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Todo tiene un límite



La paciencia mostrada por los dirigentes del PSOE con respecto a las actuaciones de los prelados católicos, supera con creces a la del bíblico JOB. Han soportado sus dicterios de todo tipo. Nunca como en esta legislatura habíamos podido disfrutar, de manifestaciones- todo un espectáculo, que, seguro, a Buñuel o a Lerroux les hubiera agradado sobremanera contemplar- encabezadas por los purpurados: contra el matrimonio de los homosexuales o contra la LOE..
Y qué decir de la COPE, a la que los obispos españoles no han tenido el suficiente coraje de poner freno ante la estrategia de envenenamiento que determinados comentaristas de la cadena están llevando a cabo, que contradice y repugna abiertamente los valores evangélicos y los de la convivencia democrática. Si la CE ha mantenido en esta línea la emisora no son por razones eclesiales, sino de beligerancia política.
Y qué decir ante el hecho de que determinados sectores de la C.E. se hayan alineado, a ciegas, con la derecha en determinados planteamientos políticos, como en el tema de los nacionalismos, argumentando que está en peligro la unidad de España. Hemos visto cómo Cañizares, ha querido justificar teológicamente la unidad de España.
Y qué decir del documento, de la C.E, Orientaciones morales ante la situación actual de España, en el que se afirma que después de la Transición basada en el consenso de todas las fuerzas políticas, la reconciliación está amenazada, ya que la sociedad vuelve a hallarse dividida y enfrentada, como consecuencia de la “Memoria Histórica”, guiada por una mentalidad selectiva, que abre de nuevo viejas heridas de la Guerra Civil y aviva sentimientos encontrados que parecían estar superados.. Por cierto, mientras emite semejantes juicios, la Iglesia católica eleva a los altares en Roma, con gran pompa y boato a 498 beatos. No debemos tampoco olvidar las invectivas proferidas en los días previos al viaje a la ciudad de Valencia del papa Benedicto XVI. En este contexto, cualquier recién llegado a esta nuestra querida España que oyera los lamentos proferidos por las jerarquías católicas, podría llegar a pensar que la Iglesia católica española, está siendo sometida a una persecución, parecida a la que sufrieron los primeros cristianos en tiempos de Diocleciano. Muy al contrario, debe señalarse, en un aviso a navegantes, que la Iglesia católica española goza de todo tipo de prebendas y privilegios. Si alguno lo duda puede leerse los Acuerdos firmados entre el Vaticano y el Estado español en 1976 y 1979. Por ellos se pagan los sueldos de obispos y sacerdotes, a los profesores de religión, el mantenimiento del patrimonio artístico de la iglesia, ventajas fiscales, etc. Cualquiera podrá comprobar que en ningún país del mundo está mejor tratada la iglesia católica. ¿Qué le ha hecho a la iglesia el gobierno socialista, para mostrarse tan dolorida? Siempre que llega al poder la izquierda la iglesia se solivianta. Mientras que cuando llega la derecha todo es quietud y sosiego. Ha sido siempre así. No hay más que estudiar nuestro pasado reciente.
Mas lo de este fin de semana pasado, en castellano castizo, es que los purpurados se han pasado de castaño oscuro. Todo lo que han dicho, perfectamente conjuntados, ha sido de órdago. El arzobispo de Valencia, monseñor García Casco ha considerado "la cultura del laicismo", como "un fraude" que "sólo conduce a la desesperación por el camino del aborto, el divorcio express y las ideologías que pretenden manipular la educación de los jóvenes", y por lo que "nos dirigimos a la disolución de la democracia". Le siguió el cardenal y arzobispo de Toledo, monseñor Cañizares, afirmando que la familia está bajo "amenazas claras y ataques de gran calado", que suponen un "ataque grave para el futuro de la sociedad". Y como colofón, el organizador del acto, el arzobispo de Madrid, monseñor Rouco Varela, se atrevió a decir: "Constatamos tristemente que el ordenamiento jurídico español ha dado marcha atrás con respecto a la Declaración de Derechos Humanos de la ONU".
Semejantes palabras y tales desatinos se desacreditan per se. Por ello, pienso que los dirigentes socialistas deberían haber hecho caso omiso. Aunque también, entiendo que todo tiene un límite. Por ende, su Ejecutiva acaba de dar a la luz un comunicado con el título “Las cosas en su sitio”. En él argumentan que estos últimos cuatro años, nuevas leyes han avanzado en la extensión de derechos y políticas sociales, precisamente a favor de las familias: medidas para promover la natalidad, para conciliar la vida laboral y familiar, para dignificar a las familias de jubilados con pensiones más bajas, para apoyar a las familias con personas dependientes y para que las familias con menos recursos dispongan de más becas para el estudio. Igualmente han argumentado que se han producido cambios legislativos para dar más derechos a más personas, sin quitárselos a nadie: para la igualdad entre hombres y mujeres, para reconocer el derecho a contraer matrimonio a todas las personas, sin discriminación alguna basada en su orientación sexual, y para poner fin, en ejercicio de la libertad, a una relación conyugal rota sin tener que sufrir dilaciones injustificadas.
Como no podía ser de otra manera, el secretario de Libertades Públicas, Seguridad y Justicia del PP, Ignacio Astarloa, ha acusado a los dirigentes socialistas de cargar contra la Iglesia católica, con una reacción absolutamente desmesurada y radical.

Cándido Marquesán Millán





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