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El síndrome de los jarrones chinos

   A todos aquellos que han sido inquilinos del Palacio de la Moncloa, al tener que abandonarlo les resulta difícil adaptarse a la vida normal como cualquier ciudadano. Esta circunstancia puede deberse a que todos ellos se van  aquejados del llamado El síndrome de los jarrones chinos, que parece secuela inevitable del más famoso síndrome de La Moncloa -descrito como un estado de irrealidad, consecuencia del aislamiento que se adueña de los inquilinos del palacio presidencial al cabo de un tiempo-, y que debe su nombre a la descripción que de su patología hizo Felipe González: "Somos como grandes jarrones chinos en apartamentos pequeños. No se retiran del mobiliario porque se supone que son valiosos, pero están todo el rato estorbando". 

Como los grandes futbolistas, los ex presidentes se resisten a dejar de ser reconocidos y tratados como tales cuando llega inexorablemente el ocaso. Las causas pueden ser múltiples, pero en todos los casos parece haber un profundo sentimiento de pérdida que les aboca a la búsqueda de un tiempo perdido, sin rumbo ni destino claro. La confesión íntima de uno de los cuatro ex presidentes, hecha tiempo después de su salida de la Moncloa, es convincente: "Es que no sé hacer otra cosa que no sea política". Hay pues un problema de reconversión profesional. Pero no sólo esto.

 

Además el cargo conlleva un mundo de relaciones y un estatus social que, para poder ser mantenido por el ciudadano, requiere de un alto nivel de ingresos imposible de alcanzar con el sueldo atribuido al ejercicio del cargo. Eso explica las relaciones de González con Carlos Slim o las de José María Aznar con Murdoch o los directivos del gigante ruso del gas Gazprom.

 

 Por otra parte, resulta poco inteligente que todo ese bagaje político acumulado en el desempeño de su cargo, se desperdicie inútilmente. No es de recibo que todos esos conocimientos, amistades y experiencias acumuladas no se utilicen especialmente por aquellos que les sucedan en el gobierno o en el partido. Mas parece que éstos quieren arrinconarlos, ante el temor de que puedan hacerles sombra y les quiten protagonismo. Véase los recelos de Rajoy en relación a Aznar o de Rodríguez Zapatero con Felipe González o Aznar.

 

 Sin embargo, desde fuera de nuestras fronteras la visión ha sido otra muy diferente. Acaba de ser nombrado Felipe González, presidente del “Grupo de Reflexión” sobre el futuro de la Unión Europea, tras haberse presentado la propuesta durante la cumbre europea de Bruselas por el presidente del Consejo, José Sócrates, y que fue "apoyada por unanimidad" por los jefes de Estado y de Gobierno y recibida con un "aplauso generalizado y emotivo". En este sentido, explicó que el nombre del ex presidente del Gobierno fue una propuesta inicial del jefe de Estado galo, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Ángela Merkel.

 Si lo han nombrado para el desempeño de semejante puesto, será porque habrán visto algún mérito en su persona. La designación de González supone "un reconocimiento a un enorme europeísta que ha trabajado, conocido, imaginado, construido Europa" y al que ahora se le da "la confianza y responsabilidad para seguir construyendo Europa ante los grandes retos y desafíos del siglo XXI", opinó Moratinos, que incidió en que aunque en la UE hay "muchos ex jefes de Estado y de Gobierno" se ha pensado en alguien "del nivel y la talla política" del ex dirigente socialista. No en vano, González fue un europeista convencido, y quien negoció y firmó la adhesión de España a la entonces Comunidad Europea, en 1985, haciendo entrar a España en la era moderna. Igualmente demostró a lo largo de diez años como jefe del gobierno español, desde que en 1986 ingresara España en la Comunidad Europea hasta 1996, cuando perdió el poder, un sentido de Europa que en todo momento compartió con su homólogo alemán Kohl, lo que hizo posible el gran avance del tratado de Maastricht, los fondos de cohesión..

Según Moratinos, González tiene "experiencia, frescura y enorme visión política y estratégica de lo que supone hoy en día los grandes retos" a los que se enfrenta la UE y que con la aprobación del Tratado de Lisboa han quedado incorporados, entre los que citó la inmigración, el cambio climático, la energía o el terrorismo.

 

El grupo de reflexión, que presentará el informe en junio de 2010 durante  la presidencia española de la UE, deberá centrar sus debates en cuestiones como el "fortalecimiento y modernización del modelo europeo de éxito económico y responsabilidad social, el Estado de derecho, el desarrollo sostenible como uno de los objetivos principales de la UE, la seguridad mundial, las migraciones, la energía y la protección del clima", según el borrador de conclusiones que han aprobado los Veintisiete.

 

También "la lucha contra la delincuencia internacional y el terrorismo" y se prestará "particular atención" a cómo "entrar mejor en contacto" con los ciudadanos de la UE. En cambio, quedan excluidos de su mandato los aspectos institucionales, las políticas actuales y el próximo marco financiero de la Unión.

  

Cándido Marquesán Millán

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2 comentarios

candido -

En lagunas ocasiones podría ocurrir también.

José -

¿Diría usted que lo que expone en los cuatro primeros párrafos es extensible a los Jefes de burocracias administrativas más modestas?
Un cordial saludo.