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La última oportunidad para la Memoria Histórica

Hace 71 años, un golpe de Estado fracasado dio paso a una guerra civil de tres años que ensangrentó España y dejó como herencia una dictadura que suprimió las libertades políticas y sindicales, persiguió a los disidentes y acabó con la forma de Estado establecido legalmente por las urnas, la República. La transición de la dictadura a la democracia cubrió con un tupido velo la responsabilidad de lo sucedido: unos exigieron el olvido para no tener que rendir cuentas, y otros lo ofrecieron para facilitar una reconciliación nacional que hiciera imposible la repetición del pasado. Admitamos que, en aras de la consolidación de la democracia, en aquel momento se hizo lo que se podía hacer.Hoy, 32 años después de la muerte del dictador Franco, las circunstancias son otras. El Parlamento Europeo condenó ya el golpe de estado franquista que derribó el régimen democrático de la República; de la misma forma el Parlamento español, con la única oposición del PP, declaró el año 2006 como año de la "Memoria Histórica". Según el catedrático Antonio Barragán, “La recuperación por parte de la izquierda, de la "Memoria histórica" tiene un triple objetivo: mejorar el conocimiento riguroso de nuestro pasado histórico, de manera que podamos mirar atrás con plena y absoluta libertad, devolver la dignidad y posibilitar la aplicación de los derechos humanos a los vencidos de la guerra y a su necesaria rehabilitación moral y, finalmente, plantear que la recuperación de la memoria histórica, además de un deber de justicia, sin duda, terminaría potenciando las bases de una ciudadanía auténticamente democrática.” Tampoco se olvida que en el lado republicano, sobre todo en los caóticos primeros meses de guerra, se cometieron también desmanes. La memoria histórica debe servir para recordar a unos y a otros, y para reconciliar a las dos Españas.  Debemos superar el pasado, pero sin olvidarlo porque siempre es necesario aprender las lecciones de la vida. Si se incorpora el PNV,  teniendo en cuenta que ya están de acuerdo PSOE, CiU. e IU-ICV. puede salir adelante la Ley de la Memoria Histórica, una de las más conflictivas de esta legislatura.  No ha querido sumarse a este proyecto el PP. Es triste que los populares hayan dejado pasar este momento histórico para cicatrizar de una vez por todas las heridas de la Guerra Civil y la Dictadura. Esta derecha nuestra alega que se está haciendo un flaco favor a la democracia española, al romper el espíritu de consenso de la Transición; que no se debe avivar el fuego ya que podríamos quemarnos todos, que el pasado pasado es y que debemos mirar el futuro. “Por qué tiene tanto miedo el PP de unirse a la condena expresa del franquismo y a rehabilitar a las víctimas que son tan españoles como los otros españoles que no murieron, ¿por qué?”, se preguntó Enric Sopena, entre los aplausos del público en el programa de 59 segundos.  Miguel Ángel Rodríguez, portavoz del Gobierno de Aznar entre 1996 y 1998, le contestó: “En plena época de Internet y de la Play Station, es estúpido que a estas alturas estemos recordando lo que pasó hace 70 años”. La derecha no quiere saber nada de pasados, a no ser que sea para reinterpretarlos a su gusto.  En esta tarea los populares cuentan con el apoyo de pseudo-historiadores, los Jiménez de los Santos y los Pío Moa, que saben y hablan de todo; que con un micrófono en ristre, a diario nos despiertan con soflamas a lo Queipo de Llano, creando tal estado de crispación como nunca había acontecido en nuestra reciente democracia; o con libros suntuosos, presentados en grandes centros comerciales con estruendosos alardes mediáticos, manipulan la historia de una manera desvergonzada.

Como no podía ser de otra manera los populares han contado con el apoyo incondicional de la jerarquía católica. En el documento aprobado por la Conferencia Episcopal en Madrid, el 23 de noviembre del año pasado, titulado “Orientaciones morales ante la situación actual de España”, nuestros obispos afirmaron con contundencia  que la reconciliación, en la que se basó la Transición, estaba de nuevo amenazada, ya que quedaban, al parecer, desconfianzas y reivindicaciones pendientes; y al hacerse uso de la “Memoria Histórica”, con una mentalidad selectiva se abrían de nuevo las viejas heridas de la Guerra Civil y se avivaban sentimientos encontrados que parecían estar superados. Recientemente el Obispo de Huesca y Jaca, Monseñor Jesús Sanz en su Carta Pastoral Los Idus de Marzo acusaba a los socialistas de sacarse de la chistera el resentimiento la Memoria Histórica. Y sin embargo, con un cinismo que produce escalofrío, esas mismas jerarquías se prestan a  beatificar a la vez a sus 498 mártires, cifra que supera el número de 11 santos y 468 del siglo XX en España que son considerados mártires. El portavoz episcopal, Juan Antonio Martínez Camino,  indicó: Que la memoria de los mártires no va contra nadie, sino que es un aliento para fomentar la reconciliación en España, en un momento que parece estar amenazada.

 

¡Qué diferente es nuestra derecha, comparada con la de otros países europeos! En Francia, Inglaterra o Bélgica existen unas derechas modernas que, sin complejo alguno, junto a la izquierda participan en actos de condena del fascismo. Aquí no.

 

 Por ello, en nuestro país iniciativas como las  de la Recuperación de la Memoria Histórica seguirán siendo necesarias, porque, como dijo Simón Wiesenthall: La lucha contra el olvido es un instrumento de resistencia contra todas las formas de neonazismo.

 Cándido Marquesán Millán 





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