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RETRIBUCIONES OBSCENAS E INMORALES

             

Desde fines del siglo XIX hasta los setenta del siglo XX, las sociedades occidentales se volvieron cada vez menos desiguales, merced a una tributación progresiva, subsidios públicos para los necesitados, extensión de servicios sociales y protección ante situaciones de crisis, por lo que se estaban desprendiendo de sus extremos de riqueza y pobreza. Obviamente se mantenían grandes diferencias, pero había una creciente intolerancia hacia las desigualdades excesivas. Sin embargo, un cambio radical se ha producido en los últimos 40 años: las desigualdades son cada vez mayores, tendencia que no se atenúa, ya que se siguen incrementando. Veámoslo.

 

El Financial Times ha publicado recientemente el ranking de las mayores retribuciones de los banqueros, en el que se recoge que los CEO de bancos americanos y europeos se han subido un 36% el sueldo en el año 2010.  Según Amanda Mars  en España, si echamos un vistazo a las grandes empresas de la Bolsa española, las del selectivo Ibex 35: los consejeros ejecutivos ganaron una media de 2,3 millones de euros en 2010 y su sueldo ha crecido un 64% en seis años. Mientras tanto despiden a millares de sus trabajadores, como en Telefónica.

 Rodrigo Rato, José Luis Olivas y Francisco Verdú, los tres primeros ejecutivos de Bankia, recibirán una remuneración anual total de un máximo de 10,15 millones de euros. La de de los consejeros será de 1,78 millones de euros; además tendrán derecho a una retribución complementaria por un importe equivalente al 20% del total global que les corresponda en acciones de Bankia. Los consejeros ejecutivos y el resto de altos directivos tendrán un derecho contractual a recibir derechos pasivos, planes de pensiones o instrumentos de ahorro ligados al retiro o jubilación, por un importe total de 2,9 millones de euros, de los que 1,265 millones de euros corresponden al presidente, al vicepresidente y al consejero delegado.

 

La nueva directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde recibirá un sueldo fijo de 467.940 dólares (324.000 euros) netos-¡vaya miseria!-, lo que supone un 11% más que su antecesor. Es decir, nada de la contención salarial que el Fondo exige a los trabajadores. Además, recibirá 83.760 dólares al año para gastos sin justificar y tendrá derecho a reembolsos por los gastos “razonables”. Se beneficiará también de un generoso plan de retiro. Ahora entiendo la dimisión Rodrigo Rato de director gerente del FMI.

 En nuestro país hay banqueros que multiplican por 1.400 el sueldo al que no llegan 6 millones de españoles. En contrapartida, en el Suplemento Semanal de Economía y Negocios del Diari de Tarragona de 3-VII-2011 se indica que España es un país de mileuristas. El salario más habitual es de 15.500 euros brutos anuales, detrayendo las retenciones y dividiéndolo en 14 pagas, supone algo menos de 1.000 euros al mes. La diferencia entre los sueldos más altos y los nuevos tiende a aumentar. Las empresas para ganar competitividad siguen rebajando los costes salariales sin tocar los márgenes de  los beneficios empresariales. Con esos sueldos es muy difícil que aumente el consumo interior, una de las causas de la crisis económica.

Por  ello, la conclusión es clara. La desigualdad entre los españoles sigue creciendo. Según el coeficiente Gini (mide la desigualdad en la distribución de ingresos y va del 0%, que sería igualdad perfecta al 100% desigualdad total), en los últimos datos de 2009, ha pasado de 31,3% al 32,3%, el más alto desde 2001.

Sorprende la pasividad e indiferencia de la ciudadanía, con la excepción del 15-M, ya que en lugar de una lógica indignación, prevalece  una morbosa admiración ante estas remuneraciones tan cuantiosas. Muchos las aceptan como inevitables. Es comentario generalizado “Yo haría lo mismo”. Otros las justifican, al ser aprobadas por los Consejos de Administración de unas empresas privadas. Podrán ser legales, pero también inmorales. Aunque la Comisión Europea en mayo amenazó a España, con una denuncia al Tribunal de Justicia de la UE, por incumplimiento de la directiva que intenta aumentar la solvencia de los bancos y atajar los "incentivos salariales perversos" de los directivos de las entidades.

¿Cómo se ha llegado a esta situación? La respuesta es clara: el capitalismo. En España y en todo el mundo hay  una vinculación permanente del mundo de la alta política con el de la alta empresa. Muchos políticos al abandonar la política pasan al mundo empresarial. Felipe González y José María Aznar han sido fichados por Gas Natural y Endesa respectivamente, para potenciar sus negocios en Latinoamérica. González cobrará 126.500 euros al año, mientras que Aznar, 200.000. Las respectivas cúpulas de sus propios partidos no manifestaron crítica alguna, a pesar de que estos nuevos ingresos se van a sumar a los que ya reciben por haber sido presidentes de Gobierno. Es más, desde Génova cerraron filas en torno al  presidente de FAES: “no sólo tiene derecho a ocupar puestos "de prestigio" en empresas privadas, sentenció Esteban González Pons, sino que debería percibir un sueldo más elevado. Eduardo Zaplana, trabaja para Telefónica, o Javier Solana, que asesora a la constructora Acciona. La lista sería interminable.

Por la cercanía de unas próximas elecciones parece que surge algo de sentido común. “España debe buscar la manera de terminar con  un sistema retributivo "obsceno" que está en el origen de la crisis financiera y no quedarse en meras declaraciones, ha dicho el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez. Planteó también gravar las retribuciones a los directivos a partir de una determinada cuantía, aunque la ministra de Economía, Elena Salgado, descartó que España vaya a llevar a cabo modificaciones en la fiscalidad a corto plazo.

Cándido Marquesán Millán

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