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¿Usted va dimitir? De ninguna manera.

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Hay un artículo extraordinario de Santiago Alba Rico titulado La corrupción como propaganda, pleno de sugerentes y novedosas ideas sobre esta auténtica lacra, un notable estigma de nuestra democracia y una de las principales fuentes de la carencia de confianza sin la cual no se puede construir un proyecto colectivo. Me fijaré en algunas de ellas, que me servirán para añadir algunas reflexiones personales. Se inicia con la siguiente cita: “En una película de Comencini de los años setenta, Buenas noches, señoras y señores, un periodista de televisión aborda a un político corrupto, con el que sostiene –cito de memoria- el siguiente diálogo: “¿Va usted a dimitir?”, “De ninguna manera; sin mi cargo no podría comprar a los jueces”, “¿Y los votantes?”, “Dimitir sería traicionarlos; me han votado para mentir, prevaricar, malversar fondos y no voy a desilusionarlos”. Su lectura me ha servido para reafirme en la idea de que muchas veces la realidad supera con creces al mundo de ficción. Las actuaciones de los dirigentes del PP en la Comunidad Valenciana y la de Madrid, durante unos 20 años, y también a nivel estatal, es una constatación perfecta del film de Comencini. Cuanto más mentían, prevaricaban, malversaban los dirigentes del PP, por supuesto presuntamente, más les refrendaban electoralmente sus votantes. No los iban a desilusionar.

Más adelante Alba Rico se refiere a la idea de “el poder corrompe”. Haciendo un inciso tal frase forma parte, tal como pude oír al catedrático de Derecho Político de la Universidad de Zaragoza, Manuel Ramírez, de una más amplia de Montesquieu expuesta en su obra El espíritu de las leyes “el poder corrompe y si el poder es absoluto corrompe absolutamente” y de ahí la conveniencia de la división de los tres poderes, el ejecutivo, legislativo y judicial, para contrarrestarse entre sí. No obstante, tal frase mayoritariamente se le atribuye a Lord Acton, historiador y político inglés del siglo XIX. Me parece irrelevante la paternidad de la frase.

Al hablar de “el poder corrompe”, que provoca inevitable y lamentablemente la despolitización y el fatalismo de la ciudadanía, esta fija su atención en el “poder” y no sobre los medios para conseguirlo, los cuales son los verdaderamente corruptores. Es mucho más cierto que la corrupción en determinadas condiciones proporciona el poder, y así, solo se puede alcanzar este si uno previamente se ha corrompido. Dentro del partido el honesto pronto se da cuenta de cuáles son las reglas. Para llegar arriba hay que olvidar los principios y valores morales.

Si ya las ideas expuestas de Alba Rico son demoledoras, la última lo es más todavía. Veámosla. El verdadero peligro comienza cuando no es la clase política la que se corrompe, sino también sus votantes. En España lo estamos constatando, lo que penan las leyes y castigan los tribunales, lo absuelven sin ningún problema ético con sus votos muchos ciudadanos, lo que no impide que todos ellos se llenen la boca criticando agriamente la corrupción de los políticos. Según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) todavía seguirán votando al PP, el 26,3% de los votantes. ¿Irán a votar, supongo, con la nariz tapada? A todos estos inquebrantables votantes del PP, quiero dedicarles las palabras del diputado de Ciudadanos Cantó García del Moral dirigidas al periodista Castillo Prats y autor de dos libros de investigación Tierra de saqueo: la trama valenciana de Gürtel, y Yonquis del dinero: las diez grandes historias de la corrupción valenciana, que fue invitado el pasado 28 de noviembre de 2017 a intervenir en La Comisión de Investigación relativa a la presunta financiación ilegal del PP. Son una muestra del nivel de degradación alcanzado por la política del PP durante unos 20 años en esta Comunidad. Son tremendas. Hay que leerlas despacio, yo a medida que las iba leyendo me sentía profundamente avergonzado como español. Cantó García del Moral dice así: “Usted lo dice en su libro.(Se refiere al de Yonkis del dinero..) Los valencianos hemos vivido historias dignas de las mentes más retorcidas del cine: un atraco millonario —por miembros que incluso pertenecían al Opus Dei— tras la visita del Santo Padre, un alto cargo de la televisión pública que forzaba a las periodistas a tener encuentros sexuales no consentidos, el yate de un empresario como escenario de orgías y de viajes gratis para políticos corruptos, robar dinero destinado a ayudas a niñas africanas violadas e infectadas de sida, presidentes de equipos de fútbol que tanto amañaban partidos como contratos públicos para lograr sus fines, aeropuertos peatonales, edificios millonarios sin uso. Basta dar un vistazo a los títulos de los capítulos de su libro: Estoy en política para forrarme; Me hace falta mucho dinero para vivir; Yo no sé a la gente que habré colocado; Lo nuestro antes que lo de los negratas; Mi hermana nos repartía dinero a cambio de una comisión; Aquí hay pelas para todos; Una pastuqui importante; Soy la p. insaciable; Necesito cien gramos de caviar; Qué ostia, qué ostia o Un mil, onze mil, dotze mil, dos millons de peles. Esto forma parte de la casuística que ha hecho que la Comunidad Valenciana fuera tan nombrada.”

La conclusión de todo lo expuesto es clara. Nuestra democracia está profundamente enferma. En una democracia normalizada y asentada a través de una larga trayectoria histórica, como en Reino Unido, hoy Mariano Rajoy no sería presidente del Gobierno tras esa avalancha de casos de corrupción en su partido, del que ha sido su máximo dirigente y por tanto su máximo responsable. ¡Qué cruel resulta a veces echar la vista atrás! La financiación ilegal del PP que explotó con Bárcenas, se forjó en la década de los 90. Por eso, Martínez Noval, del Grupo Socialista del Congreso, le espetó a Áznar en la sesión del 10 de marzo de 1999: “Estando en la oposición usted recordará que utilizaba muy a menudo el discurso de la regeneración democrática. La frase que mejor recuerdo, la más resonante era aquella de que usted iba a barrer de España a los corruptos”. Respondió Áznar: “Por muchos errores que se cometiesen ahora o en el futuro en la vida política española jamás se podría igualar o superar lo que ustedes llegaron a hacer en la vida política española jamás, ni acercarse… Tal respuesta le sirvió de pretexto a Javier Pradera, para escribir “Queda así expedita la vía para que los militantes desvergonzados del PP interpreten las palabras de Áznar como un guiño cómplice que les invita a usar sus cargos en la Administración en beneficio propio o para la financiación irregular del partido siempre que no hagan ruido y no superen - las marcas de corrupción dejadas por los socialistas tras sus 14 años de gobierno: ¡Todavía hay margen para enriquecerse, compañeros! Sus correligionarios del PP siguieron las recomendaciones de su líder a rajatabla. Quiero ahora fijarme en una circunstancia, que ha pasado desapercibida para muchos medios de comunicación y para la ciudadanía española. La financiación ilegal del PP que explotó con Bárcenas, se forjó en la década de los 90. ¿Quién estaba al frente del PP por aquellas fechas? ¿Tendrá alguna responsabilidad? Parece lógico que fuera requerido a declarar ante los tribunales. ¡Qué menos!

Pero existen otras razones muy importantes para justificar su salida de la Moncloa. Una muy importante. Estamos ante un conflicto político, el de Cataluña, de primerísima magnitud, probablemente el más grave sin duda alguna desde la implantación de nuestra democracia. Conviene de nuevo mirar con el retrovisor hacia atrás. En 1978 Cataluña votó afirmativamente con un 90% la Constitución. Hoy, el 70-80% de los catalanes quieren celebrar un referéndum de independencia, y el 48% avaló con su voto en las últimas elecciones, la voluntad de marcharse. ¿Qué ha pasado para llegar a eso? Muchas cosas. Aquí se han cometido errores por las dos partes. Pero como español tengo pleno derecho a exigir responsabilidades a mi presidente del Gobierno por no haber sabido, querido o podido resolver este problema político. Otra herencia envenenada, además de la corrupción, que nos deja Mariano Rajoy. Pero todavía hay más: la expansión de la desigualdad, la precariedad laboral, la permanencia del fraude fiscal, la manipulación de los medios de información públicos, los ataques brutales al Estado del bienestar, el menosprecio a las víctimas al incumplir la Ley de la Memoria Histórica, todos ellos ocultos tras el señuelo del crecimiento económico. Son razones más que justificadas, para que las izquierdas españolas, si fueran medianamente responsables, se hubieran unido para que Mariano Rajoy retornara a su puesto de registrador de la propiedad. Pedro y Pablo, no olvidéis que la Hi

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