Periodistas que ennoblecen la profesión
Hay profesionales que ennoblecen la profesión que ejercen. Otros, en cambio, la envilecen. Entre los primeros aparece el periodista Gervasio Sánchez, a quien quiero dedicar las líneas que siguen a continuación. Hace ya tiempo que tenía noticias de su trayectoria profesional. No recuerdo cuándo, como mínimo hace unos 20 años, pude conocerlo personalmente. Lo que sí sé que fue con motivo de una charla-conferencia sobre conflictos bélicos internacionales impartida en el IES “Cardenal Ram” de Alcañiz. Además de sus palabras convincentes, disfrutamos de un repertorio de fotografías de primera mano, tomadas en los países más conflictivos del mundo. No se me ha borrado todavía de la memoria una en la que aparecía el nicaragüense Daniel Ortega, subido en un caballo escalando unas abruptas montañas, en campaña electoral para el Frente Sandinista.
Estos días pasados pude contemplar una extraordinaria exposición en el Centro de Historias de Zaragoza, titulada “Desaparecidos”. La relación de Gervasio Sánchez con el drama de los desaparecidos arranca en Guatemala en 1984, año en el que inició su trayectoria profesional como periodista independiente, especializado en conflictos armados, desarrollando diversos proyectos sobre las víctimas. En estos 25 años de actividad profesional, el tema de la desaparición forzosa ha sido una constante en la obra del fotógrafo que, de manera intermitente, se ha sumergido en numerosos países afectados por esta problemática. La exposición “Desaparecidos” constituye el proyecto más extenso y voluminoso de los realizados hasta ahora por Gervasio Sánchez. Son 122 fotografías en blanco y negro, además de 87 retratos a color, tomados en países de América Latina (Argentina, Chile, Colombia, Perú, Guatemala, El Salvador)) en Bosnia Herzegovina, Camboya, Irak y también de España realizadas entre 1998 y 2010. El contenido trata sobre los miles y miles de seres humanos que han sido masacrados y que sus asesinos han querido borrarlos de la Historia. Afortunadamente la cámara fotográfica de Gervasio ha denunciado estos crímenes, para que las generaciones futuras los conozcan convenientemente. Este es el objetivo fundamental. La profesora de la Universidad Ramón Llull y comisaria de la exposición, Sandra Balsells, ha resaltado la dificultad de la muestra al querer visualizar un drama sin que los protagonistas, en este caso los desaparecidos, estén "ni vivos ni muertos”. Además de una contundente clase de historia, la contemplación de todas las imágenes no puede dejarte indiferente. Hay mucho drama humano. Y también mucha maldad humana.
Algunas fotografías resultan inolvidables, como: Doris Meniconi con el oso de trapo de su hijo Isidro Miguel A. Pizarro, desaparecido el 19 de noviembre de 1974 en Santiago (Chile), marzo de 2000; madres y esposas llorando ante los féretros de las víctimas de Sbrenica en los momentos previos al funeral; los 43 ataúdes de víctimas ixhiles, muertos en los años 80 y localizados en una fosa común en 2008, colocados en una fila ordenada en el centro de la iglesia de Nebaj (Guatemala), en febrero de 2009; Nicolasa Rivas, madre de José Vicente (11 años), Juana Noemí (10 años), Norma (9 años), Vilma (8 años) y Gladys (7 años), desaparecidas en agosto de 1982 en Pilitas (El Salvador); Fila de bolsas con restos humanos a la espera de ser recogidos por los familiares en Al Mahawil (Irak), mayo de 2003; Retratos de víctimas asesinadas en Tuol Sleng. Phnom Penh (Camboya), mayo de 2007; víctimas de ejecuciones extrajudiciales por la represión franquista en Puebla de Cazalla (Sevilla), junio de 2009; los recintos deleznables donde se practicaron todo tipo de torturas de la Escuela de Mecánica de la Armada en Buenos Aires,o la Clínica Santa Lucia en Santiago (Chile). Las fotografías se complementan también con varias proyecciones para transmitir las dimensiones de algunas de las instalaciones, donde se almacenan los restos humanos sin identificar.
Sobre el epílogo de la Exposición, referente a los desaparecidos en España resultan muy ilustrativas las mismas palabras de Gervasio. A diferencia de otros países como Colombia, Bosnia o Guatemala, en España, ha comentado Sánchez, no se ha planteado con "seriedad" la búsqueda de los desaparecidos porque la clase política, en la que incluye a todos los partidos, "también los de izquierdas", han actuado con "cobardía". "Empecé a escarbar en nuestro país después de que una periodista de la Agencia Efe me lo preguntara en 2008, y me encontré con una situación brutal de dolor, similar a la que vi. en otros países, como Guatemala". Este descubrimiento me ha llevado a iniciar este nuevo proyecto, 'Desaparecidos en España', que desarrollaré en los próximos años y que espera tenga la proyección que se merece. Cabe pensar que no se le pongan impedimentos por las instituciones españolas para realizar este proyecto en España, como le está ocurriendo al juez Garzón.
En definitiva esta exposición es todo un ejemplo de compromiso ético, algo que ha sido una constante. Es autor de varios libros fotográficos: El Cerco de Sarajevo (1995), y los publicados por la editorial Blume, Vidas Minadas (1997 y 2002); Kosovo, Crónica de la deportación (1999); Niños de la guerra (2000); La caravana de la muerte. Las víctimas de Pinochet (2002); Latidos del tiempo (2004), junto al escultor Ricardo Calero; Sierra Leona, guerra y paz (2005); Vidas Minadas, Diez años (2007); y Sarajevo, 1992-2008 (2009). En 2001 coordinó, junto a Manuel Leguineche, el libro Los ojos de la guerra, en homenaje a Miguel Gil; y en 2004 publicó el libro literario Salvar a los niños soldados. Desde 1998 es enviado especial por la paz de la UNESCO y desde 2001 dirige el Seminario de Fotografía y Periodismo de Albarracín.
Las instituciones aragonesas le han concedido la Medalla de Oro de Santa Isabel de Portugal y la Medalla al Mérito Profesional, además de nombrarle hijo adoptivo de Zaragoza. Galardonado con numerosos premios entre los que destacan el Cirilo Rodríguez, Club Internacional de Prensa, Andalucía de Cultura, Derechos Humanos de Periodismo, Liber Press, Javier Bueno, Ortega y Gasset y Premio Nacional de Fotografía 2009, entre otros.
El 7 de mayo de 2008 al recibir el Premio Ortega y Gasset de Fotografía hizo un discurso extraordinariamente sincero e impregnado de denuncia a la hipocresía de muchos gobiernos. De apenas cuatro minutos. En el acto estaban presentes la Vicepresidenta del Gobierno, varias ministras y ministros, exministros del Partido Popular, la Presidenta de la Comunidad de Madrid, el Alcalde de Madrid, el Presidente del Senado y centenares de personas Después de nombrar a varios compañeros y amigos de El País a los que respetó como profesionales recordó a Martín Luther King, asesinado cuarenta años antes, a varias víctimas de las minas antipersonas que había conocido cuando eran niños y reflexionó sobre la venta de armas a países en guerra autorizadas por nuestros gobernantes desde el primer gobierno de la transición en los años setenta.
Concluyó con las siguientes palabras: “Yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte”.
Cándido Marquesán Millán
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