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¡Ya vale! ¡ya está bien!

 

 

 

 

La situación política en esta nuestra querida España está llegando a unos límites, que está poniendo  a prueba la paciencia de los ciudadanos. Sabido es que en estos momentos estamos inmersos en una crisis económica sin precedentes, cuya secuela más dramática es el incremento del paro, sobre todo en el sector juvenil y femenino, que ha dejado pequeña a la Depresión de los años 30 del siglo pasado, y que los más reconocidos economistas del mundo se ven sometidos a graves dificultades a la hora de explicar sus orígenes y de abordar las soluciones. Toda regla tiene una excepción, en este caso es  la de un expresidente de Gobierno  que no tuvo empacho en afirmar, y se quedó tan fresco, lo que sigue: Sinceramente, conmigo en el Gobierno no se hubiera producido esta crisis. Todavía más, nos dijo y sigue diciendo que tiene la receta para combatir la crisis. ¡Coño si la tienes porque no la dices!   Conocida la problemática que acucia a una parte importante de los españoles de a pié, el espectáculo que nos están proporcionando nuestros ínclitos representantes políticos es una mezcla de tragicomedia y de surrealismo. Parece que estuvieran levitando, desconectados totalmente de la realidad. Entiendo que como no se mezclan con la ciudadanía, salvo en campañas electorales, demasiado apegados al coche oficial, acostumbrados a comer en los restaurantes de bastantes tenedores, a pagar con tarjetas Visa Oro, y a cobrar sin ningún problema a primeros de mes su nómina, viven en una especie de burbuja, totalmente desconectados de la problemática de la gente normal. Son como unos autistas. Yo les recomendaría que se dieran de vez en cuando alguna vuelta por aquellos lugares por los que discurre la vida de los españolitos normales: cafeterías, el metro, lugares de trabajo… De verdad, que podrían aprender mucho y sacarían provechosas conclusiones.

Todo este preámbulo parece muy pertinente para la situación ocurrida recientemente en el Senado. Me estoy refiriendo a la reunión de los Presidentes de las comunidades autónomas, representantes de las organizaciones sociales, el gobierno, todos ellos presididos por la suprema institución de la Corona, en la figura del Rey y el Príncipe, que todavía ignoro a qué fueron. Tras 12 largas horas de reunión nuestros políticos han sido incapaces de llegar a un acuerdo mínimo sobre una política de empleo, con lo que está lloviendo. Y si han ido tan tranquilos a sus casas. Resulta alucinante. No sé quién, pero alguien debería haber obligado a todos los allí presentes, antes de iniciar las negociaciones, a firmar un documento en el que se comprometiesen a no salir de allí hasta que no se hubiera generado un documento básico para combatir el problema del paro. Como acabamos de comprobar nada de nada. Los unos acusan a los otros. Los otros acusan a los unos. Solamente ha habido algún intento de llegar a un acuerdo, por parte de dos presidentes de comunidades autónomas, por cierto, ninguno de ellos pertenece a los dos grandes partidos. En concreto han sido, el Presidente de la Comunidad de Canarias, Paulino Rivero de Coalición Canaria, y el Presidente de la Comunidad de Cantabria, Miguel Ángel Revilla del Partido Regionalista de Cantabria. Por parte de los dos grandes partidos no han sacado nada en limpio. La ocasión ha servido para más de lo mismo. A lanzarse los trastos a la cabeza. Culpándose el uno al otro. Desde el partido socialista se ha dicho que los populares seguían una consigna de la calle Génova, y que a pesar de habérsele aceptado el 80% de sus propuestas no han querido firmar el documento de política para el empleo. Desde el partido popular que la documentación se les presentó aprisa y corriendo, por lo que no tuvieron tiempo de estudiarlo convenientemente, y que el gobierno lo único que pretendía era hacerse una foto, en una operación de puro marketing. Yo no sé quién tiene razón. Es lo que menos me importa. Tengo la impresión de que por parte del gobierno se ha hecho un mayor esfuerzo por llegar a un acuerdo, al presentar un documento que recogía la mayoría de las propuestas de los populares. Cada vez estoy más convencido, y como yo otros muchos españoles, de que a la cúpula dirigente de los populares, mientras gobierne Rodríguez Zapatero, le interesa muy poco, o todavía más, nada en absoluto, el  encontrar alguna solución a la crisis económica, ya que piensan que cuanto más profunda y traumática sea, tanto mejor para llegar al Palacio de la Moncloa. Los ideólogos de la calle Génova no se andan con exquisiteces. Lo tienen muy claro. Se han hecho las siguientes preguntas: ¿Cuál es la manera más segura de alcanzar el poder? ¿De qué manera podemos desgastar mejor a Rodríguez Zapatero? La respuesta es contundente: cuanta más crisis, más paro, y, por ende, más votos en las próximas elecciones. Así de simple. Por ello, al enemigo ni agua. Por ende, no deben prestar ayuda alguna al gobierno que posibilite abrir un rayo de luz en este largo túnel.

Mas quiero acabar con una advertencia. No sé de quién es la culpa. Deberían darse cuenta de que están haciendo un flaco favor a la situación económica, deteriorándola cada vez más. Deben olvidarse de las próximas elecciones. Se pongan de acuerdo, porque si no lo hacen, están produciendo un grave daño al país, que esperemos no sea irreparable. Además están agotando la paciencia de la ciudadanía. Por tanto, que no se sorprendan del creciente descontento de los españoles hacia ellos. Aunque por su incorregible comportamiento, tengo la impresión de que tampoco les importa demasiado ¡Ya vale! ¡Ya está bien!

Cándido Marquesán Millán

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