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La argolla de la deuda soberana

 

 

Supone un auténtico expolio para los estados de la UE, con los inevitables sacrificios impuestos a la mayoría de la ciudadanía, el costo de la deuda pública. El exprimer ministro de Francia Michel Rocard lo señala en un artículo titulado Una Europa al servicio de los ciudadanos. Como también el catedrático Vicenç Navarro en sus artículos: El BCE, el lobby de la banca y ¿Quiénes son los mercados?, publicados poco ha. Son personas relevantes del ámbito de la política y de la economía, cuyos juicios deberían ser tenidos en cuenta. Expresan con claridad meridiana el trasfondo de la deuda pública en la UE.

Es obvio que si un Estado tiene más gastos que ingresos, debe endeudarse y buscar financiación en los mercados para mantener sus diferentes prestaciones. Otra cosa son los gastos superfluos que han proliferado en España en los últimos años: aeropuertos sin aviones, kilómetros y kilómetros de AVE, asesores para políticos, corrupción. No entiendo que una institución pública como el Banco Central Europeo (BCE) preste dinero a un tipo de interés muy bajo, del 1% a la banca privada, para que esta compre los bonos de los Estados, por los que hay que pagar, con los impuestos o recortes de los ciudadanos, unos intereses del 5% o 6%, e incluso del 7% como es el caso de Italia. Un chollo para los bancos privados. Como ciudadano desearía disfrutar de estas prebendas. Conviene saber que por cada cien puntos básicos que sube la prima de riesgo (diferencial del bono español a diez años con el alemán) se incrementa en un punto el coste de los intereses, se impide la creación de 160.000 puestos de trabajo en España y nos cuestan 12.400 millones de euros, según Francisco González, presidente de BBVA. La recaudación de las nuevas tarifas impuestas en el IRPF en 2012 supone una cifra de 5.357 millones de euros. Los datos son claros del costo de los intereses de nuestra deuda. Todos los sacrificios que se nos imponen a la mayoría de los ciudadanos, no es por el excesivo coste para mantener nuestro incipiente Estado de bienestar (como los autores neoliberales erróneamente indican), es sobre todo para pagar la deuda pública que por cierto, según la reforma ultrarrápida, sin consultar a la ciudadanía, del artículo 135 de nuestra Constitución tendrá siempre un carácter prioritario, por delante de las pensiones, la educación o la sanidad.

Mas la situación es peor todavía, pues el BCE al comprar recientemente deuda pública, haciendo caso omiso del artículo 123 de su Reglamento, a los Estados como España e Italia, puso como condición que los salarios y la protección social disminuyesen, acentuando la necesidad de privatizar el Estado del Bienestar. Estas condiciones estaban en una carta que el gobernador del BCE, Trichet, y el gobernador del Banco de España, Fernández Ordóñez, le enviaron a Zapatero.

Además están las agencias de calificación, auténticas armas de destrucción masiva, que acostumbran a subir arbitrariamente la prima de riesgo en los días previos en que los países deben colocar más deuda pública, para aumentar los intereses a pagar. Las consecuencias: más recortes, menos crecimiento, más desconfianza de los mercados, más intereses a pagar por la deuda. Un sumidero de recursos públicos y una asfixia de nuestra economía. ¿Se puede revertir este círculo infernal? Según Michel Rocard, la mayor parte de las sumas que nuestros Estados piden prestadas a los mercados financieros son para pagar deudas antiguas y podría hacerse lo que hizo el Banco Central norteamericano para salvar el sistema financiero: la deuda vieja de nuestros Estados ser refinanciada a un tipo de interés cercano al 0%. No es necesario modificar los Tratados europeos para hacerlo: ciertamente el BCE no tiene derecho a prestar a los Estados miembros de la UE, pero puede prestar sin límite alguno a organismos públicos de crédito y a organizaciones internacionales. Puede prestar al 0,01% al Banco Europeo de Inversiones o a cualquier banco público nacional y ellos, pueden prestar al 0,102% a los Estados que se endeudan para pagar sus deudas viejas. Nada impide esta forma de financiación. Además, si los Tratados atribuyen al BCE el proteger la estabilidad de los precios, ¿cómo puede permanecer impertérrito cuando ciertos países ven multiplicarse el precio de sus bonos del Tesoro merced a la especulación? Si tiene que velar por la estabilidad de nuestras economías, ¿cómo puede no actuar cuando el precio de la deuda amenaza con sumirnos a todos en una recesión? Nada en los Tratados vigentes le prohíbe al BCE intervenir para hacer bajar el precio de la deuda pública, aunque debería hacerlo, ya que la evolución del precio de la deuda pública es la inflación más grave.

Seguro que estas consideraciones de Michel Rocard serán ignoradas por nuestros gobernantes, ya que la política está subordinada a los poderes financieros, que mandan en la UE: bancos, compañías de seguros y fondos especulativos, que están consiguiendo pingües beneficios con nuestra deuda pública. Según Boaventura de Sousa Santos la problemática que vive hoy Europa es por la inexistencia de democracia ya que no hay Estado europeo. Y es así porque los estados han transferido prerrogativas soberanas a las instituciones de la UE, y estas a su vez a los mercados financieros (es decir, a media docena de grandes inversores, al frente de los que está el Deutsche Bank). Un auténtico fascismo financiero

 

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