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La obra de las Misiones Pedagógicas en Híjar, una autentica Revolución Cultural

 

Una de la preocupaciones de los políticos que llegaron al poder a partir del 14 de abril de 1931, fue el elevar el nivel cultural de la población española. La realidad con la que se encontraron era demoledora. En Híjar la mitad de los hombres, y seis de cada diez entre las mujeres eran analfabetos. Aun siendo ligeramente superior este porcentaje en relación con la media española, siendo España una población eminentemente rural, los datos de Híjar eran perfectamente extrapolables a buena parte de la geografía nacional. Esta realidad debía servir de escarnio y vergüenza para cualquiera que se sintiera español.  Para tratar de corregir esta situación lamentable, además de otras medidas, se crearon las Misiones Pedagógicas, por Decreto de 29 de mayo de 1931, firmado por Marcelino Domingo, primer Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes de la II República. El objetivo que se proponía el Gobierno con la organización del Patronato de Misiones Pedagógicas era:

 

"Llevar a las gentes, con preferencia a las que habitan localidades rurales, al aliento del progreso y los medios de participar en él, en sus estímulos morales y en los ejemplos de avance universal, de modo que los pueblos todos de España, aun los apartados, participen en las ventajas y gozos nobles reservados hoy a los centros urbanos(1)”.

 

Las personas que formaban el Patronato y que habían de poner en marcha la iniciativa, fueron designados por Orden de 6 de agosto de 1931, siendo su Presidente Manuel B. Cossío, y vocales del mismo Rodolfo Llopis, Marcelino Pascua, Francisco Barnés, Antonio Machado, Lucio Martínez Gil, Luis Bello, Pedro Salinas, Enrique Rioja, Juan Uña, Oscar Esplá, Angel Llorca, José Ballester, Amparo Cebrian, María Luisa Navarro y Luis A. Santullano, que actuaba de secretario.

La organización de una Misión Pedagógica surgía de la propuesta previa de una zona misionable, por iniciativa de las Inspecciones de 1ª Enseñanza, Consejos Locales o Provinciales, miembros del Patronato o particulares. La propuesta debía ir acompañada de un informe en el que aparecieran: descripción geográfico-económica de la comarca, distribución de la población, comunicaciones, situación cultural y escolar, ambiente social, locales de actuación, hospedajes, fluido eléctrico, etc. Teniendo en cuenta los elementos apuntados, el Patronato decidía la salida de una Misión eligiendo el personal idóneo. La colaboración personal solía ser libre y gratuita, como empresa de espíritu y generosidad y de limpio acercamiento a los humildes.

Para conseguir elevar el nivel cultural de los pueblos y hacer de sus habitantes auténticos ciudadanos, fundamentalmente se sirvieron de distintos medios.

Se decidió crear bibliotecas escolares, tanto para el niño como para el adulto. Las bibliotecas serían públicas y se estableció que toda escuela primaria poseería una. En el Decreto de 7 de agosto de 1931 se indicó que el Ministerio de Instrucción Pública destinaba 100.000 pesetas a la creación de bibliotecas( el sueldo diario de un jornalero era de 5 pesetas). Al cerrar la impresión de la memoria de 1934 el número de bibliotecas creadas por el Patronato sobrepasaba las 5.000. Los libros preferidos por los niños eran de Grimm, Andersen, Swift, Poe, Mayne, Verne y biografías de hombres ilustres. Los adultos se inclinaban por novelas, siendo los autores más solicitados Galdós, Valera, Pérez de Ayala, y entre los clásicos Quevedo, Cervantes, Dickens, Tolstoi, Victor Hugo. Poetas como Bécquer, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez.

El funcionamiento de las bibliotecas estaba encomendado a Juan Vicens y a María Moliner.

El servicio de música llevaba, con el Coro de las Misiones integrado por estudiantes, a los lugares que visitaba las canciones y los romances que el mismo pueblo había creado y tenía en el olvido. Se llevaban también obras de grandes compositores Beethoven, Mozart, Bach, Haendel, Schubert, Albéniz, Falla, Turina, así como ejemplos de canto gregoriano y de lírica regional. En 1934 el Patronato tenía repartidos alrededor de 70 gramófonos en las escuelas de distintos pueblos.

El cinematógrafo y las proyecciones fijas eran " los auxiliares más poderosos de la actuación misionera en los pueblos", aunque había escasez de películas orientadas al conocimiento de España. Esto hizo que el Patronato llegase a realizar 15 documentales. Películas de que disponían en 1934 eran 411, de las que 22 eran sonoras. Los temas variaban desde los agrícolas, geográficos, ciencias naturales, de humor y dibujos animados.

El Coro y el Teatro del Pueblo era otro de los servicios culturales y estaba dirigido por Alejandro Casona y Eduardo M. Torner. Iban en él estudiantes de Escuelas y Facultades que en domingo y durante las vacaciones recorrían los pueblos. Llevaban obras de Lope de Rueda, Juan de la Encina, Cervantes, Calderón, etc.

El Museo Circulante disponía de 2 colecciones, la primera integrada por 14 copias de cuadros existentes en el Prado: Berruguete, Sánchez Coello, El Greco, Ribera, Velázquez, Murillo, Goya, etc. Junto a las copias se exponían reproducciones de algunos grabados de Goya. En la segunda colección también aparecían reproducciones de grabados de Goya, junto con copias de cuadros existentes en el Prado, Academia de San Fernando y Museo Cerralbo. El Museo llevaba como elementos supletorios gramófonos y altavoces para con la música hacer más atractiva la exposición, y a veces se decoraba de forma sencilla con plantas y cacharros. Obsequiaban en ocasiones reproducciones de los cuadros y dejaban algunas enmarcadas para decorar las escuelas, Ayuntamientos y Centros Obreros.

Al frente del Museo estuvieron, Rafael Dieste, Luis Cernuda, Antonio Sánchez Barbudo y Ramón Gaya.(Los dos últimos estuvieron en Híjar en el verano de 1934).

El Patronato de las Misiones tenía un presupuesto reducido, adscrito al del Ministerio de Instrucción Pública, siendo el tema de las Misiones motivo polémico entre las distintas fuerzas políticas en las discusiones presupuestarias.

Las asignaciones en los distintos presupuestos para las Misiones fueron los siguientes:

 

-         1931.......... 350.000 pesetas.

-         1932.......... 625.000 pesetas.

-         1933.......... 800.000 pesetas.

-         1934 ......... 700.000 pesetas.

 

Se puede observar en estas cifras un aumento progresivo de las cantidades destinadas durante el bienio azañista, produciéndose en 1934 un descenso con respecto al año precedente, llegando a reducirse drásticamente en 1935.

En el primer proyecto de presupuesto de 1934 enviado a la Cámara, siendo ministro de I. P. Pareja Yébenes, se consignaban para las Misiones 400.000 pesetas, cantidad que, siendo ministro de I. P. Villalobos, intentó elevar a 800.000. Los votos particulares iban desde un maestro de F. E. T. E, que pedía se mantuviese la consignación del año anterior y acabó diciendo:

 

"  He deseado tan sólo llamar a la reflexión a los señores diputados para que se den cuenta de que las mencionadas 800.000 pesetas no deberían despertar en nosotros más preocupación que ésta: la de triplicarlas en el próximo presupuesto(2)"

 

 

 

Un tradicionalista, pedía la supresión, argumentando:

 

 "Yo soy de los que no acaban de comprender la utilidad de las Misiones, tanto por su organización como por la forma en que han sido llevadas a la práctica(3)."

 

. Apuntaba el diputado tradicionalista dos aspectos negativos: uno, la falta de imparcialidad en la elección de las personas que actuaban de misioneros, y otro, que se refería a los contenidos.

Entre estas dos posiciones, la de Alonso Zapata y la Lamenié de Clairac, surgió una tercera posición defendida por el independiente Manuel Pedregal, a la que se sumaron otros diputados que permitió un presupuesto de 700.000 pesetas.

En este debate parlamentario hubo una brillante intervención sobre el tema:

 

 " La obra de las Misiones Pedagógicas ha suscitado, sin que sepamos por qué, una odiosidad singular; despego en algunos, odio manifiesto en otros. Las M. P. curiosamente han despertado aquí esta sensación de enojo cuando en los medios culturales internacionales, por el contrario, han suscitado un movimiento admirativo ", y eso tanto en la Oficina Internacional de Educación de Ginebra, como en La Sorbona(4)."

 

            Si en el primer presupuesto aprobado por las derechas, el de 1934, pese a la actitud de los tradicionalistas, salió adelante la asignación consignada, en el segundo presupuesto, aprobado por el bienio radical-cedista de 1935, la asignación disminuyó. En un artículo titulado " Los Dinamiteros de la Cultura ", alguien dijo:

 

" Porque sépamos bien que tan criminal e insensato como hacer añicos la biblioteca de Oviedo o los tesoros de su Catedral, es el intento de aniquilar las Misiones Pedagógicas. Sin embargo, esta acción se podía hacer con apariencias de legalidad, impunemente sin que se formen consejos de guerra(5) ".

 

Una iniciativa como las M. P. tenía que fracasar previsiblemente dadas las estructuras agrarias de España, pero su hundimiento no llegó, pese a sus insuficiencias, por ahí; sino por la actividad intransigente de la derecha ante iniciativas culturales no surgidas en su propio campo político(6).

            Hecha esta introducción, me voy a fijar en algunas de estas iniciativas, que llegaron a Híjar en el año 1934. Me he servido de fuentes hemerográficas o documentales, en este último caso, del Libro de Actas Municipales del Ayuntamiento de Híjar.

En varios Plenos del Ayuntamiento trataron el asunto de la Biblioteca. Su actuación, era de derechas, nos sirve para conocer su escaso interés por el mundo de la cultura.

            En octubre de 1933, decidieron dar las gracias, por el interés mostrado en instalar una Biblioteca municipal en Híjar, al Ministro de Marina, D. Vicente Iranzo Enguita, de Cella, médico y dirigente turolense del disuelto "Grupo al Servicio de la República". No obstante el Ayuntamiento decidió, tenían otras preferencias, no instalar la Biblioteca por cuestiones económicas(7). Esta actuación se justifica por sí misma. Parece lógico pensar que ninguna institución municipal pueda rechazar una donación de una biblioteca para su municipio. El Ayuntamiento de Híjar de octubre de 1933 lo hizo. Esto parece incomprensible, a no ser que sus miembros fueran auténticos cenutrios.

            En octubre de 1933, unos días después, decidieron la instalación de la Biblioteca, desconozco las razones de este súbito cambio, conforme al Decreto de 13 de junio de 1932 del Ministerio de Instrucción Pública(8).

            En noviembre de 1933, se leyó la comunicación de la Junta de Intercambio y Adquisición de Libros, referente a ciertos requisitos precisos para la concesión solicitada(9).

En diciembre de 1933, por la prensa sabemos que se iba a entregar por parte del Patronato de Misiones Pedagógicas, organismo dependiente del Ministerio de Instrucción Pública una Biblioteca Escolar a las Escuelas Graduadas de Híjar(10).

            En diciembre de 1933, dieron las gracias a la Junta de Intercambio y Adquisición de Libros para la creación de la Biblioteca Municipal y decidieron, entre las bases de utilización de dicho servicio presentadas por Félix Téllez García, Secretario del Ayuntamiento, establecer 5 pesetas de depósito a los lectores para responder de los daños, que puedan ocasionar en los libros, que se les concedan para la lectura(11). Esta medida parece surrealista. En Híjar en estas fechas el jornal medio de un bracero era de 5,50 pesetas. Parece evidente que lo que pretendía el Ayuntamiento no era el fomento de la lectura. Parece deducirse de la medida anterior que el Secretario estaba muy preocupado por el mantenimiento del buen estado de los libros; quizás, pensaba que sus conciudadanos se los iban a comer.

            En febrero de 1934, decidieron inaugurar la Biblioteca el 4 de marzo, con la Banda Municipal, que iba a durar poco, e invitar a las autoridades a dicho acto y aceptar en justa reciprocidad la invitación escolar de La Puebla de Híjar(12). Merece la pena contar cómo lo relata la prensa la inauguración:

           

            " El pueblo de Híjar, atento siempre a los problemas culturales, ha dado una prueba elocuente de ello, inaugurando el día 4 del actual una biblioteca popular y otra escolar, establecidas en las Escuelas Graduadas de niños.

            Al acto concurrieron, además de los maestros, el Ayuntamiento en pleno, el Consejo Local de 1ª Enseñanza, el juez de Instrucción, el teniente de la Guardia Civil, el cura párroco, varios jóvenes maestros, hijos de la localidad, representando a la pedagogía moderna; y otras distinguidas personalidades.

            La banda de música, hábilmente dirigida por Don Tomás Aragüés, contribuyó a realzar la fiesta, interpretando escogidas composiciones.

            Después de admirar el gran número de libros perfectamente ordenados y colocados en un hermoso armario construido a propósito por el Ayuntamiento, Don Leoncio Fernández, bibliotecario y director de las Escuelas Graduadas, leyó los reglamentos redactados para el funcionamiento de ambas bibliotecas y a continuación pronunció un discurso en el que en sentidas y patrióticas frases expresó la necesidad de estas instituciones, para, con el estudio, contribuir al engrandecimiento y prosperidad de los pueblos y considerando la influencia que la mujer ejerce en el hogar, recomendó la conveniencia de que ésta participe también de sus beneficios. Fue muy aplaudido.

            Seguidamente se repartieron libros y caramelos a los niños y los invitados fueron obsequiados con un espléndido lunch.

            Como los libros que constituyen la biblioteca popular fueron regalados al Ayuntamiento por la Junta de Intercambio y los de la escolar fueron concedidos por el Patronato de Misiones Pedagógicas a petición de don Leoncio Fernández; Híjar, reconociendo y estimando en todo su valor las mencionadas donaciones, queda sumamente agradecida a ambas entidades y promete que sus libros serán tratados con gran cariño y consideración(13). "

 

Otro tema que sirve para conocer las inquietudes culturales de nuestro Ayuntamiento fue la supresión de la Banda Municipal de Música. Tomaron la decisión de suprimirla en abril de 1934, visto el nuevo Reglamento del Cuerpo de Directores de Bandas de Música, teniendo en cuenta las disponibilidades económicas del Municipio(14). Hay que señalar además la desconsideración, que tuvieron con Tomás Aragüés, el Director, que ya llevaba varios años realizando una labor muy encomiable.

            En julio de 1926 por la prensa conocemos que se iba a organizar la Banda Municipal de Música y para ello se iba a abrir un concurso para proveer el cargo de Director, que fuera a la vez organista y con algunas clases pudiera vivir con dignidad(15).

En abril de 1929, el mismo periódico nos  cuenta que Tomás Aragüés dio un extraordinario concierto el domingo, a las 4 de la tarde, con un repertorio totalmente nuevo y acabó con un  vals original suyo, que fue largamente aplaudido. Las alabanzas al profesor Aragüés fueron unánimes, al haber conseguido que los componentes de la Banda Municipal, en poco más de un año, sin saber nada de pentagramas, tocasen con gran gusto y afinación, como auténticos profesionales(16). A pesar de ello el Ayuntamiento fue implacable con D. Tomás Aragüés.

            En junio de 1934 se examinó una instancia presentada por D. Tomás Aragüés, en la que solicitaba le fuera reconocida la situación de excedente forzoso del cargo de Director de la Banda Música, con derecho al disfrute de los dos tercios del sueldo, que le correspondía con arreglo al artículo 7º del Reglamento de 3 de abril último. La Corporación Municipal, vista la Ley de 23 de diciembre de 1932 y el Reglamento de 3 de abril último, acordó por unanimidad contestarle que no afectando a este Ayuntamiento ni la Ley ni el Reglamento, ya mencionados, con arreglo a lo preceptuado en el artículo 1º de los mismos, puesto que la Corporación Municipal no sostenía de su presupuesto Banda de Música alguna, no podía reconocérsele la situación de excedencia que solicita(17).

            En agosto de 1934, acordaron que el personal subalterno del Ayuntamiento estuviese preparado el día 11 del actual, para la descarga del Museo de las Misiones Pedagógicas y habilitar para ello el local de las Escuelas de los niños(18).

            Conocemos por prensa que en agosto de 1934 y durante los días 12 al 16, en uno de los locales de las Escuelas de los niños, pronunciaron amenas e instructivas conferencias los funcionarios del Patronato de Misiones Pedagógicas, Antonio Sánchez Barbudo y Ramón Gaya.

Llevaban una colección de copias de cuadros del Museo del Prado y con una máquina cinematográfica los proyectaron en un telón, dando una explicación de cada cuadro y una pequeña biografía del autor, todo en un lenguaje sencillo y agradable, comprensible aún para los menos versados en el arte pictórico.

El público escuchó con verdadera atención, comentando favorablemente el objeto de estas Misiones Pedagógicas(19).

Vistas las actuaciones de las Misiones Pedagógicas en Híjar, merece la pena destacar que con 24 años de edad, llegaron al frente del Museo en el verano de 1934, 2 personajes de una categoría intelectual y humana impresionante. Son los citados Antonio Sánchez Barbudo y Ramón Gaya; el primero, un extraordinario profesor y crítico literario, con una gran cantidad de obras escritas sobre Antonio Machado, Unamuno, Espronceda; el segundo, un extraordinario pintor, que ha dado nombre a un Museo en su ciudad natal de Murcia. Los dos tuvieron que exiliarse, como otros muchos, al acabar la Guerra Incivil, propiciada por el Funeralísimo. ¡Qué riqueza intelectual se perdió para siempre, como consecuencia del inevitable exilio¡ Que estuvieran en Híjar estos dos personajes puede considerarse todo un lujo.

Como colofón a lo escrito previamente y captar el auténtico espíritu que impregnaba  a las Misiones Pedagógicas, sirven muy bien las palabras escritas por Ramón Gaya:

 

“Así, con el tiempo encontramos que lo mejor era abrir el Museo por la mañana, para que pudiera ir quien quisiera, y por la tarde anunciar unas charlas (dos charlas en realidad), que dábamos dos personas y dividíamos en tres o cuatro tardes. Se hacían bastante tarde, antes de cenar, porque en los pueblos a los que íbamos, la gente—la gente que le interesaba a Cossío—estaba en el campo y no podía venir antes. Así, teníamos un público atento, que después se convencía de que no íbamos a pedirles nada.

Dejábamos allí una biblioteca de cien libros, escogida también por Cossío y por los demás de las Misiones, un gramófono y una serie de discos, éstos escogidos por Torner. Solía haber una audición de música clásica de la mejor y de canciones populares que Torner precisamente había recogido por los pueblos. Después de los discos, que ellos mismos habían grabado, pasaban a escuchar canciones del Renacimiento italiano, por ejemplo, encontrando así la coherencia entre ambos.

Y nosotros hacíamos dos charlas diariamente, repartiéndonos el trabajo. Primero Antonio Sánchez Barbudo, Rafael Dieste o Cernuda hacían un comentario de la época en que estaban pintados tales o cuales cuadros, que se comentaban es día. Después yo hablaba de esos dos o tres cuadros como pintura. Intentaba decirles algo sobre lo que estaba ahí plasmado, pero siempre sin darles lecciones de nada, como nos había pedido Cossío. Porque Cossío resumió todo, diciéndonos: “He tenido muchos enemigos en este proyecto y no querría que se desvirtuara mi idea de llevar estos tesoros que tenemos, que los españoles tenemos. Quiero enseñárselos a las gentes que no los han visto nunca, porque también son suyos, pero en absoluto quiero darles ninguna lección, sólo quiero que sepan que existen y que, aunque están encerrados en el Prado, son también suyos. Eso es lo que quiero”. A mí esto me dejo con la boca abierta, porque desde luego es de una honradez y de una limpieza... Vi que era un verdadero señor 20.”

 

Cándido Marquesán Millán

 

 

 



1 Decreto de creación de las Misiones Pedagógicas, 29 de mayo de 1931.

2 Alonso Zapata, diputado socialista, junio de 1934.

3 Lamenié de Clairac, diputado tradicionalista, junio 1934.

4 Fernando de los Ríos, ex ministro socialista, junio de 1934.

5 El Sol, artículo de Americo Castro, 30 de junio de 1935.

6 La contextualización de todo lo relacionado con las Misiones Pedagógicas, me he basado en la obra La enseñanza en la II República, Pérez Galán, Mariano.

7 Libro de Actas Municipales de Híjar, 2 de octubre de 1933.

8 Libro de Actas Municipales de Híjar, 23 de octubre de 1933.

9 Libro de Actas Municipales de Híjar, 27 de noviembre de 1933.

10 Heraldo de Aragón, 24 de diciembre de 1933.

11 Libro de Actas Municipales de Híjar, 26 de diciembre de 1933.

12 Libro de Actas Municipales de Híjar, 24 de febrero de 1934.

13 Heraldo de Aragón, 6 de marzo de 1934.

14 Libro de Actas Municipales de Híjar, 23 de abril de 1934.

15 La Voz de Aragón, 22 de julio de 1926.

16 La Voz de Aragón, 13 de abril de 1929.

17 Libro de Actas Municipales de Híjar, 4 de junio de 1934.

18 Libro de Actas Municipales de Híjar, 6 de agosto de 1934.

19 La Voz de Aragón, 23 de agosto de 1934.

20 Mi experiencia en las Misiones Pedagógicas  (1931-1936) con el Museo del Prado de viaje por España. Conferencia de Ramón Gaya impartida en la Residencia de Estudiantes el 24 de abril de 1991.En el catálogo de la exposición, celebrada en Murcia y Madrid en 2003, y organizada por la Comunidad Autónoma de Murcia y la Residencia de Estudiantes, bajo el título Val de Omar y las Misiones Pedagógicas, 2003, Publicaciones de la Residencia de Estudiantes, Madrid.

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