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Nuevas recetas ante el paro

 

Que esta crisis económica está siendo dramática, especialmente en el desempleo, que genera grandes daños económicos, sociales, psicológicos en amplios sectores de la sociedad no es decir nada nuevo. Y sobre todo en mundo de los jóvenes. "Los jóvenes ya no saben dónde ni cómo buscar empleo", dijo Steven Kapsos, economista de la Unidad de Tendencias de Empleo de la OIT en Ginebra, donde se presentó el informe Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil 2010 con ocasión del lanzamiento del Año Internacional de la Juventud de Naciones Unidas. 440 millones de jóvenes se van a incorporar al mercado laboral en todo el mundo durante los próximos 10 años, especialmente en los países emergentes.

La sociedad en su conjunto no puede ni debe permanecer impasible ante esta lacra. Todo ser humano tiene el derecho al trabajo, para permitirle alcanzar una legítima independencia, así como el desarrollo de un proyecto vital. Por ello una de las peores fracturas que puede padecerse es el no poder hacerlo. Tras esta dramática circunstancia hay un profundo drama humano, porque es la frustración de un deseo, la privación de un derecho y supone frecuentemente marginación social. Por ello, el parado sufre mucho, se convierte en un naufrago cuando no encuentra apoyo emocional y social en los demás, por lo que es imprescindible prestarle ayuda. Con el paro llega, muchas veces, la enfermedad física y psíquica. Mas este problema tiene otras aristas no menos lamentables. El paro generalizado es la situación que mejor conviene a las empresas para lograr condiciones más favorables de contratación, salarios más bajos, trabajos más precarios, al producirse menor capacidad reivindicativa de los trabajadores, mayor sometimiento y disciplina.

La gran recesión, que se está superando no sin riesgos, ha dejado un volumen enorme de parados, lo que, según el Director Gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn , «amenaza las condiciones de vida, la seguridad y la dignidad de millones de personas en todo el mundo». Como ejemplo de ello aseguró que, de acuerdo con las estadísticas, un parado de larga duración al reducir sus ingresos paga con su salud la precariedad, ya que “su esperanza de vida puede reducirse hasta en año y medio, y también disminuye el nivel educativo para sus hijos”. manifestó.  La crisis aniquila 30 millones de empleos.  Alrededor de 210 millones de personas se encuentran en esta situación, la cifra de desempleo más alta de la historia. Tres cuartas partes se ha producido en las economías más avanzadas, y el resto en los países emergentes.  Por lo que nos dicen los economistas, la recesión global ha llegado a su fin, pero la crisis laboral aún durará años. La tercera oleada de la crisis es la del paro, tras la financiera que derivó en la económica. Sin olvidarnos de los autónomos, no hace falta más que contemplar el gran número de locales comerciales con el cartel “Se alquila”,  de los pequeños y medianos empresarios, el sector más perjudicado, es la clase trabajadora, con el agravante de que no se vislumbra mejora alguna en los años venideros. Hace unos días el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho señaló  que se tardarán de 4 a 5 años en España en recuperarse el empleo del año 2007. “Serán necesarios como mínimo siete años para recuperar el empleo a niveles anteriores a la crisis es la previsión más realista”, afirma Philippe Egger, de la OIT. Hasta ahora las instituciones que dirigen la economía mundial se han preocupado exclusivamente de salvar el sistema financiero, de controlar el déficit público. La Reserva Federal estadounidense (Fed) inyectó 800.000 millones de dólares en el sistema financiero para comprar hipotecas y valores respaldados por activos. Las medidas puestas hasta ahora en marcha de estímulos fiscales, así como las políticas de ajustes servirán para conseguir unas buenas cifras  macroeconómicas, pero no han servido para reducir el desempleo. Estamos hartos hasta la saciedad de oír que para generar empleo es necesaria una determinada cifra de crecimiento económico. Ahí las opiniones de los expertos consultados varían en una horquilla de entre un 1% y un 2%. Hasta que llega esa cifra, como decía Keynes “en el largo plazo todos muertos”. Mientras tanto no han sido tan diligentes para buscar soluciones contundentes contra el desempleo. Recientemente Felipe González ha señalado que los EEUU están poniendo en marcha políticas anticíclicas hasta que la inversión privada no garantice un despegue autónomo. En la UE se ha decidido una política de ajuste generalizada, y el panorama de salida sigue siendo incierto. Es claro que algunos Estados de la Unión Europea, como España, han agotado sus márgenes de maniobra para las medidas anticíclicas y tienen que ajustarse. Mas en el espacio compartido de la Unión existen instrumentos como el Fondo Europeo de Inversiones y el Banco Europeo de Inversiones que pueden alentar la inversión. Además, no todos los Estados están en la misma situación y era de esperar que algunos, como Alemania, con margen de maniobra suficiente, tiraran del carro. La inquietud del otro lado del Atlántico por el severo ajuste europeo es comprensible. Tienen claro que la prioridad es el crecimiento y el empleo.

Para reflexionar y buscar soluciones a este gran problema acaba de celebrarse en Oslo una conferencia sobre “Los desafíos del crecimiento, el empleo y la cohesión social”– auspiciada por el Primer Ministro de Noruega, Jens Stoltenberg, y patrocinada conjuntamente por el FMI y la OIT -  en la que han participado altos representante de gobiernos, como Rodríguez Zapatero, del mundo del trabajo y del sector privado, así como destacados académicos. Dominique Strauss-Kahn del FMI, aseguró que el desempleo no solo supone un riesgo para la estabilidad económica sino para la política e incluso para la propia democracia. En su opinión «la crisis no habrá acabado hasta que el desempleo baje de forma significativa». El director general de la OIT, Juan Somavía, aseguró que la estabilidad financiera y la social van de la mano, al igual que el crecimiento y el trabajo. «No hay otra forma de afrontar el problema que poner en el centro de las políticas la creación de empleo». Todos los participantes en el encuentro de Oslo, como la ministra de Finanzas francesa, Christine Lagarde, destacaron la necesidad de evitar que se produzca una situación de crecimiento sin generar empleo. Hacen falta nuevas recetas. Strauss-Kahn afirmó que las claves para salir de la crisis pasan por una mayor cooperación y coordinación de políticas entre los gobiernos e instituciones, así como por las nuevas ideas: «Tenemos que pensar de forma diferente. Esta crisis no es como las demás. Las reglas de juego han cambiado. Esta prueba de fuego no se resuelve con las viejas recetas». Esperemos que se encuentren, nos jugamos mucho en este empeño.

Cándido Marquesán Millán

1 comentario

Rubén -

Estoy totalmente de acuerdo con que el paro es un grave problema que acarreado esta crisis mundial.
Este artículo es un artículo que habla mirando al mundo y centrándose en él, pero en mi opinión, habría que mirar al mundo, de acuerdo, pero centrarse en España. Hablamos de el paro como algo que nos afecta a todos los países, y razón no falta, pero a unos mucho más que a otros, y lamentablemente, a España más todavía... La solución puede ser lanzada en parte por el extranjero, pero dirijida, modelada y continuada por el presidente del gobierno. Y para esto, todos españoles debemos estar unido confiando en nuestro presidente, pero Zapatero no genera confianza a la nación, ninguna confianza. Debe salir del cargo, dejar paso a alguien serio, coherente y decente, apoyarle y sacar al país del abismo.