La difícil vecindad España-Marruecos
Otro problema muy complejo se le ha presentado al Gobierno de ZP, por la actuación lamentable de Marruecos en el asalto y desmantelamiento del campamento Gdeim Izik, ejemplo de un movimiento nuevo de protesta y resistencia civil saharaui escenificado a las afueras del El Aaiún. Hasta el momento, merced al cerrojazo informativo impuesto por Rabat, ignoramos la magnitud de la masacre, aunque por todos los indicios debe ser de envergadura. Se habla ya de genocidio. La reacción del gobierno español ha sido timorata, sin saber cómo abordarlo, anteponiendo la razón de Estado a la defensa de los derechos humanos en la población saharaui.
Esta contencioso es una herencia envenenada de la dictadura franquista, que todos los gobiernos españoles, instaurada la democracia, han debido sobrellevar, tarea no fácil, ya que la defensa de la causa saharaui genera indefectiblemente tensiones con Marruecos, país que considera innegociable la marroquinidad del Sahara Occidental. Reconocer que la descolonización está inconclusa hasta la realización del referéndum, y el no haber denunciado los Acuerdos de Madrid, han dotado de gran ambigüedad a la política española en este tema muy sensible para la opinión pública española y sobre la que no ha habido consenso entre las fuerzas políticas españolas. Desde la izquierda fue usado para desgastar a los gobiernos de UCD. En general, todos los gobiernos han tratado de tender puentes hacia Marruecos para el establecimiento de unas buenas relaciones. La llegada al poder de los socialistas en 1982, en aras de una política de Estado, supuso el abandono de sus anteriores posiciones a favor del Frente Polisario, para reencauzar las relaciones con Marruecos, país que fue escogido por Felipe González en su primer viaje oficial.
Según Miguel Hernando De Larramendi y Bárbara Azaola, en los años 90, la diplomacia española elaboró una estrategia para normalizar las relaciones con el Magreb, y sobre todo con Marruecos, mediante la intensificación de la cooperación política, y las relaciones económicas y financieras. Por ello, en 1991 se firmó con Marruecos el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación que supuso una institucionalización del diálogo político. Para colaborar en el ámbito económico el Acuerdo Marco de Cooperación Financiera. Lo que se pretendía con ello era atenuar el carácter conflictivo de las relaciones con Marruecos, “reforzando la interdependencia económica entre ambos países mediante la creación de un entramado de intereses cruzados, como instrumento para promover una estabilidad dinámica”. El gasoducto Magreb-Europa que transporta el gas de Argelia a España por Marruecos y la interconexión eléctrica por el estrecho de Gibraltar fueron 2 ejemplos. Se instalaron en Marruecos cientos de empresas españolas. Las inversiones españolas entre 1993 y 2008 llegaron a los 3.000 millones de euros, así como las exportaciones y las ayudas al desarrollo.
No obstante, la construcción de la buena vecindad se rompió entre 2001 y 2003, con el Gobierno de Áznar. El fracaso de la negociación pesquera, las diferencias sobre el control de la inmigración, y la postura española sobre el Sahara Occidental, provocaron una crisis grave con la ocupación de la isla Perejil en julio de 2002 y la retirada del embajador español de Rabat. El conflicto se resolvió por mediación del secretario de Estado de USA, Colin Powel, con la reunión celebrada en Marrakech de diciembre de 2003, concediendo una cuantiosa ayuda a Marruecos.
Al llegar al poder los socialistas en 2004 se relanzaron las relaciones con Marruecos tras los atentados del 11-M, al considerarlas claves para hacer frente a la seguridad de la región, al ser muchos de los implicados marroquíes. A su vez España aprovechó el marco europeo para impulsar las aspiraciones de Marruecos a unas relaciones beneficiosas con la Unión Europea. Desde 2005 España ha liderado, junto con Portugal y Francia, la iniciativa para conseguir un Estatuto avanzado de Marruecos con la UE, que se aprobó en Bruselas en octubre de 2008. En este contexto hay que entender la I Cumbre Marruecos-Unión Europea celebrada en marzo de 2010 en Granada, durante la presidencia semestral española en la UE.
Como acabamos de mostrar el esfuerzo de España para entablar buenas relaciones con Marruecos es claro y manifiesto. Mas siempre la cuestión del Sahara Occidental, además de Ceuta y Melilla…, ha conseguido enturbiarlas, como ahora, por lo que el gobierno de ZP debe hacer un auténtico alarde de equilibrio para mantenerlas, ya que presionado por la sociedad tendrá que hacer una condena clara sobre los acontecimientos actuales. El problema del Sahara Occidental seguirá gravitando sobre las relaciones de ambos países, mientras no se alcance una solución adecuada y justa, que, por otra parte, no vendrá solo de Madrid, sino que deberá venir desde instancias internacionales, de la ONU y la Unión Europea. Los Estados Unidos y Francia por razones geoestratégicas y económicas conocidas por todos no están interesados en encontrarla, ya que se inclinan claramente hacia el lado marroquí.
Como conclusión, es muy importante el mantenimiento de las buenas relaciones con Marruecos, sobre todo por temas vinculados con nuestra seguridad como el terrorismo, el narcotráfico y la inmigración. Pero el gobierno español debe implicarse más, cuando se está masacrando a una población, con la que tenemos una deuda histórica. Lo ocurrido en el Sahara Occidental es un caso único entre todos los procesos de descolonización ocurridos en el continente africano. El destino de este territorio es una cuestión exclusiva de la población saharaui. Es de estricta justicia.
Cándido Marquesán Millán
1 comentario
Rubén -
De acuerdo que son muchos los intereses que tenemos en Marruecos, pero no debemos temerle, no debemos ceder y pasar de este gobierno, porque sólo se va aconseguir que las exigencias de Marruecos vayan más aún.
Sobre las relaciones con Aznar, creo que si la situación de Gibraltar se hubiese dado con este pelele de "presidente" que tenemos, que es una marioneta, ya nos habrían arrebatado Perejil, los demás islotes, Ceuta y Melilla, pero demos gracias y la intervención de Aznar y de Trillo fueron contundentes y supimos callarle la boca ese gobierno rastrero que posee nuestro país vecino, vecino porque Ceuta y Melilla son territorios españoles que limitan con Marruecos.
Sobre lo del Sahara, es grande el papel que tenemos los españoles ahí, y no debemos dejarle de lado. Habría que preparar al Sahara como nación, asegurarse que está libre de terrorismo islamista y apoyar el refréndum que tanto tiempo llevan esperando.
Pero lo principal, no ceder ante Marruecos, defender los Derechos Humanos y la dignidad de España.