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Institucionalización de la mentira


Esta legislatura, que está a punto de terminar, pasará a la historia parlamentaria como una de las más duras y rudas, como señaló recientemente el Presidente del Congreso de los Diputados, Manuel Marín. En un periódico aragonés, un insigne catedrático acaba de publicar un artículo en el que califica a esta legislatura como “maldita”. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española entre sus diferentes acepciones de la palabra “maldito” aparecen entre otras las de: Perverso, de mala intención y dañadas costumbres; condenado y castigado por la justicia divina; de mala calidad, ruin, miserable.
Esta bronquedad se ha visto propiciada por los resultados electores del 14-M. El partido perdedor no estaba preparado para la derrota., al considerar que su triunfo era inapelable. Mas no fue así. Al final, es el pueblo en el acto soberano de depositar su papeleta en la urna, quien tiene la última palabra. Ahora no es el momento, ya se ha escrito y hablado bastante, de por qué ganaron los socialistas. Ganaron porque ganaron, ya que el pueblo español decidió, no entro en las razones, concederles la victoria. Así de simple. Unos dirigentes de un partido que no acepten esta premisa que no se llamen demócratas. Atribuir el resultado electoral-“cambiar el curso político de España”- al terrorismo y no a la respuesta ciudadana al terrorismo ha sido un gravísimo error político por parte del PP.
Como no estaban preparados para la derrota los dirigentes del partido popular, consideraron que el gobierno de Rodríguez Zapatero no era legítimo. Semejante aseveración es gravísima, ya que supone pasar por encima de la voluntad de la soberanía popular. Mas ese ha sido el sustrato de todo el comportamiento posterior de los populares durante estos casi 4 años. No permitieron tregua alguna a Rodríguez Zapatero. Utilizaron todos los medios a su alcance para atacarle y desgastarle. En esta empresa contaron con la ayuda incondicional de determinados medios de comunicación, sobre todo la COPE y El Pueblo. No tuvieron complejo alguno en institucionalizar la mentira. Primero, fue la teoría de la conspiración del 11-M. Las palabras de Aznar en la comisión parlamentaria lo muestran: Los que idearon estos atentados yo creo que no están ni en desiertos remotos ni en montañas lejanas. Al final la sentencia del Gómez Bermúdez zanjó la cuestión. Posteriormente, fue la ruptura de la unidad de España, como consecuencia del Estatuto de Cataluña. El Estatuto ha sido aprobado y sigue existiendo la unidad de España. Continuaron con la política antiterrorista con la falacia de que ZP había claudicado ante los terroristas. ZP hizo lo mismo que Aznar, negociar con la banda antiterrorista, era su obligación, en un intento de acabar con una de las lacras más cruentas en nuestra reciente democracia. La crítica por la cuestión del matrimonio de los homosexuales, han sido fuegos de artificio. Ya que Rajoy, si llega al poder no tendrá arrestos de cambiar nada de la legislación socialista en este punto.
Fallidos los intentos de erosionar al gobierno en estos frentes, los dirigentes del P.P. iniciaron una nueva ofensiva contra la política económica del Gobierno de España. Resulta harto complicado a sesudos economistas discernir el inicio y el final de un ciclo económico. Sin embargo, conspicuos y perspicaces dirigentes del P.P. con una exactitud matemática nos acaban de señalar el inicio del periodo de prosperidad del ciclo actual: marzo de 1996, o sea, cuando llega al poder el Sr. Aznar. Y por si todavía no fuera bastante, nos dicen también con no menos precisión milimétrica-casi matemática- que tal período de prosperidad se ha terminado. Y su prolongación durante el Gobierno de Rodríguez Zapatero, se ha debido a la buena herencia económica dejada por los populares. Y se quedan tan anchos. Ahora en estas fechas recientes ZP es culpable también de la subida de la inflación en último año. Aunque los últimos datos son malos, es un dato sobre el que el gobierno tiene muy poco control. Los dos grandes factores inflacionarios son alimentos y energía. El precio de los alimentos se rige por las fluctuaciones del mercado global, sobre todo de los cereales. Está totalmente fuera del control del gobierno, ya que dependen de la política agraria común (UE), malas cosechas en determinados países, y en los últimos años, de las absurdas subvenciones al etanol del gobierno federal americano. En cuanto al precio petróleo ocurre lo mismo: Zapatero no controla la demanda de China o de la India de crudo, y tampoco fue el que invadió Irak metiendo incertidumbre a espuertas en los mercados. Tales críticas en relación a la política económica del gobierno socialista podrían deberse a que en la calle Génova debe estar camuflado algún economista, dotado de tales cualidades mágicas, cual taumaturgo, que sería lamentable que no fuera candidato para el próximo premio Nóbel de Economía. Méritos, de verdad, los tiene.

Una estrategia política no puede construirse en la mentira continua y permanente. Tales comportamientos traen consecuencias negativas en los resultados electorales. El pueblo es mucho más listo y perspicaz que algunos políticos. Tiempo al tiempo.
Como colofón de una manera fortuita me acaba de llegar a la memoria una cita del Conde de Romanones: Hay hombres que mienten a todos y también se mienten a sí mismos. Éstos llegan a estar convencidos de que la mentira forjada por ellos es la verdad, y la defienden con mayor empeño que la verdad misma. Por eso son los más peligrosos en la política.

Cándido Marquesán Millán


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