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Educación para una ciudadanía democrática

Cándido Marquesán Millán

Han surgido críticas agudas en ciertos ambientes por los ejercicios de selectividad de Lengua y Literatura Española en las Pruebas de Acceso a la Universidad en la Comunidad de Valencia y en la de Murcia. En la primera el texto era un artículo titulado “Los antisistema son ellos” », que había publicado en el mes de febrero en su blog el redactor de “El Mundo” Pedro Simón, que bajo el título «A simple vista» realiza periódicos análisis de la actualidad. Extraigo algunos de sus párrafos más significativos: "Antisistema son los que en privado hacen acopio de lo público. Antisistema son los presidentes de gobierno que no admiten preguntas.

 

Los que utilizan las instituciones como fueraborda y no como salvavidas. Los que con una mano juran la Constitución y con la otra le hacen un tacto rectal. Los que llevan los colores de la bandera de España en una pulsera y luego se llevan el dinero a Suiza. Antisistema son ellos. No usted, ni yo".

En la Comunidad de Murcia el texto ha sido el artículo periodístico de Julia Navarro titulado “La otra cara del escrache” y que fue publicado el día 1 de abril de 2013, en diferentes periódicos españoles como DiariodelAltoaragón, Estrelladigital, Diariocrítico, del que muestro algunos de sus párrafos más significativos:
“Vaya por delante que estoy en contra del "escrache", que todavía continúo creyendo en las instituciones democráticas para dar respuesta a los problemas de la sociedad. Pero también hay que exigir a los responsables políticos arbitren soluciones ….Resulta insoportable que haya miles de familias bajo la espada de Damocles del desahucio… que haya aumentado el número de pobres… que haya niños que pasan hambre…. que los recortes en Sanidad estén destruyendo uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo….que la falta de ayudas en Educación hayan provocado la salida de la Universidad de cientos de jóvenes … que la reforma laboral haya aumentado el paro.…. que mientras tantos millones de personas sufren los responsables políticos parezcan instalados en una burbuja.

No, no estoy a favor del "escrache". Pero si creo en un cambio de política en nuestro país y en el resto de la Unión Europea… la política de austeridad solo ha producido más crisis., aunque no comparto el "escrache", me parece que los políticos no pueden seguir ignorando la desesperación de los ciudadanos y que por tanto ha llegado la hora de poner punto final a una política que solo provoca, insisto, miseria.… la desesperación no se puede combatir con más guardias en la calle ni con represión sino con un cambio de política.

Son dos textos valientes y críticos con la realidad política, social y económica de nuestro país. Textos que entran en su más estricta lógica que salgan de los recintos universitarios. Una sociedad con una universidad adormecida y sin capacidad crítica tiene un negro futuro. Por ello, es de valorar el que los coordinadores de la materia de Lengua y Literatura Española de ambas Universidades hayan elegido tales textos, que no hacen otra que reflejar lo que está ocurriendo en la calle, algo que nuestros gobernantes actuales pretenden ocultar.

Que unos ejercicios de selectividad críticos con la realidad vigente, circunstancia que entraría en la más estricta normalidad, se hayan convertido en noticia en los medios de comunicación, cabe interpretarlo en el sentido de que no tenemos una democracia plenamente consolidada.  Hay determinados colectivos que no entienden el significado de la democracia. Las pruebas de selectividad han herido susceptibilidades en el PP castellonense, que vuelve a alimentar el debate sobre el supuesto adoctrinamiento político en las aulas. Los populares consideran desacertada la elección del artículo del examen de comentario de texto, ya que recoge críticas al presidente del Gobierno y alusiones a la corrupción política. No obstante, es conocida la campaña que N.N. G.G. de Castellón emprendieron hace unos meses contra el adoctrinamiento en las aulas.

A través de esta iniciativa, la organización juvenil del PP anima al alumnado a enviar quejas anónimas sobre supuestas acciones de «adoctrinamiento» por parte del profesorado. La campaña generó un amplio malestar en el sector educativo y un sindicato presentó una denuncia ante la Fiscalía de Valencia.

La Federación Regional de Estudiantes Murcianos FEREMUR, según se autoproclama representante del 75 por ciento de los alumnos de la Región de Murcia, ha manifestado su "profundo rechazo y malestar" por el contenido del examen de Lengua Castellana. Y es que, afirma, "nada más acabar el examen hemos recibido más de 50 llamadas alertándonos del contenido del examen de Lengua, ya que el texto hablaba sobre los 'escraches' y hacía una crítica directa a las políticas del Gobierno nacional".A juicio de Feremur, "nos parece aberrante que se utilice el contexto de unos exámenes externos para reivindicar cuestiones políticas". Por este motivo, ha pedido "una sanción ejemplar al coordinador de las pruebas de acceso por haber realizado semejante despropósito". "Exigimos una disculpa pública a todos los estudiantes que se han sentido ofendidos y utilizados por esta persona", concluye.

Por ello, todos debemos seguir trabajando por el asentamiento de este sistema político, no debemos olvidar que la peor democracia es mucho mejor que cualquier dictadura. Y en esta tarea de inculcar los valores democráticos a nuestros jóvenes, el sistema educativo tiene un papel fundamental. De ahí que algunos se hayan sorprendido por la desaparición fulminante de la asignatura de Educación para la Ciudadanía  por parte de nuestros actuales gobernantes. Personalmente yo no he sentido sorpresa alguna, ya que precisamente lo que pretenden es formar ciudadanos sumisos, obedientes y acríticos.

No obstante, los docentes no deberíamos olvidar tal como especifica la L.O. E. en el Prólogo “la educación es el medio más adecuado para garantizar el ejercicio de la ciudadanía democrática, responsable, libre y crítica, que resulta indispensable para la constitución de sociedades avanzadas, dinámicas y justas”; y entre los principios y fines de la educación en su artículo 1. c) La transmisión y puesta en práctica de valores que favorezcan la libertad personal, la responsabilidad, la ciudadanía democrática, la solidaridad, la tolerancia, la igualdad, el respeto y la justicia, así como que ayuden a superar cualquier tipo de discriminación”. En definitiva, los textos de selectividad comentados, esos son los principios y fines que persiguen, no otros.

Unos claros ejemplos de lo que significa una educación orientada para el ejercicio de una ciudadanía democrática, son los que describo a continuación, que además de motivo para una profunda reflexión, me han servido para reafirme plenamente en los principios y fines que siempre he tenido en cuenta en mi tarea docente, por cierto tan denostada desde las administraciones públicas en los últimos tiempos. La primera es bellísima acontece en una institución de educación secundaria, el Instituto Nacional de Santiago de Chile; y la segunda, en una de las más prestigiosas  Universidades de los Estados Unidos, la Universidad de Harvard.

El 30 de Diciembre del 2012,  el Presidente (el delegado de los alumnos) del 4°F Humanista (se correspondería con 2º de bachillerato en España) del Instituto Nacional de Santiago de Chile,  Benjamín González en el acto solemne de despedida de los alumnos, se salió del libreto e hizo pedazos el cuestionado modelo educativo chileno basado en el lucro y el “éxito” individual, ante el desconcierto de las autoridades presentes. Su valiente intervención fue celebrada por los internautas y el discurso es un manifiesto de una generación que quiere enterrar las viejas prácticas heredadas de la dictadura y mantenidas por los gobiernos que la sucedieron.

Después de los preceptivos saludos a las autoridades:
“Antes de comenzar a leer estas líneas, con motivo de la Licenciatura de los Cuartos medios 2012, mi generación, me gustaría pedir perdón  Disculpas porque las páginas que hoy leeré, son distintas a las de ese borrador. De otra forma no me hubieran dejado hacer este discurso. Disculpas y espero puedan entenderme….

Cuando me embarqué en la tarea de hacer un discurso con motivo de la Licenciatura, me encontraba con más dudas que certezas. ¿Qué digo? En primera instancia, intenté hacer algo similar a los discursos que he escuchado, como presidente de curso, cada diez de agosto, en las ceremonias de aniversario del colegio. Hacer un breve repaso de la historia del el Instituto Nacional fundado en 1813. También pensé recordar que han sido Institutanos, 18 presidentes de la República de Chile. Entre los que destacan nombres como Pedro Aguirre Cerda, José Manuel Balmaceda y, el poco mencionado en los discursos, Salvador Allende. Pero no. Hoy no vengo a repetir ni recordarles lo que ya todos sabemos. Ni tampoco represento, la voz de mis compañeros. Este discurso me represente a mí y solo a mí. Yo soy su único responsable.

Hoy, vengo hablar de aquello que todos como Institutanos callamos. De aquello que la historia oficial prefiere olvidar y dejarlo fuera de lo público.  Recuerdo claramente el segundo día de clases del 2007, cuando llegó una profesora, y nos empezó a contar la historia de este colegio, además de decir que del Instituto Nacional han salido 18 Honorables Presidentes de la República, nos comentó que también habían salido de esta institución importantes forjadores de la patria, que cuando nos pasaran Historia de Chile en segundo medio sabríamos. Sin embargo, luego de que en el preuniversitario me pasaran Historia de Chile, reconozco que la profesora obvió el contarnos varios detalles. Detalles como que entre los 18 presidentes de Chile, no son pocos los que tienen las manos manchadas con sangre de este pueblo. A modo de ejemplo, Institutano fue Pedro Montt Montt, presidente de Chile que dio la orden de asesinar a 3.500 salitreros en el Norte Grande, conocida actualmente como la mayor matanza en la historia de nuestro país (después de los 17 años de dictadura, claro) hablo de La Matanza de la Escuela de Santa María de Iquique.

También a mi profesora se le olvidó mencionar que Institutano fue Germán Riesco Errázuriz, presidente de la República en el periodo del auge de la “Cuestión Social” destacando la matanza a raíz de la Huelga de la Carne, la cual dejó un saldo de más de 300 muertos en las calles del centro de Santiago. Previamente, destacan dos tristes hechos en la historia de Chile en que Institutanos también han sido actores principales. Fue un Institutano Manuel Bulnes Prieto, quien sofocó la Revolución Liberal de la Sociedad de la Igualdad, causando decenas de bajas. Fue Institutano también, Aníbal Pinto, presidente de Chile, quien nos condujo a una absurda guerra contra nuestros hermanos peruanos y bolivianos por intereses oligarcas. Esta guerra, la Guerra del Pacífico, causó 3 mil bajas en Chile y más de 10 mil bajas en los países vecinos.

Diego Portales también fue Institutano. Para todo el que sepa un poco de historia, cualquier aproximación resultaría vaga en tratar de explicar las obras de él. Prohibió, so pena de cárcel, el participar en chinganas. Instauró una nueva forma de castigo para los “criminales peligrosos”, azotes públicos. Conocida es su frase: “Palos y bizcochuelos, justa y oportunamente administrados, son los específicos con los que se cura cualquier pueblo, por arraigadas que sean sus malas costumbres.”. Pero, para terminar con este breve, recorrido histórico por la “Historia no contada” de los ilustres Institutanos, quisiera concluir con un deseo: El próximo año hay elecciones presidenciales. Ojalá el número de presidentes Institutanos no crezca hasta los 19. Me daría vergüenza que Laurence Golborne, un Institutano que hasta hace 3 años era Gerente General de Cencosud, (a saber: Jumbo, Paris, Santa Isabel, Costanera Center, entre otros) consorcio que paga $4.072 de patente al año, fuera presidente de Chile.

Más allá de la falsa historia que nos han intentado vender del Instituto, el principal problema que reconozco además funciona como parte básica, casi como un pilar que sostiene todo este aparataje institucional: los mitos y tradiciones. Recuerdo cuando mi curso de séptimo básico conoció por boca de un profesor, una famosa frase que terminó dando vueltas por la cabeza de todos mis compañeros: “Errar es humano pero no Institutano” sin tener estudios algunos de pedagogía, ni pretender hacer un análisis psicológico de la educación, me parece que la pregunta cae de cajón: ¿A qué clase de profesor se le puede pasar por la cabeza decirle eso a niños de 12 años? ¿Por qué intentar separar al Institutano del humano común y corriente?

Desde el primer día que pisé este colegio, sentí como todos los dardos y las acciones van dirigidas a un solo objetivo: el éxito. El éxito no como un instrumento para un fin mayor y más noble (la felicidad, por ejemplo). Sino como la meta final de la vida. Un éxito aparente eso sí, un éxito centrado sólo en lo económico: ser puntaje nacional, estudiar una carrera tradicional, casarse, escalar lo más alto posible en la empresa, comprarse una camioneta para pegarle la insignia del instituto en el parabrisas. Como dirían los fabulosos Cadillacs: “En la escuela nos enseñan a memorizar: fecha de batallas pero que poco nos enseñan de amor”. Amor a lo que hacemos, amor al prójimo, amor a la clase o incluso a la humanidad. No, nada de eso. Sólo buenos puntajes para el día de mañana comprarse la camioneta 4×4. Frases como esas son las que forman el carácter general del alumno Institutano: petulante, soberbio, chovinista y exitista.

En este colegio desde que entramos, se nos ha inculcado el valor de la competencia y la discriminación. Las evaluaciones tienen que ser individuales. Para que así, la satisfacción del que se sacó un siete, sea personal. De él solo. Sin embargo en la vida: ¿Qué actividad se puede desempeñar solo? Ninguna. Nos educan en una burbuja idílica. Cuando miro hacia atrás, pienso: ¿qué valores aprendí en este colegio? Si todos hemos sido testigos de horrorosas frases estilo: “corran como hombres, no como maricones” “asuman sus consecuencias como machitos” “al colegio se viene solamente a estudiar” o “dejen la población en la casa”  Estas son algunas de las cosas que hacen que yo no pueda sentirme orgulloso, como me han dicho que tengo que estarlo, de portar esta insignia.

Para concluir esta catarsis contenida por 6 años, me gustaría compartir con ustedes dos anécdotas que me ocurrieron este año en el colegio. Corrían los primeros meses del año, cuando equis profesor preguntó en voz alta a todo mi curso: ¿Quién de aquí sabe qué es la comisión Valech o el informe Rettig? Ninguna mano se levantó. Nadie de un cuarto medio humanista del “Mejor colegio de Chile” lo sabía. Y la segunda, casi en la misma línea: El 11 de Septiembre del año que se va, cayó martes. Día en el cual me tocaba por asignatura Historia Electivo e Historia Común. En mi interior, cuando me dirigía al colegio pensé que por lo particular de la fecha, y por ser un curso Humanista usaríamos esas 3 horas para discutir respecto al tema. Craso error.

Parece que era más importante las Batallas Napoleónicas en Historia Común y la Ley de oferta y demanda en historia electivo que las bombas de ruido que se escuchaban explotar en el colegio a esas horas de la mañana. Comentando con unos compañeros en el recreo la situación, recordamos que nunca, en los 6 años que llevamos en el colegio nos pasaron el Golpe de Estado (donde, paradójicamente, murió un Presidente Institutano). Es decir, haciendo el experimento que yo sólo sepa lo que me han pasado en el colegio y nada más, no sabría quién fue Augusto Pinochet en la historia de Chile. Repito: Cuarto medio humanista en el mejor colegio de Chile.

Dentro de todo lo yermo aun existen pequeños oasis fértiles. Profesores en los que se puede confiar una palabra más allá de la materia oficial, profesores que entienden la educación más que como un “motor de ascenso social” y que conciben al colegio más que como un preuniversitario de 6 años. Profesores de “materias” que luchan día a día contra el sistema para darle dignidad a su ramo. Y creo que lo logran, sus ramos son los más dignos de todos. Pedro Lemebel, un escritor chileno en una crónica rememorando sus años en el Liceo Manuel Barros Borgoño lo describe mejor que yo, cito: “Pero rescato de ese liceo, las clases progresistas que me enseñaron política, filosofía, literatura, poesía y otras lecturas más allá del horroroso Quijote en papel de biblia que después me lo fumé entero.

Para docentes que muchas veces te alegran el día con sus saludos y su disponibilidad desinteresada y casi religiosa para ayudarte. Los tíos auxiliares que a las 7.30 de la mañana cuando llegas a la sala y están sólo ellos barriéndola son tu primer “Buenos Días”, tías del Kiosko que nos prestaban microondas cuando a mitad de año dejaron de funcionar los del casino, y en general toda la gente que te conoce por tu nombre y no por tu apellido o número de lista, a todos ellos: gracias, infinitas gracias y espero no se dejen avasallar, porque sepan que tienen todo en contra.

Sin más que palabras de agradecimiento para, como dije anteriormente, lo fértil dentro de lo yermo, palabras de disculpas a los que me dieron la oportunidad de leer un discurso, palabras de desprecio para quienes hacen de este colegio un preuniversitario de 6 años deshumanizador, les digo a ustedes, compañeros de generación: éxito, pero éxito de verdad, del que incluye felicidad y crecimiento personal.

Y espero que con estas palabras no haya herido su orgullo Institutano, si fuera así, cumpliría mi deseo: “Sólo espero que el día de mi licenciatura, me reciban con gritos de odio”.
Muchas gracias
Benjamín González, Presidente del 4to F Humanista del Instituto Nacional

Una  noticia, ocurrida en noviembre de 2011, pasó desapercibida en la mayoría de los medios de comunicación españoles. Tuve que enterarme en un artículo titulado "La hora de desaprender" de Augusto Trujillo Muñoz en el diario El Espectador de Bogotá. Los universitarios en una carta dirigida al profesor y economista Gregory Mankiw, antiguo asesor del Presidente George W. Bush, justifican el abandono de la clase por su parcialidad, al considerar que un estudio académico de esta disciplina debe mostrar las pros y los contras de las diferentes teorías económicas, las fuentes primarias y los artículos de revistas académicas, y al no ser así, no pueden acceder a aproximaciones económicas alternativas.

Les parece injustificable que se presenten las teorías económicas de Adam Smith como más importantes que, por ejemplo, la teoría keynesiana. Son conscientes --como futuros graduados de Harvard que van a desempeñar un papel importante en las instituciones financieras y en la configuración de las políticas públicas mundiales-- que si falla su universidad a la hora de dotar a sus estudiantes con una comprensión amplia y crítica de la economía, sus acciones serán susceptibles de perjudicar el sistema financiero mundial, como ha ocurrido, en los últimos cinco años de crisis económica. Acaban señalando su apoyo a un movimiento que está cambiando el discurso estadounidense sobre la injusticia económica (Occupy Wall Street).

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