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Julián Casanova

 

 

 

Que el turolense de Valdeagorfa, Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, haya sido nombrado Hijo Adoptivo de la ciudad de Zaragoza, me produce una gran alegría. Sabido es que esta tierra nuestra se muestra más partidaria de reconocer los méritos de aquellos que llegan de fuera, que de los que son de aquí dentro. Esta circunstancia ha sido una constante histórica. Sus méritos científicos son más que notables. Es un riguroso y comprometido historiador, con una amplísima bibliografía; minucioso a la hora de buscar la verdad histórica a la que, como especialista que es, siempre apoya con una extensa documentación.

 

Su obra más destacada es la siguiente: Anarquismo y revolución en la sociedad rural aragonesa, 1936-1938 (1985); La historia social y los historiadores (1991); De la calle al frente. El anarcosindicalismo en España, 1931-1939 (1997, editado en inglés, Londres y Nueva y York, (2005)); La Iglesia de Franco (2001, bolsillo 2005); Anarquismo y violencia política en la España del siglo XX (2007) o República y guerra civil. Volumen 8 de Crítica-Marcial Pons (2007). Es compilador de obras como Guerras civiles en el siglo XX (2001) y Morir, matar, sobrevivir. La violencia en la dictadura de Franco (2002); además de coautor de El pasado oculto. Fascismo y violencia en Aragón, 1936-1939 (1992) y Victimas de la guerra civil (1999). De entre todas ellas merecería destacarse, además e sus estudios del anarquismo,  El pasado oculto. Fascismo y Violencia en Aragón, 1936-1939, que realizó junto con las profesoras Angela Cenarro, Julita Cifuentes, Mª Pilar Maluenda y Mª Pilar Salomón. Esta obra documentada y valiente, ha servido para sacar a la luz y para reconocer a miles de aragoneses que murieron en el lado republicano, y que fueron víctimas de la represión franquista durante la guerra civil y los primeros años de la posguerra. Su primera edición fue del año 1992, y ha vuelto a reeditarse por sus méritos.

 

Es asiduo colaborador del periódico El País, donde escribe artículos valientes y comprometidos. También es asesor de numerosas Revistas de Historia.

 

 Con este bagaje no resulta sorprendente que Casanova haya sido profesor visitante en el Queen Mary College, University of London (1985-86), en el Center for European Studies, Harvard University (1991-1992), en The Kellogg Institute y Nanovic Center for European Studies (University of Notre Dame, 1998 y 2002 respectivamente), en la New School for Social Research, Nueva York (2004 y 2006), en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Quito, Ecuador (1994), y en la Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga, Colombia (1997).

 

Hay otro aspecto de su actividad profesional que merece destacarse. Muchos profesores universitarios están volcados casi con exclusividad en su labor investigadora y se olvidan de su tarea docente. No es el caso de Casanova. Es un extraordinario docente. La valoración que hacen de él sus alumnos lo demuestran fehacientemente. Por ende, sus clases están abarrotadas de alumnos. Es importante lo que explica y por como lo transmite. Se nota que ama la historia como pocos.

 

 También, ha sido durante varios años coordinador de la asignatura de Historia de España de 2º de Bachillerato del Distrito Universitario de Zaragoza. No sin polémicas, sus orientaciones han servido para que todos los alumnos aragoneses conocieran los períodos de la II República, la Guerra Civil y el Franquismo. Algo totalmente necesario e imprescindible, ya que muchos profesores nos habíamos acomodado a explicar otros momentos y otros personajes de la Historia de España.

 

No hay que olvidar que son ya numerosos los historiadores aragoneses que se han ido formando al amparo de sus indicaciones y de su ejemplo. En definitiva, está creando escuela.

 

Es momento de felicitarnos que un bajoaragonés de Valdeagorfa se vea reconocido por la ciudad, que le acogió desde su primera juventud, y donde ha desarrollado su encomiable y fecunda carrera profesional. Y su juventud nos hace esperar que todavía será mucho más larga.

 

¡Felicidades, Julián!

 

Cándido Marquesán Millán

 

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