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El mundo que deja Bush

 

 

 

 

 

 

Faltan unos pocos días para que Bush ceda a Obama el poder al frente del país más poderoso del mundo.  Ahora ya se puede hacer una valoración a vuela pluma de cuáles han sido los resultados. La pregunta que yo me hago, así como otros muchos, preocupados por el presente y futuro de la humanidad, es muy simple. ¿El mundo que deja Bush es mejor o peor que cuando llegó a la Casa Blanca? La respuesta me parece clara, mucho peor, aunque haya algunos egregios españoles, que piensan de muy distinta manera,  como el de la frase No están ni en desiertos remotos ni en montañas lejanas, y que en un artículo publicado poco ha en Le Fígaro, titulado: Ce que nous devons a George W. Bush reconoció sus grandes méritos por la defensa de la libertad.

 

En cualquier caso, George W. Bush se marchará de un modo muy similar al que lo vio llegar. Rodeado de la polémica sobre la legitimidad de su mandato. En noviembre de 2000 fue por su validez de origen, tras aquellas elecciones populares que ganó su rival Al Gore y que él capturó en la Corte Suprema.

 

Por lo que hace referencia a la situación interna de los Estados Unidos, nunca un presidente había dejado una situación tan negra a su sucesor. Uno de los problemas más apremiantes al que tendrá que enfrentarse el nuevo presidente de EE.UU. es la crisis económica y el déficit que dejará en las cuentas del estado. Cuando el republicano asumió el poder heredó US$651 mil millones de superávit de la administración de Bill Clinton, pero lo deja con un déficit presupuestario récord de US$483 mil millones de dólares, sin tomar en consideración el paquete de estimulo económico de US$700 mil millones de dólares. Además, Obama tendrá que buscar una manera de estimular el crecimiento económico y devolver el optimismo a los estadounidenses que dejaron de consumir, acosados por la inseguridad laboral y el temor de que las cosas sólo puedan empeorar. Mas lo grave es que ha exportado la crisis a nivel mundial. Todo ello producto de las políticas neoliberales, que preconizaban más mercado y menos estado. Lo cierto es que estamos inmersos todos en una crisis sin precedentes en la historia del sistema capitalista, de la que nadie se hace responsable. En un reciente artículo aparecido en el diario “El Tiempo” de Bogotá, de Elizabet Mora-Mass, se dice al respecto:  En un excelente especial, Lionel Barber, el editor del prestigioso periódico 'Financial Times', hace no solo el balance del 2008 -el año de las grandes quiebras financieras y los ladrones de cuello blanco- en un informe titulado 'Cómo los jugadores quebraron los bancos', sino un análisis para mostrar la forma en que ninguna entidad reguladora de controles oficiales, como el Congreso y el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos, la Casa Blanca, la corona de Inglaterra, la Unión Europea, las juntas y los jefazos de las grandes corporaciones y otras entidades mundiales, prestó atención a lo que estaba pasando con los préstamos para hipotecas en Estados Unidos. Y falló en controlar las nuevas inversiones de las grandes multinacionales de fondos de inversión a nivel global, a pesar de que personajes como el inversionista George Soros y Martin Wolf, el jefe de analistas financieros del mismo 'Financial Times', habían advertido desde principios de año la debacle que iba a azotar a la economía financiera mundial, debido a la falla del dólar como patrón del sistema económico capitalista global…

 

 

En cuanto a la política exterior, todavía es peor. Todo Oriente Medio es un auténtico polvorín, presto a explotar a pedazos, que lleva ocho años sufriendo una pavorosa descomposición y el parón que se observa en su maltrecho proceso de paz, no tiene parangón en la historia. Iniciemos por Irak.  Bush se embarcó en este mar tenebroso al creerse bendecido por Dios para realizar una misión histórica y tener la convicción de estar dirigiendo el país del “Destino Manifiesto”. Bastantes fundamentalistas religiosos americanos le han hecho creer que es el enviado de Dios, en una especie de providencialismo. En la cruzada contra el Eje del Mal, Dios está de su lado y por ello utiliza a Dios como legitimador de determinadas actuaciones políticas. Las armas de destrucción masiva no se encontraron. No las había. Pero en cambio sí apareció algo que viene a ser otra arma de destrucción masiva. Movidos, sin duda, por Al Qaeda, aparecieron en Irak los suicidios de la bomba en la cintura, además de los coches bomba. En consecuencia, todos los días nos vemos sorprendidos con más y más atentados. Los soldados de los ejércitos invasores acumulan millares de víctimas. Los muertos en la población iraquíes no se pueden conocer. Las víctimas, un día son los sunníes otro día son los chiíes. Mas las secuelas destructivas son otras muchas. En Irak hay 4 millones en estado grave de desnutrición; el 70% sin agua potable; el 80% sin atención sanitaria; el 50% en paro; 2 millones de refugiados en países vecinos (sobre todo en Siria; donde para sobrevivir chicas iraquíes trabajan en los prostíbulos); otros 2 millones desplazados dentro del país; violencia diaria que afecta a unos 8 millones y un 45% en la pobreza más absoluta.

Por otra parte, en términos morales la situación es también catastrófica. Lo que debía haber sido un combate por los valores de la democracia, la justicia y la paz se ha convertido en todo lo contrario. El ejército norteamericano es responsable de torturas y actos de crueldad inaceptables, empezando por los ocurridos en la cárcel de Abu Graib, en 2004 y que ha inmortalizado  Fernando Botero. Las imágenes de las torturas conmovieron al pintor colombiano. Ahí comenzó su obsesión y su descenso a los infiernos. Botero no podía sacar de su cabeza tanta humillación. Durante un año, a partir de la lectura de un artículo crítico publicado en el semanario The New Yorker que dio la vuelta al mundo, el artista trabajó para plasmar y denunciar el drama de los abusos que sufrieron los presos. Comenta el pintor colombiano que "Estuve 14 meses pintando, sumergido en una especie de pesadilla. Sentía la necesidad de denunciar aquel horror, que el país que se presenta ante el mundo como modelo de compasión y democracia utilizase los mismos métodos que el régimen de Sadam Hussein". Botero intentó ceñirse a la realidad. Su intención durante todo ese tiempo era reconstruir con absoluta fidelidad a los hechos lo que estaba ocurriendo en aquella cárcel de Bagdad. "No inventé nada, todo lo que aparece en los cuadros (los perros rabiosos, los prisioneros sodomizados, los soldados meándose sobre los reclusos…), lo leí en la prensa o lo vi.  en la televisión", advierte el artista. La única licencia que se permitió es el orondo volumen de todos los personajes retratados, inconfundible rasgo en toda su producción pictórica.

            En la última visita de Bush a Irak, y durante la rueda de prensa con Maliki, fue cuando un periodista le lanzó sus zapatos al tiempo que le espetaba en árabe: “Es el beso del adiós, perro”. Mientras las fuerzas de seguridad lo sacaban de la sala aún pudo gritar: “Usted es el responsable de la muerte de miles de iraquíes”. Recuperando la sonrisa tras el incidente –los zapatos no le dieron–, Bush dijo no haberse sentido “para nada amenazado”. Tanto llamar perro a alguien como tirarle un zapato son graves insultos y muestras de profundo desprecio por parte de un musulmán. El profeta Mahoma calificó al perro de "animal impuro", y la sharia prohíbe tenerlos si no es por necesidad (para la caza o la guardia). Lanzar un zapato está relacionado con el rito de la lapidación del diablo, en que se le tiran siete piedras... o zapatos si no las hay a mano.

 

Pero Irak no es el único frente abierto. Luego está el asunto de Afganistán, donde también la OTAN se metió en el avispero. Sería la primera vez en los últimos dos siglos que algún país, incluso grandes potencias, haya ganado una guerra de guerrillas; en España durante la Guerra de la Indepndencia, en Corea y en el Vietnam, los franceses en Argelia y los soviéticos en el mismo Afganistán. Es imposible, en un conflicto asimétrico, derrotar en una guerra convencional a un ejército guerrillero invisible que acecha en todas partes y que no tiene bases permanentes. Como candidato, Obama no descartó enviar más tropas a ese país para controlar la situación. El problema es que el ejército estadounidense está al límite de sus capacidades y sus aliados de la OTAN, no parecen dispuestos a enviar más soldados a esa región, a pesar del resurgimiento del movimiento talibán y la consolidación de organizaciones relacionadas con Al Qaeda..

Y qué decir del actual conflicto entre Israel y los palestinos. Es un auténtico desastre, como consecuencia de los ataques de Israel a la franja de Gaza, con unas consecuencias imprevisibles. Esta situación no se hubiera desencadenado sin el permiso de los EE.UU.  Es de lamentar la tibieza de Obama que guarda silencio sobre los bombardeos israelíes de Gaza porque el "presidente es aún Bush". Esperemos que cuando el presidente sea él, recupere pronto el habla; aunque, quizás, a esas alturas ya sea demasiado tarde. Sin embargo para muchos árabes, el silencio de Obama, es un claro indicio de que sus cambios en política exterior serán menores y lentos. Además critican el hecho de que sí se haya pronunciado por los atentados en Mumbai,  en la India. Los analistas consideran que Israel programó los ataques para impedir que la situación en Gaza se convirtiera en la primera crisis internacional para Obama, entre otras razones.

Otra de las herencias de Bush es la cárcel de Guantánamo que se encuentra en territorio cubano.  Además de cerrar este antro, donde cientos de personas fueron detenidas por años sin una acusación formal, los grupos de derechos humanos piden que se rechacen las prácticas que se instauraron durante el gobierno de Bush con respecto a la tortura y a las "detenciones secretas" que efectuó la CIA

 

 

Terror, muertes de millones de personas, gastos exorbitantes en guerras, cárceles secretas y castigos de índole de la tortura subacuática para extraer información, justifican la repulsión frente a las huellas de este gobierno Por ello, todos debemos darnos por satisfechos si el inquilino de la Casa Blanca retorna a su rancho, de donde no debiera haber salido, y allí podrá observar cómo restañan las innumerables huellas que causó. Desearía que un día no muy lejano rindiera cuentas ante un Tribunal Internacional, más sé que será imposible, ya que los estados elaboran unas leyes para que sus gobernantes sean intocables. Pero si no lo hace en este mundo, cabe esperar que lo haga ante Dios, al que apela constantemente a lo largo de estos años, como lo hizo en el discurso del estado de la nación de 28 de febrero de 2003, dos meses antes de la invasión de Irak: La libertad que nosotros apreciamos no es el don de América al mundo, sino el don de Dios a la humanidad. Nosotros, los americanos, confiamos en nosotros mismos. No pretendemos conocer todos los caminos de la providencia. Sin embargo, podemos creer en ellos poniendo nuestra confianza en el Dios Amor que está detrás de toda vida, de toda historia. Que él nos guíe ahora. Y que Dios siga bendiciendo a los Estados Unidos de América.

 

 

            Los inicios de este nuevo año 2009, como acabamos de ver van a ser duros. Sin embargo, el 2009 entra acompañado de un factor maravilloso: se va George W. Bush, no solo el peor presidente que han tenido los Estados Unidos, sino la peor pesadilla de la humanidad. Con eso basta para llenarnos de optimismo, aunque el cúmulo de dificultades y la cantidad de incendios por apagar que hereda el presidente Obama son muchos.

 

 

            Cándido Marquesán Millán

 

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