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Les banlieues en la France



Nos encontramos otra vez, como en el 2005, con una oleada de violencia en Villiers-le-Bel, una ciudad suburbial (banlieue) 18 kilómetros al norte de la ciudad de Paris. Los disturbios se han propagado por una media docena de poblaciones colindantes- y en Toulouse- y la dureza va in crescendo, ya que en esta ocasión los jóvenes encapuchados han usado armas de fuego para atacar a la policía.
Todos los elementos que desencadenaron la crisis de 2005 en Clichy-sous-Bois, otra ciudad suburbial parisina, siguen ahí, por lo que entraba dentro de lo previsible que ocurriera lo que ha ocurrido. El material inflamable estaba allí, lo único que faltaba para arder era la chispa. Y esta ya ha llegado. El desencadenante del incendio de hoy ha sido la muerte de unos adolescentes, igual que entonces.

El sociólogo Laurent Muchielli, autor de las obras “Les bandes de jeunes” y “Quuand les banlieues brulent” ha manifestado con claridad manifiesta recientemente en una entrevista al periódico “Le Parisien”: En dos años no se ha avanzado nada en los barrios. La población sigue quejosa por los siguientes problemas: el paro, la escuela, la policía, y por el estatuto de las personas provenientes de la inmigración. Las familias de estos barrios siguen teniendo la impresión de ser ciudadanos de segunda categoría. En la escuela se ha hecho muy poco, no hay más que mirar los resultados académicos. La reducción del paro parece no haberse notado. En cuanto a la policía, no han querido los poderes públicos crear una policía de proximidad, muy al contrario han preferido servirse de las CRS(Compaignes Républicaines de Sécurité). Y, por último la población inmigrante no pueden sentirse integradas con una Ley, como la Brice Hortefeux; del ministro de Inmigración e Identidad Nacional, en la que se establece también una regularización de trabajadores sin papeles, similar a la que hizo el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, que fue criticada duramente en aquel momento por el actual presidente y entonces ministro del Interior francés, Nicolas Sarkozy; y que impone nuevas restricciones a la reagrupación familiar y permite el polémico uso de test genéticos de ADN para probar la filiación materna. Parece también que muchos de los que se han rebelado en Francia son los hijos o nietos de los primeros emigrantes, poniendo en evidencia un fracaso estrepitoso del modelo de integración francesa. El régimen republicano de nuestro país vecino pensó que tarde o temprano, como cae una fruta madura por su peso, todos los emigrantes, independientemente de su procedencia, se sentirían orgullosos de sentirse franceses. Mas parece que no ha sido así. Esos jóvenes pirómanos y algunos francotiradores, son franceses jurídicamente, pero se sienten marginados.

En la misma línea, algunos alcaldes socialistas de la zona suburbial de París, se han mostrado extremadamente escépticos sobre el progreso iniciado desde los motines del 2005: Dos años después del drama y la revuelta social de Cliché-sous-Bois, los polvorines siguen existiendo. El tiempo del análisis, de las hipótesis, y sobre todo el tiempo de la compasión ha terminado. Nosotros queremos hechos y medidas concretas y eficaces para devolver la esperanza a los barrios", además de reivindicar la recuperación de la policía de proximidad. Fue justamente Nicolas Sarkozy, en su etapa de ministro del Interior, quien sustituyó la policía de barrio por la actual policía de seguridad, más dura y represora. Sin embargo esta estrategia, aplicada en la creencia de que los jóvenes que cometen actos violentos son delincuentes, no ha dado los resultados esperados. Para lo único que ha servido es para crear un clima de desconfianza irrespirable entre la población inmigrante y la policía.

Por lo que estamos comprobando de nada ha servido que tras la crisis del 2005, el primer ministro, Villepin, anunció un gran plan de mejora para los 751 suburbios censados en Francia, con unas inversiones por valor de 30.000 millones de euros hasta el 2010. En el 2006, se destinaron 4.000 millones de euros. En el 2007, 3.700 millones. Hay otros proyectos en marcha para demoler y reconstruir edificios, pero la mayoría aún no han superado la fase burocrática. En Villiers el 66% del parque de viviendas data de 1949-1974. En cuanto al resto de medidas previstas, pocas han visto la luz.
Hasta el momento, la política de Sarkozy ante la situación de la banlieue ha consistido en realizar un fichaje en las filas de la izquierda para la Secretaría de Estado para la Política de las Ciudades a la presidenta de la asociación Ni putas ni sumisas, Fadela Amara, una mujer de origen magrebí surgida de un barrio conflictivo. De momento, parece que el Jefe del Estado está llevando a cabo una política más prudente, con una mezcla de firmeza y conciliación, muy diferente a la que puso en práctica, cuando era ministro del Interior. Sarkozy, tomó las riendas de la crisis y lanzó un mensaje de firmeza frente a quienes dispararon contra la policía y de amparo hacia las familias de los dos adolescentes, a las que prometió que un juez dirigirá la investigación. Además un espectacular despliegue policial el martes por la noche en Villiers-le-Bel y localidades vecinas del departamento de Val d'Oise, a las afueras de París impidió que se repitieran los violentos disturbios protagonizados por grupos de jóvenes en las dos noches anteriores y en los que más de 140 policías resultaron heridos. Obviamente el problema sigue ahí. Con el despliegue de las fuerzas de orden público no se arregla. La solución es más compleja. La presentación, el próximo enero, del llamado plan Marshall prometido por Sarkozy para los suburbios ha generado gran expectación. Habrá que estar a la expectativa
La solución no es fácil.


Cándido Marquesán Millán

2 comentarios

anonimo -

inutil de mierda jubilate biejo antonio romea es mejor profeson capullo

anonimo -

eres un calbo de mierda y tus escrituras no balen ni una mierda payaso luapas de mierda