Debemos estar informados
Cada vez nos resulta más complicado a los ciudadanos normales el estar medianamente enterados sobre los diversos acontecimientos de actualidad, que ocurren en nuestro entorno más inmediato, aparecidos en los diferentes medios de comunicación, hablados, escritos o telemáticos. Si tenemos la lógica pretensión de conseguir este loable objetivo, nos es totalmente imprescindible estar en posesión, como mínimo, de unos conocimientos básicos sobre diferentes disciplinas: historia, economía, política, derecho, educación, sociología…De no ser así, nos será harto difícil, por lo menos para el que escribe estas líneas sí que lo es, poder hacer una lectura comprensiva de una noticia o un artículo de cualquier periódico, o de los contenidos de una tertulia radiofónica.
Si queremos hablar con cierta propiedad, no de oídas, respecto a las querellas presentadas ante el Tribunal Supremo contra Garzón por el sindicato ultraderechista Manos Limpias, Libertad e Identidad y Falange Española, en las que se le acusa al juez de prevaricación por excederse en sus competencias, al declararse competente para investigar la desaparición de víctimas del franquismo en tanto que crímenes contra la humanidad, deberíamos tener unos conocimientos básicos de Historia de España, sobre los acontecimientos de la II República, la Guerra Civil y del franquismo, proporcionados tras la lectura de algunos libros de auténticos historiadores, de los de verdad no de los advenedizos, y de ideologías diferentes.
Si nos adentramos en el mundo del derecho la tarea es igual de compleja. Si queremos adentrarnos en los numerosos casos de corrupción, debemos conocer otros rebuscados términos: Tribunal Supremo, Tribunal Constitucional, Audiencia Nacional, Fiscalía General del Estado, Fiscalía Anticorrupción, Tribunal Superior de Justicia de Madrid, fraude de ley, auto, imputado, prevaricación…
Igualmente ocurre en el ámbito de la política. Debemos conocer otros numerosos, y no menos complicados: socialdemocracia, Tercera Vía, neocons, teocons, neoliberalismo, gobernanza mundial, el G-20, federalismo, confederalismo, nacionalismo, Estado de las Autonomías, Estado del Bienestar…
En cuanto a la economía mucho más todavía, ya que hoy es la actividad predominante, a la que están subordinadas todas las demás, incluida la política. Tal como señala Elías Díaz, lo que tenemos ante nosotros es la soberanía (oligárquica) del mercado que está sustituyendo o anulando a la soberanía (democrática) del Estado. El mercado, supuestamente libre, pretende funcionar en un mundo no regulado, sin reglas, sin normas, salvo las suyas propias, es decir sin Derecho, sin Estado y sin Estado de Derecho. y lo está consiguiendo, por mucho que los principales dirigentes políticos lo nieguen. Por ende, no tenemos otra opción que familiarizarnos con determinados conceptos como: déficit público, deuda pública, inflación, deflación, euribor, PIB, IBEX 35, capitalismo financiero desregulado, blindajes de los ejecutivos, primas de riesgo, bonos basura, tasa de crecimiento, superávit o déficit de la balanza de pagos, valor añadido real; Wall Street, FED, Bretton Woods, FMI, Instituto de Crédito Oficial (ICO), los BRIC (Brasil, Rusia, India y China); Keynes, Von Hayek, Krugman, Galbraith; el crack de 1929 y la Gran Depresión, crisis de las puntocom, etc. Mas cuando tras arduo esfuerzo ya comenzamos a usarlos con cierta propiedad, surgen otros nuevos debido al ritmo trepidante de la actividad económica, que nos exigen un nuevo aprendizaje. Como consecuencia de la irrupción imprevista de la crisis financiera internacional del 2008, aparecieron nuevos términos económicos. Las hipotecas-basura o de alto riesgo, las subprime, activos financieros creados en los Estados Unidos, que para su comercialización y ocultación de su riesgo se distribuyeron mediante los CDO (collateralized debt obligation) entre un mayor número de inversores, algunos especializados y otros incautos, todo un ejemplo de innovación financiera, aplaudida en su día, como paradigma del ingenio moderno del sistema bancario, pero que al final se convirtió en una mercancía averiada, podrida y que contaminó todo el mercado financiero, circunstancia en la que tuvieron mucha culpa las agencias de calificación de riesgos, que asignaron ratings razonables y los hedge funds (inversores y bancos) que los compraron con entusiasmo. El experto de la agencia de calificación de riesgos Fitch, Thomas von Luepke, explicó que todo se debió a problemas en "la calidad de la gestión del riesgo” y que "cuando estás acostumbrado a que haga sol cada día, empiezas a dejarte el paraguas en casa". Por cierto, en estos momentos algunas de estas agencias como Standard & Poors están emitiendo unos informes negativos sobre la economía de diferentes países de la Unión Europea, que les están generando grandes dificultades con el consiguiente costo económico a la hora de colocar su deuda pública en los mercados financieros. Sin embargo no fueron muy certeros los informes de Standard & Poors' sobre la empresa de Bernard Madoff, uno de los mayores estafadores de las últimas décadas gracias a su sistema piramidal, que tenía una triple A la máxima calificación, como también la tenía Lehman Brothers, antes de la quiebra. La caída de las cotizaciones en la Bolsa española es todo un ejemplo contundente de la especulación pura y dura por culpa de esas agencias de calificación de riesgos. Después de haber convertido en bonos basura la deuda griega, esos mismos tiburones de las finanzas la han emprendido con las economías de otros países de la Unión Europea, como Portugal, España, Irlanda. Más de lo mismo. Siguen dirigiendo la economía mundial los mismos. Muchas cumbres internacionales y centenares de reuniones entre reguladores, banqueros y políticos, no han servido para nada. Las grandes expectativas de una reforma en profundidad del sistema financiero a pesar de ruidosas declaraciones se han desvanecido de una manera vergonzosa. Ahora mismo, la cancillera alemana, Angela Merkel, acaba de declarar que Europa debe sacar las lecciones necesarias de la crisis griega y crear mecanismos de regulación del sector financiero, que pongan freno a los especuladores. Esperamos que sea cierto de una vez.
Cándido Marquesán Millán
1 comentario
Mestizo -
Eso si que es una vergÜenza. ¿no os parece?.
La autocrítica, desde el ciudadano medio al rey, en España, es como el granizado de limón en medio del Sáhara.
Semos ansinas
Salud