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EL QUE NO SABE, NADA ENTIENDE. POR ELLO DEBERÍA SABER.

Cándido Marquesán

Se ha extendido en amplios sectores de la sociedad española la idea de que todo trabajador público debe su puesto al nepotismo y al enchufismo, aunque dentro de ellos cabe distinguir funcionarios de carrera, funcionarios interinos, personal laboral y personal estatutario. Para los españoles la realidad es una, blanca o negra, no hay matices. Es cierto que determinadas personas están en un puesto público, como los asesores políticos, merced a determinados contactos personales. Mas la gran mayoría de los empleados públicos, como los funcionarios de carrera deben su puesto de trabajo a unas oposiciones libres, transparentes, públicas, durísimas y, a veces, las podíamos clasificar de kafkianas.

 

Por supuesto que nuestros dirigentes políticos, ni los de ahora ni los de antes, no solo no mueven un dedo para defender a los funcionarios, sino que también tratan de denigrarlos cada vez más frente a la sociedad.  Probablemente porque tal actuación la deben considerar rentable electoralmente. De ahí: rebajas de sueldos, eliminación de pagas extras, aumento de horarios y disminución de moscosos; todo ello sin negociación colectiva, que prácticamente ya no existe. Además de los comentarios del ínclito Beteta relacionados con el cafecito. Un buen dirigente político, si quiere prosperar en su cursus honorum, tiene que despreciar cuanto más mejor a los funcionarios.

También a los políticos les resulta intolerable que los funcionarios no les sean sumisos, como lo son  los  cargos nombrados a dedo. Cabe recordar que una inspectora del Ministerio de Hacienda fue destituida porque rechazó un recurso de Cemex contra una multa millonaria. La funcionaria tomó la decisión en contra del criterio de la dirección que prefería esperar para unificar las dos investigaciones fiscales sobre la cementera --una por los créditos fiscales y otra por IVA, según fuentes internas de la Agencia-- en un solo expediente. Y no digamos las ganas que les tiene también a los funcionarios el jefe de los empresarios, el Sr. Rosell, ya que le resulta insoportable que tengan un puesto de trabajo vitalicio. El desearía que fuera tan inseguro como en la empresa privada, para poder explotarlos y dominarlos.

Mas no quiero detenerme ahora en esta cuestión, solo quiero hacerlo en relación a las grandes dificultades que conlleva conseguir una plaza de funcionario. Para ello me fijaré en las  recientes oposiciones a profesor de secundaria en la especialidad de Geografía e Historia en la Comunidad Autónoma de Aragón, que todavía se están realizando. Muchos de los que llevaban mucho tiempo, incluso años, preparando el temario de las oposiciones hasta el mes de abril no tuvieron la seguridad de que saldría la convocatoria. Puede salir o no salir. Si no sale, hay que esperar pacientemente hasta el año siguiente, a que la administración decida lo que le parezca oportuno. Lo digo esto, porque hay gente ingenua que cree que las oposiciones tienen que salir todos los años.

Finalmente salió  mediante a una sentencia judicial que obligó a la administración, ya que esta no tenía intención de hacerlo.  Solo conoce el gran esfuerzo de preparar unas oposiciones, quien tiene algún pariente cercano. Día tras día, estudiando y repasando los mismos temas. Se pasan momentos de desánimo con ganas de tirar la toalla. En la convocatoria comentada fueron 55 plazas a las que se presentaron 1.700, por lo que fueron necesarios nombrar 13 tribunales. El lugar de la prueba en Teruel con el consiguiente gasto para la gran mayoría de los opositores. Eso es lo de menos. Hay que joder al personal. He utilizado antes el término kafkiano a las oposiciones, el epíteto es muy apropiado para este caso.

Estas oposiciones de Geografía e Historia suponen una gran dificultad ya que las pruebas obligan ser expertos en Geografía, Historia y Arte. Tres disciplinas diferentes. Vamos a ver las partes de la prueba. La primera, es la realización de un tema a elegir, la que no acarrea gran dificultad, si has estudiado los alrededor de 80 temas; y luego un práctico, ambas partes tienen que estar aprobadas. Luego viene, si la has superado, la segunda parte,  la exposición de una programación didáctica del programa de la disciplina de un curso, puede ser de la ESO o Bachillerato; y la exposición de una unidad didáctica. Mas quiero detenerme en la estructura del práctico. Realmente alucinante y kafkiano.

En la disciplina de Arte era una planta de las Torres Blancas de Oiza y el Gran Vidrio de Duchamp. Si señor, con estas muestras se consigue evaluar convenientemente los conocimientos artísticos. Yo he dado varios años Historia del Arte de 2º de Bachillerato, y en ningún programa aparecían tales obras.

El práctico de Geografía era un relieve apalachense de Extremadura, por cierto, a conciencia no muy visible; los Órganos de La Gomera, por lo que parece una columna basáltica; y además unos problemas realmente alucinantes. Uno, era el calcular la altura del sol en función de la hora del día, teniendo en cuenta la latitud de un lugar en el solsticio de verano; el otro, este más fácil, era medir el grado de inclinación de los rayos del sol en un lugar de 40º  latitud Sur el 21 de junio.  Y finalmente el práctico tenía 2 comentarios de textos históricos; uno que reflejaba el asesinato del inquisidor aragonés Pedro Arbués por parte de los judíos; el segundo, sin fecha, ni autor, con párrafos entrecortados del texto original, que era de Bartolomé de las Casas, pero que podría ser por la ambigüedad de cualquier otra época o autor, ya que hablaba de ¿justa la guerra  contra los no cristianos? Este era el práctico, y en cuanto a los criterios de calificación eran durísimos, como me han corroborado opositores y miembros de algún tribunal. Muchos compañeros con muchos años de experiencia docente me han confirmado que este ejercicio ellos no lo hubieran aprobado.

Yo tampoco con 35 años de experiencia. No se puede hacer un ejercicio así. Mas claro, todo tiene una explicación, hay que poner un ejercicio dificilísimo en la parte primera, para que pasen a la segunda muy pocos. Señores, esto es una oposición. Me comentaba un amigo opositor que mientras él, tras todo un curso impartiendo clases en un IES, además de prepararse y presentarse a las oposiciones comentadas, los profesores de la concertada financiada con fondos públicos, y cuyo puesto de trabajo sin oposición alguna se lo deben a la amistad con la dirección del centro o el haber sido  antiguo alumno, estaban tomando mojitos en la playa. ¿Por qué no salen a oferta pública las plazas de la concertada?

Vale, se aprueba la oposición, lo que no supone la consecución de una plaza, ya que muchos aprueban sin plaza. Si eres de los privilegiados que la alcanzas, la administración educativa puede mandarte hasta el último confín de la geografía aragonesa, lo que te supone estar fuera de tu lugar habitual de residencia con los consiguientes costos en viajes y estancia. Mientras tanto los profesores de la concertada están en su mayoría en Zaragoza capital.

Quiero terminar con una reflexión, que se deduce de lo ya expuesto. Supongo que no habrá ningún cenutrio que dude de la preparación académica y didáctica de los que consigan la plaza de profesores de secundaria en Geografía e Historia. Vano intento, ya que el padre de turno dará lecciones de la materia, cuestionando la profesionalidad de los profesores. Como tampoco que sigan pensando que deben su puesto de trabajo a una concesión arbitraria del político de turno.

Por último la ciudadanía debería ser consciente, como muy bien dice el tristemente desaparecido Luis Gómez Llorente, frente a lo público, lo que es de todos, lo que está abierto a todos, lo que mira al bien de la comunidad, se sitúa lo privado: las iglesias que atienden a sus creyentes; las familias, que procuran su bienestar más feliz; los negociantes que buscan su ganancia. Pertenece al noble patrimonio de la burguesía revolucionaria el haber creado toda una ética del servicio público basada en principios radicalmente distintos a los negocios privados.

Los servidores públicos no tienen "clientes" ni trabajan compitiendo para el mejor postor. Un juez, un catedrático, un maestro, un cartero, o un guardia, juzgan, enseñan, educan, reparten las cartas o custodian la vía pública por igual a todo el que lo requiere, y no ganan más cuando sus sentencias son más justas, ni cuando sus enseñanzas son más científicas, ni cuando reparten más cartas, o cuando detienen infractores. Ellos no "buscan" clientes, no compiten entre sí. Sólo han competido para merecer un puesto de servicio público. A partir de ahí no tienen "interés", sino "deber". Ese deber se les exige por vía reglamentaria, y no por el arbitrio del amo.

El servidor público se rige por la objetividad de la ley, y el servidor público es responsable de sus actos. No es "despedido", pero si es negligente puede ser sancionado, y si es indigno puede ser "separado del servicio". La honestidad del servidor público consiste precisamente en tratar a todos por igual, en llevar la carta con la misma diligencia al banquero o al parado, al dueño o al empleado. El catedrático da la misma clase a todos sus alumnos sin saber de quién es hijo cada cual. Igual que seguro lo harán los profesores de secundaria de Geografía e Historia de la Comunidad Autónoma de Aragón.

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