Las bibliotecas de la provincia de Teruel hace 75 años
Una de la preocupaciones de los políticos que llegaron al poder a partir del 14 de abril de 1931, fue el elevar el nivel cultural de la población española. La realidad con la que se encontraron era demoledora. En muchos lugares la mitad de los hombres, y seis de cada diez entre las mujeres eran analfabetos. Esta realidad debía servir de escarnio y vergüenza para cualquiera que se sintiera español. Para tratar de corregir esta situación lamentable, además de otras medidas, se crearon las Misiones Pedagógicas, por Decreto de 29 de mayo de 1931, firmado por Marcelino Domingo, primer Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes de la II República. El objetivo que se proponía el Gobierno con la organización del Patronato de Misiones Pedagógicas era:
"Llevar a las gentes, con preferencia a las que habitan localidades rurales, al aliento del progreso y los medios de participar en él, en sus estímulos morales y en los ejemplos de avance universal, de modo que los pueblos todos de España, aun los apartados, participen en las ventajas y gozos nobles reservados hoy a los centros urbanos”.
Se crearon bibliotecas escolares, tanto para el niño como para el adulto. Las bibliotecas serían públicas y se estableció que toda escuela primaria poseería una. En el Decreto de 7 de agosto de 1931 se indicó que el Ministerio de Instrucción Pública destinaba 100.000 pesetas a la creación de bibliotecas (el sueldo diario de un jornalero era de 5 pesetas). Al cerrar la impresión de la memoria de 1934 el número de bibliotecas creadas por el Patronato sobrepasaba las 5.000. Los libros preferidos por los niños eran de Grim, Andersen, Swift, Poe, Mayne, Verne y biografías de hombres ilustres. Los adultos se inclinaban por novelas, siendo los autores más solicitados Galdós, Valera, Pérez de Ayala, y entre los clásicos Quevedo, Cervantes, Dickens, Tolstoi, Víctor Hugo. Poetas como Bécquer, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. El funcionamiento de las bibliotecas estaba encomendado a Juan Vicens y a María Moliner.
El articulo que viene a continuación se basa en el trabajo del zaragozano Juan Vicens, basado en la revista Educación y Biblioteca, año 21 n. 169 enero/febrero 2009. Juan a los 5 años se quedó huérfano, heredero de una considerable fortuna de su padre ingeniero de minas. Muy joven viajó por Inglaterra y Suiza, lo que le permitió hablar el inglés y francés. Estuvo en la Residencia de Estudiantes en los años de Buñuel, Lorca, Dalí, Bello. En 1925 se marchó a París igual que Buñuel. En 1933 opositó al Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos. Es un personaje de una talla intelectual incuestionable. Bibliotecario. Secretario de la Comisión Gestora del Cuerpo de Archiveros, Bibliotecas y Museos al inicio de la guerra y después miembro del Consejo Central de Bibliotecas. Agregado de Prensa en la Embajada de España en Paris, y Delegado de Propaganda de la República en la misma capital. Volvió a España el 3 de enero de 1939, de donde tuvo que exiliarse con el grueso de la emigración en febrero. Formó parte de la Junta FETE-UGT y del Comité Nacional de Cultura Popular. Especialista en Bibliotecas Populares, y como inspector de Bibliotecas visitó más de 100 pueblos. En los informes el mismo cuenta las dificultades que encontró para llegar a sus destinos. A Juan no le asustaba hacer kilómetros a pie. Se sincera, a veces, en demasía. Se sentía bibliotecario hasta la medula. Tenia autentica pasión por su trabajo. Sus informes los complementó con fotos y planos de los sitios recorridos. Los originales, tanto de las fotos como de los informes, están en el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares. El dossier es muy importante. Porque aparecen imágenes inéditas; cuenta el nacimiento y consolidación de decenas de bibliotecas en algunos lugares, que luego tardarían muchas décadas a tenerlas; además aparecen personajes muy interesantes: bibliotecarios, políticos, maestros, secretarios de ayuntamiento…A la provincia de Teruel hizo 2 viajes a lo largo de 1934 en diferentes fechas, en uno de ellos le acompañó Buñuel.
El primero lo realizó en una fecha indeterminada entre febrero y junio de 1934. Comenta que todo le ha resultado curioso e instructivo, después de haber visitado Andalucía, lo que permite hacer comparaciones. Esta provincia, sobre todo la parte norte, vulgarmente conocida como Bajo Aragón, se parece en sus condiciones naturales a varias comarcas andaluzas, por algo son las dos olivareras.
Le sorprende sobremanera lo dividida que está la propiedad en Teruel. Le parece importante este detalle, ya que hay dos tipos de bibliotecas: las paternales se dan en pueblos con propiedad poco dividida y las populares en los de propiedad dividida. Son pocas las paternales en esta provincia. El pueblo de Teruel (sobre todo en el Bajo Aragón) es sano, de fuerte vitalidad y carácter muy expansivo y generoso. Es pueblo rudo y primitivo. Observa que en esta provincia el analfabetismo ha disminuido mucho en los últimos 30 años. Las mujeres, algunas veces, son menos analfabetas que los hombres. El éxito de las bibliotecas ha sido muy grande. Pueblo activo, apenas llegadas han sido abiertas al público e inmediatamente han acudido a leer. Ninguna Junta me ha dicho que el préstamo seria imposible.
Comparando con Andalucía destaca un hecho curioso. En Andalucía donde la propiedad esta dividida, suele haber un partido socialista fuerte y un ayuntamiento socialista. En Teruel, en cambio, no hay apenas organización obrera fuera de la CNT, que se ha desarrollado en los últimos años y que generalmente están fuera de la ley. Son escasos los verdaderos jornaleros que no tienen más que sus brazos, por lo que no constituyen clase y menos organizaciones. Lo que ha surgido en los últimos tiempos es una serie de Círculos Radicales o Radicales Socialistas. Asocian a pequeños propietarios, obreros, etc, y en torno al Círculo van surgiendo otros edificios construidos entre los socios a prestación personal, con cooperativas,, y algún frontón o campo de sport. El sindicalismo ha cobrado una gran fuerza, como se pudo ver en los acontecimientos de diciembre pasado- en este mes de 1933 se produjo una insurrección anarquista en Aragón, Extremadura y Andalucía-, pero lo curioso es que, entre muchos campesinos pobres, figuran entre los más activos sindicalistas individuos con fortunas importantes.
En todas estas bibliotecas es raro que se lea en el mismo local. Es necesario el préstamo, para que el agricultor lea en el tiempo libre. Los libros son devueltos puntualmente y muy bien tratados. Los lectores son muy numerosos y las mujeres participan mucho, mucho más que en cualquier otro lugar. Se lee literatura, historia, cuestiones sociales, y de temas técnicos.
Ha surgido en este viaje un problema interesante. Se trata del recelo que se siente o se teme sentir algún día respecto a dos cosas: a que pueda haber una imposición del Estado respecto al bibliotecario con sueldo alto impuesto legalmente. Y a que pueda haber confusión respecto a la propiedad de los libros no enviados por la Junta de Intercambio. La visita a la provincia de España que ha recibido más bibliotecas y que tiene más solicitadas, han caído en terreno propicio y parecen desenvolverse muy bien. La mayoría de las bibliotecas de Teruel han sido solicitadas por indicación del señor Iranzo- Vicente Iranzo Enguita, nacido en Cella en 1889, médico y abogado, fue gobernador civil de Teruel, y era miembro de la Agrupación al Servicio de la República, ministro de marina, de Guerra, y de Industria y Comercio-. Podría pensarse que este señor lo había hecho solo por intención política, que la ha habido, pero también para elevar el nivel cultural de la provincia. Es cierto que en algunos pueblos el que haya sido a iniciativa de Iranzo, ha producido algún daño al funcionamiento de la Biblioteca.
En el primer viaje visitó Olba, donde la biblioteca ha caído muy bien. En el auto escuché una conversación entre el chauffeur del auto y el maestro de uno de los barrios. El primero hablaba de los libros que había leído: el maestro le hablaba de la necesidad de los libros y de la dificultad de ir por ellos, y le rogaba se los llevase al pasar el auto; así lo convinieron.
En Villarquemado, funciona muy bien la biblioteca, aunque solo el préstamo. El bibliotecario es un joven muy activo, que aconseja los lectores.. Nota curiosa: se llamaba antes Villahermosa de las Tres Torres. En tiempos de Carlos III hubo un incendio.
En Santa Eulalia del Campo, hacía poco tiempo que habían llegado los libros. En la Junta hay elementos valiosos: el médico, que da conferencias; un empleado de la azucarera(señor Malo) muy activo, el maestro, el alcalde y el secretario del ayuntamiento.
En Odón, no tienen aun biblioteca, pero tienen todo el expediente completo y sólo falta enviar los libros. En Calamocha el alma de la biblioteca son el secretario del ayuntamiento y el director de la banda municipal. El bibliotecario de la Junta es un notario que fue miembro del Cuerpo facultativo. La intervención del Sr. Iranzo no benefició, por lo que la biblioteca era usada sobre todo por un corrillo. Aquí quieren sobre todo obras de agricultura y de viticultura.
En Torrevelilla no hay biblioteca, aunque tienen mucho interés en ella. Ya la habían solicitado, pero dijeron que no tenían un lugar específico para estos menesteres. El secretario del ayuntamiento me dijo que pensaban dividir el salón de sesiones con un tabique incluso postizo.
En Aguaviva provisionalmente está instalada en un local cedido por el Círculo radical, pero independiente y sin relación. Esto ocurre mientras el ayuntamiento arregla el nuevo local, para lo que hoy no tiene medios. El bibliotecario es el veterinario, muy entusiasta del pueblo y de la biblioteca.
En Mas de las Matas el local de la biblioteca quedó destrozado cuando los sucesos de diciembre y se quemó el Espasa que poseía el Ayuntamiento. La biblioteca no estaba allí y se salvó. Provisionalmente está en el despacho del secretario. La fonda del Chapa(fonda la Única) es renombrada en toda la comarca; es pantagruélica. Cuando ya uno rechaza platos, llora toda la familia y le ofrecen a uno las cosas más diversas.
En Alcañiz no hay biblioteca, aunque está solicitada y el expediente está completo.
En Valdeltormo la biblioteca es de las llamadas paternales. A lo que parece el secretario del ayuntamiento y el maestro (cosa lamentable), porque es yerno de aquél, son más bien hostiles a la biblioteca. Vive la biblioteca gracias a otros miembros de la Junta, obreros y menestrales, pero, sobre todo, gracias al alcalde. Creo que ha influido un poco en estas historias la cuestión política, porque el secretario y el maestro son contrarios al partido del Sr. Iranzo. Me presentaron a un dramaturgo y un novelista espontáneos populares. El novelista se llama Aurelio Montañés. El dramaturgo Timoneda.
En Calaceite se lee mucho. La biblioteca marcha bien; desde luego a domicilio. Es uno de los pueblos con menos analfabetos entre las mujeres que en los hombres. Puede que sea, porque ha habido mejores maestras o mas estables que los maestros, pero en general es que a los chicos los mandan antes al campo. El bibliotecario es el alguacil, muy cuidadoso, aunque guiado por la Junta.
En Mazaleón es donde mejor impresión me ha producido la biblioteca. La Junta se reunió muy pronto a mi llamada. Siguieron cuanto les dije con mucha atención. Se lee muchísimo. No hay libro que no haya sido leído y muchos, han dado al menos tres vueltas. El presidente de la Junta es el farmacéutico. El ayuntamiento poseía un Espasa y bastantes libros que cede a la biblioteca.
En Cretas de la biblioteca muy buena impresión. Tiene un local independiente, modesto, pero muy limpio. La Junta excelente. El presidente es un joven maestro. En la Junta figuran tres muchachas, dos de las cuales son maestras. Aquí leen las mujeres tanto como los hombres. En la reunión pública hablé con una señora, campesina y pobre, pero gran lectora, con poca formación, pero que se está culturizando. Para esta mujer la biblioteca ha sido un regalo del cielo. Una conversación así compensa de todo el esfuerzo que hayamos hecho.
Aréns de Lledó no tiene todavía biblioteca, pero tienen el expediente ya hecho; no faltan más que los libros. La biblioteca caerá muy bien. Aquí, a pesar de que todavía no hay biblioteca, todo el pueblo sabía lo que era y que estaba solicitada, pero, por el tiempo transcurrido, temían un poco no recibirla. Como en Teruel todo se dice a grandes voces, pude oír sin moverme, ya que los hombres y mujeres se preguntaban: ¿quien es ese que ha venido? Y como se iban respondiendo: “es el que viene por lo de la biblioteca”. Y se propagaba la noticia por las calles desde donde yo estaba, entre gentes a quienes la noticia parecía interesar mucho. También confieso que fue un espectáculo sumamemente agradable.
El segundo viaje se realizó en una fecha indeterminada en el mismo año de 1934. El primero lo tuvo que interrumpir súbitamente. En la correspondencia de Vicens con Hernando Viñes y Lulu Jourdain encontramos la siguiente referencia: “Hace poco hice un viaje de bibliotecas a Aragón; allá se me reunieron Luís Buñuel y Maria Luisa González, esposa de Vicens que fueron en auto y volvimos juntos en auto”. Madrid, 8 noviembre 1934.
Visitó otros lugares aragoneses no turolenses. como: Jaca, Quinto de Ebro, Sástago y Calatayud. En cuanto a los de la provincia de Teruel fueron tres. Merece la pena leer con detenimiento el informe sobre Híjar, que lo transcribo tal cual es.
En Híjar encontré esta biblioteca abandonada por parte de la Junta, la cual no se había reunido desde la inauguración, hecho que se había producido el 5 de marzo de 1934. Gracias a que el maestro D. Leoncio Fernández Gallego, que es el bibliotecario, se ocupa de ella. Este señor es muy entusiasta de las bibliotecas y en Ansó, donde estuvo antes organizó una en sociedad. Aquí es el único que se ocupa. Por parte del resto de la Junta hay bastante abandono y aún casi hostilidad hacia la biblioteca. Parece que la gente pudiente de Híjar, si se hiciera propaganda intensa de la biblioteca, se moviera, se organizaran conferencias, etc, considerarían esto como actividad política casi subversiva.
Tuve una discusión bastante larga y dura con el secretario del ayuntamiento, también miembro de la Junta. La biblioteca era usada solamente por un pequeño grupo de “gente bien” de Híjar y para leer se exigía una fianza de 5 pesetas para el préstamo, cuando el sueldo diario en Híjar de un bracero era de 5,50 pesetas. No había modo de convencerles de que no se debía pedir fianza y por otra parte la idea de dar libros a los campesinos, pobres, etc, les parecía inadmisible, aunque no me lo dijeron así. Vino el clásico diálogo sobre que ese pueblo es muy especial, etc. Entre tanto, yo leía en los ojos del secretario que se estaba preguntando todo el tiempo qué andaría yo buscando, pues no se explicaba que yo tomara aquello con calor, si no era para andar buscando algún provecho personal.
En suma, el ambiente de la dirección de esta biblioteca y el de la gente que podría ayudar a su buena marcha, con excepción del maestro, es deplorable. En cambio, como siempre, la gente desea leer y si no en mayor numero, es porque hay un gran numero de analfabetos.
Creo que la reunión con la Junta fue eficaz; que se dieran cuenta de que la biblioteca no es lo que se habían figurado y de lo que realmente hay que hacer con ella. Lo que ignoro si las cosas cambiaran suficientemente. A lo mas que se puede aspirar es a que sea una biblioteca normal del tipo que he llamado “paternal”.
Mucho de esto se explica, como en otros casos, por el hecho de que, en un país de propiedad tan dividida como el Bajo Aragón, Híjar es uno de los pocos pueblos de propiedad mucho menos dividida.
En esta inspección perdí bastante tiempo, porque el primer día no hubo modo de reunir la Junta y tuve que irme a ver otras dos bibliotecas y regresar para otro día a Híjar.
Temo que la impresión que doy es demasiado pesimista. A la biblioteca no debemos darla por perdida; podemos verla decorosamente instalada en la escuela y el maestro citado la cuida y da libros a los lectores.
En Foz Calanda, aun siendo pequeño y modesto el pueblo, la biblioteca la llevan muy bien. El alma son el bibliotecario, que es un médico, y el secretario del ayuntamiento. La instalación es modesta. El armario es de tablas de cepillar, pero bien distribuido y suficiente. La principal actividad es el préstamo. Viendo esto quisieron hacer un esfuerzo por llevar a la gente a leer y establecieron una sesión especial los domingos y dias de fiesta, turnándose los miembros de la Junta. No dio resultado. Tenían una desiderata y había algunas peticiones consignadas. En suma, muy buena impresión.
En Andorra la biblioteca marcha bien. El ayuntamiento esta muy bien dispuesto, y en la Junta hay personas competentes y entusiastas. La lleva un empleado del ayuntamiento, asistido por el secretario. Sobre se lee a préstamo.
Aquí me he encontrado con la dosorientacion producida por los pocos carnets que recibieron.. Les dije que, si no lo consideraban indispensable su uso, no los usaran, y si acaso hicieran tarjetas. El local y muebles son excelentes. En el local se lee poco, aunque los maestros llevan algunos días grandes grupos de niños a leer.
El préstamo es aquí particularmente necesario, porque un gran numero de habitantes pasan frecuentes temporadas hasta de un mes fuera de sus casas en mases por el campo. En resumen, excelente impresión.
Cándido Marquesán Millán.
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