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Siento vergüenza

 

 

Siento auténtica vergüenza de vivir en este país. Día tras día observamos que nuestros derechos sociales nos los están arrancando sin compasión. La situación de la clase trabajadora se asemeja cada vez más a la de los inicios de la Revolución Industrial, con una Reforma Laboral salvaje, que nos la vendieron como balsámica para la creación de empleo. Dolores de Cospedal tenía razón al afirmar que tal reforma daría sus frutos. Efectivamente, los está dando y con mucha rapidez. En el  2013 habrá un 27% de la población activa en paro.  Mas, todavía no es bastante. La OCDE acaba de recomendar abaratar el despido y subir el IVA.

Están dinamitando nuestro sistema sanitario público, basado en el derecho universal a la salud y del que todos los españoles deberíamos sentirnos orgullosos. Por lo que parece, no deben ser partícipes de este legítimo orgullo los dirigentes populares, grandes patriotas, vistas las prisas que tienen en ponerlo en almoneda  para beneficio de grandes grupos empresariales. Nos dicen que es para  proporcionarnos un mejor servicio. Nunca llegaré a entender, debo ser duro de mollera, el extraño concepto de que, a igualdad de servicios y de calidades, sea más adecuado un presupuesto que incluye beneficios para terceros que otro que no  los incorpora. Mientras se producen miles de despidos de profesores en colegios e institutos nos venden las excelencias- hace falta tener la cara más dura que el cemento armado- de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa. Quitando recursos materiales y humanos se mejora la calidad. Es la cuadratura del círculo. Una generación de jóvenes condenada al paro, al trabajo en precario o a la emigración. Muchas familias desahuciadas de su vivienda, víctimas de una ley hipotecaria, que el gobierno se resiste a cambiarla para mantener los privilegios bancarios. Cientos de miles de personas dependientes desamparadas. Más de dos millones de parados sin cobrar subsidio alguno, cierre de centros de atención a mujeres maltratadas y de personas drogodependientes. Hasta 2.267.000 niños por debajo del umbral de la pobreza, un 27,2%, según UNICEF. A los pensionistas, además del copago, se les hurta la subida del IPC. De verdad, es aterrador.  Es el dogma taumatúrgico del control del déficit, que sirve de coartada al gobierno para justificar todo, aunque vayan quedando numerosos cadáveres por el camino. “Estamos haciendo lo que hay que hacer”, “haremos lo que convenga a todos los españoles”…  No saben hacer otra cosa que recortar-no en todo, como veremos más adelante- , recaudar y despedir trabajadores. No cabe preguntar por los objetivos y el final de tanto sufrimiento. Quien lo hace es sometido a todo tipo de dicterios.  No hay alternativa. Por lo que hablar de democracia resulta un sarcasmo. Así tenemos una sociedad deshilachada, desmoralizada y atemorizada en el presente y desconfiada en su futuro. Lo más grave, es que lo peor está aún por llegar. La capacidad de aguante de una sociedad tiene un límite. La desesperación puede ser el detonante de una explosión social. Esto tiene que reventar por algún lado.

Entre las medidas tan brutales, hay una que me ha llegado al alma. Pensaba que unas líneas rojas no se sobrepasarían. Craso error.  El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad ha eliminado de los Presupuestos Generales del Estado la partida destinada al Servicio de Teleasistencia Domiciliaria para 2013, que en el 2012 era de 28,9 millones de euros. Cerca de medio millón de personas mayores en situación de fragilidad dejarán de recibir un servicio esencial para su permanencia y seguridad en el hogar. ¡Cómo no voy a sentir vergüenza ante una medida tan cruel y sádica! Si una sociedad ante un hecho como este no reacciona es que está gravemente enferma. Mientras tanto, según Pere Ortega,  del Centre d’Estudis per la Pau, se concedió un crédito extraordinario de 1.782 millones de euros al Ministerio de Defensa para atender al pago de obligaciones correspondientes a Programas Especiales de Armamento (PEAs). Este crédito se suma a los 507 millones ya detraídos de los recursos del M.º de Industria para el pago de los PEAs en el 2012.  Pero, además, se han suplementado otras partidas, para operaciones militares en el exterior. Una partida a la que cada año se le asignan 14,36 millones, al final supera los 850 millones y que sale de los Fondos de Contingencia. Estas modificaciones han incrementado el presupuesto de Defensa en 2.826,7 millones hasta septiembre de 2012, un 27% respecto al inicial, cuando el Gobierno  dijo que disminuía un 8,8%. La previsión de pago del Ministerio de Defensa para 2013 respecto de los controvertidos PEAs, de los cuales se adeudan 32.000 millones, es de 6,84 millones. El secretario de Defensa, Pedro Argüelles, ante la Comisión de Defensa del 8 de octubre, afirmó que no descartaba recurrir de nuevo a créditos para tal fin. Por ello, la propuesta de disminuir un 6,7% el presupuesto de Defensa para el 2013  (hasta 6.913,6 millones) es falsa.

 

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