecer a la voz de su amo.
Entrando ya en el desarrollo del debate, ha sido menos envarado y con mayor espontaneidad que el anterior. Fue tenso ante las cámaras, pero por lo que parece también detrás. Según la moderadora, Olga Viza, "en el intermedio", cuando el debate se cortó para dar paso a la publicidad, el silencio" entre los dos candidatos "se cortaba con cuchillo", aunque ambos estuvieron "cordiales”.
Rajoy ha ejercido nuevamente de Rajoy, en la misma línea de toda la legislatura. A estas alturas, era previsible que no se podía producir cambio alguno. Rajoy ha sido bronco y durísimo. Ha acusado a ZP de no haber hecho nada. Ha seguido presentando una España al borde del abismo, como si estuviera a punto de sobrevenir algún cataclismo cósmico. Todo desastre. Se rompe España. Estamos vendidos ante ETA. La inmigración es una fuente de conflicto. Las propuestas de futuro, parece que ese era el tema del debate, brillando por su ausencia. La estrategia popular para captar votos, se ha construido más en la descalificación del contrario, que en presentar propuestas ilusionantes.
En cuanto a ZP, tras el primer debate, que fue un balance de sus 4 años de gobierno, en el segundo nos ha mostrado mayoritariamente una batería de propuestas. Se podrá decir que no nos gustan. Mas lo que no se podrá decir nunca, a no ser a costa de faltar a la verdad, es que ZP no ha hecho propuestas. Voy a referirme a algunas de ellas.
En el ámbito de la economía se ha comprometido a crear 2 millones de empleo. Más estables y 1, 2 mil millones para mujeres. Subir las pensiones mínimas y 710 Euros para las viudas. Subir otro 30 % el salario mínimo a los 800 euros. Su objetivo es el del pleno empleo. Para combatir la desaceleración económica que se está produciendo a nivel mundial ha propuesto convocar a sindicatos y empresarios para firmar un gran acuerdo social. Para combatir la recesión inmobiliaria: adelanto del plan de infraestructuras, la construcción de 150.000 viviendas, planes de reciclaje y recolocación para los parados del sector de la construcción….
A nivel social lo más destacado me pareció la propuesta de que al final de 2010 todos los grandes dependientes estarán atendidos. Y también que a igual trabajo, igual salario, y la ampliación el derecho de paternidad y maternidad. La plena escolarización de 0 a 3 años. El 15% de la actividad en las aulas va a ser en inglés, así como mejorar la formación del profesorado y su autoridad"
En política antiterrorista propuso que el PSOE apoyaría al Gobierno que saliera de las elecciones sin condiciones en la lucha antiterrorista contra ETA.
En cuanto a política exterior señaló que ningún soldado español saldría hacia una guerra ilegal.
Prometió trabajar por la cohesión territorial de los españoles, por ello en la próxima legislatura propondría la celebración de tres conferencias de presidentes autonómicos que versarán sobre violencia de género, educación y cambio climático.
Las valoraciones desde una perspectiva electoral han sido variadas. Antes de los debates, se dijo que uno de los dos arrebataría una importante cantidad de votos indecisos; otros que el pescado estaba ya vendido. Pues yo no me atrevo a emitir un juicio sobre el particular. Al final, será el pueblo soberano, que sabe mucho, quien decidirá. Es la enjundia de la democracia.
Cándido Marquesán Millán
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