Ahora son las Cajas de Ahorro
En estos últimos tiempos el gobierno español, como los del resto de la Unión Europea, se ha visto obligado por la presión de los “mercados” a tomar una serie de medidas neoliberales: reformas laborales, ajustes fiscales, revisión de pensiones y de las Cajas de Ahorros. Una de ellas es el Real Decreto que modifica la Ley estatal de Órganos Rectores de Cajas de Ahorros, (LORCA) aprobado en el Congreso de los Diputados con 323 votos a favor -PP, PSOE, CC y UPN-; 9 en contra -ERC, IU-ICV, BNG, NaBai y UPyD-; y 16 abstenciones de CiU y PNV. Otras medidas han tenido mucha mas repercusión mediática. En cambio, este cambio normativo sobre las CA, no ha merecido tanta atención. No obstante, me parece de tanta trascendencia, como para escribir algunas líneas al respecto. Para entender mejor lo ocurrido, parece pertinente hacer un poco historia sobre estas instituciones de crédito. Sus orígenes se remontan al siglo XIX, iniciándose como instituciones benéfico-sociales que pretendían atenuar las deprimidas situaciones de las clases populares. La Iglesia Católica y algunos grupos ilustrados, como las sociedades económicas de amigos del país, fueron los primeros que fundaron CA, sumándose a principios del siglo XX algunos ayuntamientos y diputaciones. Al principio estaban para luchar contra la usura que sufrían los pobres y los pequeños agricultores en años de malas cosechas, cuando caían en manos de los prestamistas y banqueros privados. La gran mayoría de las cajas tenían ámbito local o provincial; muy enraizadas en la sociedad, servían como depósito del ahorro familiar, y de préstamo para las familias, el agricultor y el pequeño empresariado, y una parte de sus beneficios se destinan a obras beneficios sociales.
Podemos entender los objetivos de las primeras CA en el discurso emitido por D. Florencio Jardiel el 31 de octubre de 1926 en la Fiesta del Ahorro, celebrada en Zaragoza, en la que la Real y Excma. Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País conmemoró el 150 Aniversario de su fundación y la Caja de Ahorros y Monte de Piedad el Cincuentenario de su instalación en Zaragoza: “Gracias a la Caja muchos colonos se han convertido en pequeños propietarios; se han reformado antiguos edificios inhabitables convertidos en casas modernas; nuestro Ayuntamiento de Zaragoza pudo abrir la calle del Portillo; nuestra Diputación Provincial de Zaragoza ha podido ensanchar y transformar la Plaza de Toros, etc. Son toda una serie de ejemplos que sirven para poner de manifiesto que las Cajas de Ahorro españolas, sin faltar al fin primordial para que fueron creadas, el fomento del ahorro; atienden con amorosa solicitud al remedio de las necesidades sociales siempre que su concurso sea convenientemente reclamado. Pero en absoluto, nuestras Cajas de Ahorro, están para embarcarse en aventuras arriesgadas, porque nuestra finalidad no es repartir beneficios entre accionistas, sino fomentar el ahorro y acudir a socorrer algunas necesidades sociales.
Un cambio radical supuso siendo Ministro de Economía, Enrique Fuentes Quintana el Real Decreto 2290/1977, de 27 de agosto, por el que se regulan los órganos de gobierno y las funciones de las Cajas de Ahorros, ya que significó, pasar de ser unas pequeñas CA, muy limitadas en su operatoria crediticia, con una capacidad de generación de beneficios relativamente pequeña y con un carácter casi rural, a convertirlas en unas entidades financieras equiparables a la Banca tradicional. Evidentemente no agradó a los banqueros de siempre, pero todavía eran pequeñas, sin experiencia, prudentes y muy alejadas del riesgo que asumían habitualmente los bancos. Otro cambio fundamental y definitivo en su evolución fue el Real Decreto 1.582/1.988, de 29 de Diciembre, por el que se autorizaba la libre expansión geográfica. En los primeros años posteriores al decreto hubo escaso movimiento, solo algunas de ellas (La Caixa, Ibercaja, Caja Madrid) tantearon el terreno de la expansión geográfica, instalando algunas oficinas en las grandes ciudades. Más tarde fraguó un gran crecimiento posterior de estas entidades, siendo competidores en plano de igualdad con los Bancos en todos los ámbitos. El crecimiento y la fortaleza de las CA no pasó desapercibido para la clase política que vieron la oportunidad de hacerse con unas entidades fuertes, sin propietarios, sin accionistas, entidades que les podían servir no solo como financiadoras de los partidos políticos, lo cual ya hacían, sino también de las instituciones autonómicas, provinciales o municipales. Los políticos entraron en juego y por ende se aprobó la Ley 31/1985, de 2 de agosto, de regulación de las normas básicas sobre Órganos Rectores de las Cajas de Ahorro. Con ello se consagró la politización de las CA si bien es cierto que no todas las cajas se politizaron en el mismo grado, existiendo muchas de ellas totalmente profesionalizadas. Desde 1985 hasta hoy, han ido incrementando, su tamaño, sus cuotas de mercado, su competitividad. Lógicamente la mala gestión, gestión política, llevó a muchas entidades a dilapidar la herencia obtenida, procedente de los años anteriores a 1985, con crecimientos y expansiones geográficas desequilibradas, rentabilidades dudosas, inversiones extrañas, etc. Cajasur pude servir de paradigma de una mala gestión, al embarcarse en el negocio inmobiliario. Muchas CA, igual que los bancos, hicieron cuantiosos préstamos asumiendo grandes riesgos a promotoras e inmobiliarias, como también a particulares. Esta situación era conocida por el Banco de España, en concreto por sus servicios de inspección, mas tratándose de la mala gestión de los políticos, se ocultó, se disfrazó y solo el escándalo de CCM hizo que el problema saltara a las primeras páginas de la prensa.
Con la crisis financiera, en buena parte propiciada por la explosión de la burbuja inmobiliaria nuestro sistema bancario y especialmente el de las cajas está tocado, lo que hace imperiosa, eso nos dicen, una reforma estructural. Las CA están esquilmadas, con índices de morosidad muy elevados, sin liquidez, con inversiones importantes realizadas con criterios no económicos sino políticos, etc. Pero sigo insistiendo no todas. Primero se empezó con las fusiones, prácticamente finalizadas a fines de junio pasado. Y ahora ha llegado el Real Decreto que modifica la Ley estatal de Órganos Rectores de Cajas de Ahorros, que según todos los indicios va a suponer su privatización, ya que entre sus disposiciones se encuentra el que se les va a permitir emitir cuotas participativas (similares a las acciones de los bancos) hasta un 50% de su valor. También podrán operar mediante un banco, cotizado o no, dentro de un SIP o directamente. En caso de que su participación en este baje del 50%, deberán convertirse en una fundación que gestionará la obra social. Además para despolitizarlas, en 2013 ningún cargo público elegido democráticamente por los ciudadanos podrá estar presente en sus órganos de gobierno
Que las Cajas de Ahorro se privaticen es porque son muy atractivas para cualquier grupo privado por diferentes razones: el enorme volumen de su negocio que sobrepasa a los bancos privados, y la dura competencia que hacen al sector. Y además lo están solicitando hace tiempo ya desde determinados poderes económicos, políticos y mediáticos. Tal como ha señalado Antonio Morales Méndez: en noviembre de 2009 Aznar decía en una conferencia en Santander que "las cajas de ahorro deben ir a un proceso de privatización progresiva, en lugar de convertirse en bancos públicos autonómicos" y a principios de julio de este año insistía en que "las cajas de ahorro han demostrado ser, cuando menos, incompetentes" y que se debería iniciar "un proceso de transformación que permita la entrada gradual de la propiedad privada". En marzo de 2010, Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, defendía lo mismo. En mayo la UE presionaba al gobierno español para que iniciara la reforma de las cajas de ahorros. El FMI a principios de julio remató la jugada afirmando que "las cajas de ahorro necesitan un cambio rotundo que permita su privatización, al menos parcial"...
Se veía venir. Al final esos poderes políticos, económicos y mediáticos imperantes han conseguido su propósito: el echar del mercado a las CA. No hace falta haber cursado estudios en Harvard, para llegar a la conclusión siguiente: las CA se convertirán en bancos, muchas oficinas de las CA serán cerradas, 30.000 0 40.000 empleados serán prejubilados. Mas esta circunstancia ya la avisó J. A. Martínez Serrano, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Valencia en un articulo publicado en El País Economía fechado el 29/01/2000, el cual terminaba diciendo “La privatización sería un triste final para las cajas de ahorro” y” resultaría gracioso que unas instituciones nacidas para huir de los usureros del siglo XIX acabase en las manos de los ambiciosos banqueros privados del siglo XXI”.
No obstante hay otras opciones, aunque el triunfo del pensamiento único ha conseguido ocultarlas. Se podía con las CA crear una auténtica banca pública, profundamente social y ética a la hora de las inversiones y los créditos. Una banca pública que ya tuvimos (Banco Exterior, Caja Postal, Banco de Crédito Industrial y los bancos del Instituto de Crédito Oficial) y que se fusionó en Argentaria para ser vendida posteriormente a las bancas privadas tras poner Aznar al frente de ellas a personas de su cuerda. Para el Nóbel de Economía J. Stiglitz los gobiernos debería crear sus propios bancos: "en Estados Unidos entregamos a la banca 700.000 millones de dólares. Si hubiésemos invertido sólo una fracción de esa cantidad en la creación de un nuevo banco, habríamos financiado todos los préstamos que se necesitaban". También, entre otros, Costas Lapavitsas, profesor de Economía de la Universidad de Londres, defiende una banca pública capaz de superar la crisis de una forma justa y de transferir capital hacia una inversión productiva. No se podría dudar de su solvencia y garantizaría una práctica ética y no especulativa. Mas por ahí no van las directrices de los “mercados.”
Cándido Marquesán Millán
0 comentarios