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Las pócimas milagrosas de Rajoy

 

La crisis económica actual es probablemente la más traumática de los últimos 100 años, ante la que la mayoría de los economistas y políticos no saben cómo atajarla. La excepción la representan los dirigentes políticos del PP, ya que oyéndoles las cosas que dicen al culpabilizar exclusivamente de la crisis a ZP, todos los españoles al unísono deberíamos pensar que de haber estado ellos en el poder no hubiera habido crisis. Aquí las subprime, la crisis financiera, la explosión de la burbuja inmobiliaria, el paro hubieran pasado de largo.  Mas aunque la crisis haya llegado,  debemos todos estar tranquilos, especialmente los trabajadores, los pensionistas y los inmigrantes, ya que para los Rajoy, los Montoro, los Rillo o las Rudi  la solución es clara y fácil. Se rebajan los impuestos, se eliminan algunos ministerios, se despiden a cientos de miles de empleados públicos, se reduce el déficit público, y como si fuera alguna pócima milagrosa al día siguiente los 4 o 5 millones pasarán a mejor vida.  Es posible que algún parado menos hubiera, si la Cospedal renunciara a alguno de sus cargos. No acostumbran a dar más detalles, ni tampoco les hace falta tal como les van las encuestas. Y si alguno los quiere, rápidamente le replican con el argumento de que ya sacaron a España de la crisis en 1996, contraponiendo los gobiernos socialistas de Felipe González y Rodríguez Zapatero con el de Aznar entre 1.996 a 2.004. González destrozó la España heredada de los gobiernos anteriores y luego Aznar la tuvo que recomponer; posteriormente ZP  la volvió a dilapidar metiéndonos en la mayor crisis económica y moral de la historia. Mas Rajoy es la solución: las políticas económicas de 1996-2004. Tratar de poner en práctica ante la crisis económica actual las mismas medidas de antaño, es como pretender curar una enfermedad grave con una aspirina. Los tiempos son muy diferentes, por lo que las soluciones deben serlo también. Ni un solo acierto en el haber de los socialistas, ni un solo error o fracaso en el suyo. Y esto lo repiten una y otra vez. Una mentira repetida mil veces, al final se convierte en una verdad.

Aunque solo sea para algún despistado, desmemoriado o malintencionado, que suelen abundar en esta nuestra querida España, me tomo la licencia de mirar por el retrovisor el pasado reciente. El periodista Jesús Mota considera “radicalmente falso que el PP heredara en 1996 una situación económica catastrófica”, puesto que en aquel año “la tasa de crecimiento económico fue del 2,4%” y “la fase de recesión concluyó en 1993”. Aunque “la tasa de paro se resistía a bajar”, continúa, “la recuperación estaba en marcha cuando el PP llegó al Gobierno”. Con esta base económica y coincidiendo con el surgimiento de un excelente momento de la economía internacional, el Partido Popular lo tuvo más fácil.

Las tasas de crecimiento económico español en el periodo 1996-2004 se explican por: tipos de interés reales negativos, precios bajos de la energía y materias primas, estímulo masivo de las operaciones especulativas, una burbuja inmobiliaria progresiva que los equipos económicos de Aznar se negaron a controlar, enladrillado de las costas, corrupción municipal y cientos de miles de empleos precarios.

            Los populares nos recuerdan que con ellos  se alcanzaron las condiciones del Tratado de Maastricht  para entrar en la Unión Monetaria, con la inflación controlada, déficit presupuestario inferior al 3% y deuda por debajo del 60% del PIB. Cierto. Mas se olvidan de los más de 8.000 millones de euros de ayuda anuales provenientes de la Unión Europea, casi el 1% del PIB anual español, conseguidos por el pedigüeño  Felipe González; y del producto de las privatizaciones, unos 40.000 millones de euros, que le sirvieron a Aznar para poner al frente de las empresas a sus amigos: Francisco González en Argentaria, Juan Villalonga en Telefónica, César Abierta en Tabacalera, etc. Tampoco recuerdan que entre 1996-2004, tal como señala Vicenc Navarro, la masa salarial descendió, ya que las rentas del trabajo pasaron del 66% de la renta nacional al 61%, el mayor descenso (después de Alemania) de las rentas del trabajo en cualquier país de la UE-15. Y en cuanto a la evolución del gasto público social por habitante, es decir, las pensiones, la sanidad pública, la educación pública, los servicios sociales públicos y otros servicios, según los datos del Eurostat, la agencia estadística de la Unión Europea, España, que tenía ya entonces el gasto público social por habitante más bajo de la UE-15, vio aumentar todavía más el enorme déficit de gasto público social que tenía con el promedio de la UE-15 durante el periodo 1996-2004. España en 1996 se gastaba 1.904 euros estandarizados  por habitante menos que el promedio de la UE-15. En 2004 tal déficit social aumentó a 2.243, el mayor déficit que cualquier país tuviera con el promedio de la UE-15. La causa de ello es que el gobierno Aznar, bajo la dirección económica del Sr. Rodrigo Rato, además de bajar los impuestos directos, transfirió fondos de las áreas sociales al presupuesto general del Estado (a fin de reducir el déficit del presupuesto del Estado), de manera que cuando, por fin, se consiguió (según dijo Aznar) alcanzar el equilibrio de las cuentas del Estado, ello se había hecho a costa del estado del bienestar español, como más de un líder europeo le recordó.

La política fiscal del PP fue dirigida a beneficiar a los ricos y a los que más tienen. Hicieron tres reformas fiscales con las que el tipo máximo pasó del 56% al 45%, once puntos de rebaja que para las grandes fortunas y los grandes ingresos suponen cantidades millonarias. Las plusvalías redujeron su tributación (hasta 30 puntos) quedando en un 15%, lo mismo que el tipo mínimo del IRPF. Esto supuso un descenso en la recaudación de los impuestos directos (IRPF) al tiempo que aumentaban los indirectos, sobre todo los relativos al consumo, los que pagamos todos.

En cuanto al desempleo, es cierto que disminuyó de manera notable, del 23% en 1995 a cerca del 11% en 2003. Esta creación de puestos de trabajo, con una fuerte participación de inmigrantes,  una gran parte fueron precarios, por lo que hubo  un gran incremento de los accidentes de trabajo, con cuatro muertes diarias colocó a la siniestralidad laboral española a la cabeza de Europa.

Tampoco los gobiernos de Aznar 'hicieran los deberes' en materia de reformas económicas”, puesto que “ni liberalizaron mercados, ni cambiaron las condiciones laborales, ni se atrevieron con una Ley de Cajas, ni racionalizaron la Administración Pública”.

Cuando estoy acabando estas líneas, me viene a la memoria, la Ley de Liberación del Suelo de 1.998, que algo tuvo que ver en el origen de la burbuja inmobiliaria, cuya explosión es una de las causas determinantes de la crisis actual. En cuanto a los programas de VPO  se redujeron significativamente su número en la etapa 1996-2004.

Hoy el PP no tiene una política económica para salir de la crisis. No está vendiendo más que humo, el de un mito falso: que la política económica de Aznar nos salvó de la catástrofe de 1996.  Por ello, todos los ciudadanos preocupados por la cosa pública deberíamos estar preocupados, ante el panorama que se nos avecina. Yo, por lo menos, sí que lo estoy.

 

 

Cándido Marquesán Millán

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