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Bendita Persecución

 

 

 

                                              

 

            Lo actuación de la jerarquía de la iglesia católica en este país resulta cuando menos sorprendente. Cualquier recién llegado a esta nuestra querida España que oyera los sempiternos lamentos de los Rouco, Ureña y Cañizares podría llegar a pensar que los católicos están siendo sometidos a una persecución implacable e inmisericorde, equiparable como mínimo a la que Diocleciano  sanguinariamente llevó a cabo  contra los primeros cristianos a inicios del siglo IV después de Cristo. Mas las palabras episcopales no concuerdan, por lo menos para mí, con la realidad clara y manifiesta, que paso a describir a continuación.

 

 En estos días lluviosos de Semana Santa todos hemos podido comprobar esas inmensas manifestaciones  procesionales  y religiosas, presididas conjuntamente por las autoridades eclesiásticas y civiles, y que han inundado y ocupado el espacio público de  nuestros pueblos y ciudades  con tambores y bombos, con penitentes vestidos con túnicas y capirotes, con cofradías de Las Siete Palabras o de Las Esclavas de María, con diferentes y suntuosas peanas porteadas por costaleros, de La Oración en el Huerto, El Nazareno, San Juan, la Virgen de los Dolores, El Descendimiento de la Cruz y La Santa Cama escoltada por el cuerpo de la Benemérita o por soldados romanos. Cuando retornábamos a nuestra casa todos hemos podido disfrutar también con todo ese elenco variado de películas emitidas, tanto en las televisiones públicas y privadas, con títulos tan sugestivos como: Barrabas, San Pedro, Salomé, Lourdes, Espartaco, Rey de Reyes, Quo Vadis, Los Diez Mandamientos…, así como con  las retransmisiones del Santo Entierro desde Calahorra, Murcia y Hellín, La Semana Santa en la Hoya de Huesca,  El Romper la Hora en Híjar y Calanda, El Monumento de la Semana Santa en Biscarrués,  El Drama de la Cruz en Alcorisa, El Vía Crucis de Adejé, El Vía Crucis desde Roma,  La Procesión de los Salzillo desde Murcia, La Procesión de Viernes Santo desde Lorca, El Triduo Santo, La Vigilia Pascual desde la catedral de Santa María Magdalena de Getafe, Los Costaleros para un Cristo Vivo, La Santa Misa de la Pascua de Resurrección desde Ciudad del Vaticano…. En esta último acto litúrgico, todos hemos podido ver también en una televisión pública, cómo Benedicto XVI  podía exponer por doquier  sin impedimento  alguno su mensaje pascual, afirmando que el dolor, la injusticia, el sufrimiento y la muerte de inocentes estaban sometiendo a  la fe  católica a una dura prueba, aunque se olvidó la pena capital; también recordó que en este día se celebraba  en la tradición cristiana la resurrección de Jesús; finalmente  impartió la bendición “Urbi et Orbi”en 62 idiomas, entre ellos el español y el portugués. También ese mismo día los Reyes acudieron con los duques de Lugo y de Palma y sus nietos a la catedral de Palma con motivo del Domingo de Resurrección, donde fueron recibidos por el obispo de Mallorca y varios canónigos del Cabildo Catedralicio.

 

Además la Iglesia católica española, cuyas cabezas visibles son los anteriormente mencionados purpurados, recibe cada año del Estado (o sea, de todos los ciudadanos, católicos o no) importantes cantidades de dinero que es difícil precisar con exactitud. El Estado tiene que costear los sueldos de obispos y sacerdotes, cantidad que ronda los 150 millones de euros. También tiene que pagar el salario a más de 30.000 profesores de religión católica en la escuela pública y en la privada concertada, financiada con fondos públicos. Desde tiempos de Felipe Gónzalez  a numerosos centros privados se les financia la enseñanza  a través de los conciertos. Y por si todavía no fuera bastante debemos tener en cuenta las importantísimas cantidades que el Estado dedica también todos los años al mantenimiento del ingente patrimonio histórico-artístico de la Iglesia católica. Como el movimiento se demuestra andando quiero exponer que  hoy mismo aparece en la prensa regional aragonesa la noticia de que el Gobierno de Aragón va a financiar el 80% de la cantidad de medio millón de euros para acabar con las goteras de la iglesia barroca de Ojos Negros, del 20% restante se harán cargo a partes iguales, el Ayuntamiento y el Obispado de la Diócesis de Teruel. De la misma manera el Gobierno de Aragón va a financiar la reparación de la cubierta de la iglesia de la Asunción de Cantavieja con  otro medio millón de euros.

 

A la vista de todos estos datos, resulta curioso que hoy en España haya todavía algunas personas que se quejan con lamentos jeremíacos de la “persecución” que está padeciendo la Iglesia católica por parte del Estado español y, sobre todo, por parte del Gobierno de Rodríguez Zapatero que sigue incluyendo en los presupuestos generales del Estado las cantidades suficientes para el sostenimiento de la Iglesia católica.

 

Si esto es persecución, que venga Dios y lo vea. ¡Bendita Persecución!

 

 

 

Cándido Marquesán Millán

 

 

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