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EJERCICIO DE HISTORIA COMPARADA

                       

 

 

No viene mal hacer algún ejercicio de historia comparada. La historiografía española ha visto ciertas similitudes entre la I Restauración borbónica con Alfonso XII  en 1874 y la II Restauración borbónica inaugurada en 1975 con Juan Carlos I.

 

La primera, según Carlos Seco Serrano, fue concebida por Cánovas del Castillo, el cual tras las tensiones del Sexenio Democrático, pretendió instaurar un período de estabilidad política, basada en cuatro pilares la Monarquía( que advino tras un pronunciamiento militar), las Cortes bicamerales, ( ambas instituciones tenían una gran tradición histórica); una Constitución la de 1876 muy ambigua, con la que pudieran gobernar los dos grandes partidos, el suyo, el partido conservador; y el partido liberal, presidido por Práxedes Mateo Sagasta. Sería muy complicado en estas breves líneas cómo y cuándo fueron perdiendo solvencia esos cuatro pilares, no obstante, hay algunos momentos claves en este proceso de decadencia: la crisis de 1898, la Semana Trágica de Barcelona de 1909, la triple crisis política, militar y social de 1917, la instauración de la Dictadura de Miguel Primo de Rivera a instancias de Alfonso XIII. Lo cierto es que en 1930, estos cuatro pilares estaban en total decrepitud, por lo que se instauró en buena lógica en 1931 la II República con gran regocijo de la población española. Mas esa organización política de Canovas fue falseada, ya que como dijo Joaquín Costa la Constitución auténtica fue la oligarquía y el caciquismo.

 

La II Restauración borbónica, también se basó en 4 pilares: la Monarquía (Juan Carlos I debe su trono al Dictador); las Cortes bicamerales; la Constitución de 1978 (en absoluto producto del consenso); y 2 grandes partidos (merced a una ley electoral que propicia el bipartidismo), uno de derechas, la UCD, luego el PP, y otro a la izquierda, el PSOE. Hoy, tras 35 años consideró que estos 4 pilares han entrado en decadencia o, cuando menos en un proceso claro en esa dirección. También el poder está concentrado en unos poderes oligárquicos. Trataré de explicar este planteamiento.

 

En cuanto a la Monarquía es evidente que para amplios sectores de la sociedad española ha entrado en una clara de decadencia. Recientes acontecimientos de varios de sus miembros lo corroboran, a pesar de que el apoyo mediático es impresionante. Una de las cuestiones a plantear en una nueva Constitución debería ser: Monarquía o República.

 

Las Cortes representan cada vez menos las aspiraciones de amplios sectores de la ciudadanía. Pruebas no faltan. El Senado es un cementerio de elefantes, cuya operatividad es nula, ya que no ejerce como auténtica cámara de representación territorial. El Congreso de los Diputados tiene que estar protegido de los ciudadanos con vallas y las Fuerzas de Orden Público. La reciente Encuesta sobre Tendencias Políticas y Electorales del Grupo de Estudio sobre Tendencias Sociales, nos dice, lo que no deja de ser llamativo, que el Parlamento, que es constitucionalmente el depositario de la soberanía nacional, en cuanto al poder que ejerce como institución, aparezca en el octavo puesto (16,4%), por debajo de los Jueces, la Iglesia y los Medios de Comunicación Social, a una distancia de los Bancos de casi 54 puntos porcentuales.

 

            Sobre la Constitución, por mucho que se empeñe Rajoy en defender su vigencia, exige una reforma en profundidad, e incluso, una nueva. La mitad de los españoles no se siente satisfecha con ella y cree que no se la respeta, según el Barómetro de Opinión del CIS de noviembre. Su anacronismo queda claro con la simple lectura de muchos de sus artículos, como el 40.”Realizarán los poderes públicos una política orientada al pleno empleo; o el 47.  “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada”. Realmente conmemorar todos los años la Constitución me parece una burla a la ciudadanía.

 

            Que el bipartidismo está en crisis es claro. No hay más que escuchar a la ciudadanía, que muestran un gran desencanto tanto hacia el PP como el PSOE. En la Encuesta sobre Tendencias Políticas y Electorales aparecen muy claras las tendencias de declive político y de erosión electoral de los dos grandes partidos. Según la intención de voto hoy sólo sumarían un 60%, en contraste con lo que ha venido ocurriendo en los comicios anteriores a 2011, en los que ambos partidos sumaban muchos más (83,8% de los votos en 2008, 80,3% en 2004, 78,7% en 2000…).

 

            La ciudadanía española tiene una imagen oligárquica de la actual conformación de la sociedad, en la que los principales sectores económicos –sobre todo los Bancos– son vistos como el principal núcleo determinante del poder. Seguidos por el Gobierno (36%) que queda relegado a un discreto segundo puesto, y nada menos que 34 puntos por debajo de los Bancos, y por la CEOE (35,3%) en tercer lugar.

 

Como colofón, en el libro España en sus ocasiones perdidas y la Democracia mejorable, del catedrático Manuel Ramírez aparecen unas palabras de Ortega y Gasset, referidas a la I Restauración: "La España oficial consiste, pues, en una especie de partidos fantasmas que defienden los fantasmas de unas ideas y que, apoyados por las sombras de unos periódicos, hacen marchar unos Ministerios de alucinación». Según Salvador de Madariaga: "Al pintarla como de alucinación, Ortega la ennoblecía. Fue una era teatral; una época que pretendía ser lo que no era y simulaba creer lo que decía, a sabiendas de que no era lo que aparentaba ser ni creía en lo que decía". Si estos juicios son extensibles a nuestra situación actual, lo dejo al libre albedrío del lector que haya tenido la paciencia de llegar hasta aquí.

 

Cándido Marquesán Millán

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