Blogia
dorondon

Contra la empanada integrista

                                   

 

 

No acostumbro a replicar a aquellos articulistas que tienen el atrevimiento de escribir en los periódicos, todavía más si es en alguno en el que suelo hacerlo yo también.  Mas toda regla tiene una excepción. En este caso, me parece muy  justificada. Acabo de leer un artículo, publicado en “Diario de Teruel”, con fecha 31 de octubre de 2009, titulado “Empanada de laicidad”, que lleva la firma de Ana Marín Pérez, Coordinadora de Justicia y Libertades Públicas del PP de Teruel. Es un escrito, no de un simple ciudadano, es de todo un cargo orgánico del partido popular, y todavía más de alguien que coordina la Justicia y Libertades Públicas en la provincia de Teruel.

            Aparece un breve párrafo de entrada, que presenta una España totalmente hundida, al borde de una catástrofe cósmica. Por aquí, nada nuevo bajo sol. Ya estamos acostumbrados a juicios totalmente negativos del gobierno de Zapatero. Mas, el motivo de mi escrito, no tiene nada que ver con esta cuestión. Si me he decidido a esta réplica, es porque me siento profundamente preocupado por todo lo que aparece en el resto del artículo, relacionado con la circunstancia de que en Cataluña, su Consejo Escolar ha tenido la “osadía” de recomendar el cambio de nombre de las Vacaciones de Navidad y de Semana Santa, por el de Vacaciones de Invierno y Primavera respectivamente. Por cierto, en bastantes países europeos se llaman ya de Invierno y Primavera, como en Francia, que está a la vuelta de la esquina. Para la “Coordinadora de J. y L.P.” esta propuesta le merece los calificativos de radical, progre-rancia, extremista, exaltada y jacobina. Acusa de que lo que se pretende es erradicar el catolicismo, y que se ha hecho caso omiso del artículo 16 de la Constitución. Realmente sorprendente. No sé qué lectura ha hecho de tal artículo. Mas si apelamos a la Constitución hay que hacerlo de una manera completa, y no solamente en aquello que nos interese. Antes del artículo 16.3, está el 14. que señala: Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. Y por eso también, la afirmación del artículo 16.3, en la que se dice: Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”, se debe interpretar y aplicar de acuerdo con el artículo 14, porque si no es así, se podrán generar discriminaciones continuas. Esto significa que en el ordenamiento constitucional y en la convivencia entre los ciudadanos en nuestra sociedad, tiene que prevalecer siempre el principio determinante de una sociedad laica. De lo que se trata es que de una vez por todas, de comprender que ni la Iglesia católica ni representante de un partido político, y más todavía si es un representante de Justicia y Libertades Públicas, tiene derecho a recurrir al artículo 16.3  de nuestra Constitución, para de ahí tratar de sacar privilegios o derechos que no tienen los ciudadanos de otras creencias religiosas o que no tienen creencia religiosa alguna. Por ello, tratar de organizar la convivencia humana, como sería el seguir llamando a las comentadas Vacaciones de Navidad o Semana Santa, según criterios religiosos católicos, es una imposición hacia le resto de los ciudadanos. Cuando se pretende cambiar los nombres de estas vacaciones tan queridas por todos, sobre todo por motivos festivos, más que por razones estrictamente religiosas, no se comete un acto ilegal contra la Constitución. Todo lo contrario, estaría en la más estricta legalidad constitucional. Mantenerlas con los nombres actuales es cuando se está haciendo un acto ilegal, al discriminar a todo un conjunto de ciudadanos. Como también cuando se obliga a todos los españoles, creyentes o no creyentes, católicos, protestantes, judíos, musulmanes o de cualquier otra religión, a que tengan que guardar fiesta obligatoriamente todos los 8 de diciembre, día que la Iglesia celebra el dogma de fe que nos revela que, por la gracia de Dios, la Virgen María fue preservada del pecado desde el momento de su concepción, es decir desde el instante en que María comenzó la vida humana.  Dogma declarado un 8 de diciembre de 1854, en su bula Ineffabilis Deus, el Papa Pío IX. Deberían recapacitar profundamente todos aquellos políticos ante esta circunstancia, y especialmente aquellos que defienden la Justicia y las Libertades Públicas,  y valorar si hay o no discriminación  con esta imposición a todo un conjunto de ciudadanos. 

 

            Podría apelarse a una justificación no jurídica para el mantenimiento de los nombres actuales, de carácter histórico-tradicional, como que España ha sido católica. Admitamos que España ha sido católica, lo que llevó a García Morente a decir: Declararse español y no ser católico, no puede ser. Y a otros, como Menéndez Pelayo: A que no se puede ser español si no se es católico. Al respecto, habría que hacer profundas matizaciones. No hace falta ser un profundo conocedor de nuestra Historia para saber que no hemos tenido otra opción que ser católicos, lo de cristianos ya es otra cosa. Como muy bien dijo recientemente, el calandino padre Mindán: De tan católicos que hemos querido ser nos hemos olvidado de ser cristianos. Porque no parece muy cristiano, el que la imposición de una religión, la católica, en España fuera a costa de perseguir por parte de los poderes políticos y religiosos oficiales de una manera inmisericorde a los herejes, los luteranos, los erasmistas, los heterodoxos de cualquier tipo, junto a los judíos y los musulmanes.

 

Cándido Marquesán Millán

1 comentario

Edgar Gamiz Escanilla -

Antes de decir nada, afirmo que yo soy agnóstico. En primer lugar, nose si el motivo del cambio de nombre de la "navidad" y "semana santa" a sido por motivos laicos y por proclamarse diferentes ante el resto de España ( este acontecimiento sucede en cataluña ).
Podemos entender esta denominacion de la naviadad y de la semana santa como aglo meramente perteneciente a la cultura y a la costumbre por que: ¿quien piensa al decir "navidad" o "semana santa" en su significado religioso?.
A mi personalmente, lo que se haga en Europa, perteneciente a este tipo de asuntos, no me importa en absoluto, ya que en europa se respeta todo tipo de formas de pensar, en España, por el contrario, suena la palabra "iglesia" y tambien suena "opresion", suena la palabra "derechas" y tambien suena "dictadura,exclavituda,miedo y maltrato" y en cambio al decir "izquierda" se oyen las palabras de "libertad,democracia y solidaridad", son conceptos que en este pais no se asumen y no se entienden.
En definitiva, yo el nombre de navidad y semana santa lo entiendo como palabras tradicionales para designar esas fechas, no lo veo como algo que degrade la democracia a su estado mas infimo.