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La gran paradoja del neoliberalismo

       Los acontecimientos económicos recientes de E.E.U.U. relacionados con la crisis inmobiliaria y de crédito, me sirven de pretexto para hacer unas reflexiones, que tampoco vienen mal, y todavía más en los tiempos que corren. Parecía que con la globalización y la innovación financiera los ciclos económicos habían pasado a mejor vida y los riesgos de liquidez y de crédito habían desaparecido. Por ende, las Bolsas nos han proporcionado unos años excepcionales y los amos del universo, esos jóvenes ambiciosos han campado a sus anchas espoleados por la codicia enfermiza e infecciosa de unos inversores que reclamaban cada vez mayores rentabilidades. La ingeniería financiera ha proporcionado una década dorada imaginando nuevas formas de endosar y comercializar el riesgo de las hipotecas de alto riesgo (subprime), para distribuirlo mediante los CDO (collateralized debt obligation) entre un mayor número de inversores, algunos especializados y otros incautos.Un crédito hipotecario «subprime» o de alto riesgo, se podría decir que son aquellos que se conceden a una persona sin pedirle garantías ni avales, es decir, sin cumplir los estándares mínimos de calidad crediticia. El prestatario tiene unas condiciones fuera de lo que una entidad bancaria normal aceptaría, ya sea porque no tiene una estabilidad laboral o porque cuentan con unos ingresos mínimos sin poseer siquiera una nómina. Además cuentan con una tasa de interés más alta de la habitual ofrecida por el banco o entidad financiera y un límite más bajo de préstamo.Los CDO son el último ejemplo de innovación financiera, aplaudida en su día, como paradigma del ingenio moderno del sistema bancario, pero que al final se ha convertido en una mercancía averiada. El negocio de los CDO era el siguiente. La clave estaba en convertir esa deuda mala (subprime) en un nuevo producto financiero bien presentado y en ocasiones mezclado con otro tipo de deuda de mayor calidad. Fue así como surgieron los CDO. Del resto se hacían cargo las agencias de  calificación de deuda, que asignaron ratings razonables y hedge funds (inversores y bancos) los han comprado con entusiasmo. El experto de la agencia de calificación de riesgos Fitch, Thomas von Luepke, explica que todo se debe a problemas en "la calidad de la gestión del riesgo” y que "cuando estás acostumbrado a que haga sol cada día, empiezas a dejarte el paraguas en casa".   Así en USA se produjo una doble burbuja, la primera vinculada al mercado inmobiliario y la segunda al crédito. El sector de la vivienda creó una gran actividad económica y empleos en su entorno, y ahora se ha revertido el proceso. Los precios de la vivienda están cayendo ahora a un ritmo que no se veía desde los años de la Gran Depresión de 1929. Los datos hoy hablan por sí solos y la realidad desagradable asoma para muchas familias norteamericanas, que aprovecharon los bajos tipos de interés para intentar comprar una casa. Hoy se calcula que en USA hay 2 millones de propietarios a punto de perder sus casas, al no poder soportar las nuevas condiciones impuestas por los bancos. Bastantes las están vendiendo y con el producto de la venta, pagarse el alquiler.  La explosión de la primera burbuja inmobiliaria se unió a la del crédito. por lo que quedaron también atrapados los grandes bancos extranjeros, atraídos en años pasados por los productos financieros estadounidenses. Es el caso de la entidad francesa BNP Paribas, que ha decidido congelar, durante como mínimo un mes, la cotización de los títulos de tres de sus fondos de inversión. El fuerte impacto de la crisis en los mercados financieros alemanes, se debe, según algunos analistas, a que los bancos se vieron obligados a invertir en negocios arriesgados, dada la baja rentabilidad de sus operaciones en el país. Entre las entidades alemanas afectadas por la crisis está el banco alemán IKB y el Commerzbank. Ello explica que la crisis en EE UU esté salpicando a Europa y Asia.Para evitar la lógica crisis de liquidez de muchas entidades financieras, han tenido que intervenir coordinadamente los Bancos Centrales de las principales economías industriales (Unión Europea, Estados Unidos, Japón, y Australia), en un hecho sin precedentes desde la caída de las Torres Gemelas. El BCE, la FED y el Banco de Japón  inyectaron liquidez al mercado financiero en una cantidad impresionante de 207.420 millones de euros. Y todavía continuará.Esta crisis, comparable a la asiática de hace una década, es un ejemplo contundente de la doctrina neoliberal, que supone el fundamentalismo del mercado libre antes que el idealismo democrático, y que es ahora la fuerza conductora de la política y la economía en la mayor parte del mundo, y que su ideología de mercado está conducida no sólo por los beneficios, sino que además es acompañada por la extraordinaria habilidad de reproducirse con tal éxito que, parafraseando a Fred Jameson, es más fácil imaginar el fin del mundo que del capitalismo neoliberal. Los defensores acérrimos del neoliberalismo, como el gran Von Hayek(1899-1992), que en su libro Camino de servidumbre(1944), no tuvo empacho alguno en decir esto: Es la sumisión del hombre a las fuerzas impersonales del mercado lo que en el pasado hizo posible el desarrollo  de una civilización, que sin ello no hubiera podido desarrollarse; es por medio de esta sumisión que participamos cotidianamente en la construcción de algo más grande de lo que podemos llegar a comprender plenamente., son los que  reclaman ahora el intervencionismo de los Bancos Centrales. Toda una paradoja.  Cándido Marquesán Millán 

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