Blogia
dorondon

Patriotismo de verdad

                                  

 

            Con una mezcla de estupor y pesadumbre acabo de contemplar las acciones del Partido Popular en torno a la Fiesta  del 12 de octubre-no se sabe a ciencia cierta qué se celebra, si es la Fiesta de la Hispanidad, la de la Raza, de España, de la Virgen del Pilar…- , sobresaliendo el vídeo diseñado por los  asesores de imagen del Sr. Rajoy, o el escrito que todos los alcaldes populares debían leer.  Por más vueltas que le doy, no tengo muy claro por dónde empezar. El  grotesco vídeo, auténtica proclama nacional-católica y su puesta en escena pueden servir de un manual de semiótica. Está todo: la bandera, el toque bibliotecario, el semblante serio, grandes dosis de caudillismo, el haber sido grabado el discurso, como si estuviéramos al borde del precipicio. Para añadir más leña al fuego,  convertir el desfile del 12 de octubre en un acto de protesta contra el presidente Rodríguez  Zapatero ignoro qué réditos electorales acabará dando, mas no parece serio este proceder en un partido que tarde o temprano llegará al poder. Debe, tiene que ser en las Cortes, en el debate parlamentario, donde se da a conocer la alternativa política a la ciudadanía. Aprovecharse de un acto presidido por el Jefe del Estado y de homenaje a las víctimas en misiones de paz, para llevar a cabo políticas partidistas y de desgaste político del adversario no parece serio ni responsable.

             Además este  uso monopolístico descarado de todo un conjunto de símbolos por parte de un partido político no me huele bien. Sin cuestionar la importancia que para algunos pueden tener  los himnos, las banderas, las fiestas nacionales o los desfiles militares a la  hora de forjar un sentimiento nacional, considero que por envolverse en una bandera, entonar un himno, festejar con pompa y boato una fiesta nacional, o asistir a un desfile militar no se es más patriota. No debemos olvidar lo que dijo a finales del siglo XVIII, Samuel Johnson “el patriotismo es el último refugio de los canallas”. Tal como acaba de señalar Jesús Maraña. Me parece más acertada la definición de “patriotismo” hecha por Mauricio Virolli,  entendido como la capacidad de los ciudadanos de comprometerse en la defensa de las libertades y de los derechos de las personas. Para el politólogo italiano la virtud cívica o política se define como el amor a una patria, entendiéndola no como una vinculación  a la unidad cultural, étnica y religiosa de un pueblo, sino como amor a la libertad común y a las instituciones que la sustentan. Esa virtud cívica es la que se debe fomentar, por ello  “Es urgente instruir a los jóvenes sobre la historia de nuestra patria, enseñarles a amar a quienes lucharon por nuestra libertad”. El autentico patriotismo es que ningún ciudadano, ninguna ciudadana quede expuesto a la miseria y sus lacras ni abandonado a su suerte en tiempos de desventura.  Es que todos tengan exactamente los mismos derechos, los mismos deberes y las mismas libertades y oportunidades, de verdad, sea cual sea su cuna o su sexo. Es que cada persona esté protegida en sus necesidades elementales.  Es que todo el mundo adquiera tanta cultura, tanta educación y tanta formación como sea posible, para vivir mejor, para ser útiles y para ser difíciles de manipular y someter. Es que la justicia sea igual para todos, y que las cargas y alivios sociales sean escrupulosamente proporcionales a las posibilidades de cada cual. Es que, en caso de duda, nos pongamos siempre de parte de los débiles, que para neutrales ya están (o deben estar) los jueces. Este es el verdadero patriotismo. Y como el movimiento se manifiesta andando, el auténtico patriotismo se manifiesta a la hora de no poner trabas a que todo un colectivo de españoles, enterrados todavía en las cunetas, se les reconozca como merecen y que determinados símbolos fascistas desaparezcan de los edificios públicos. En condenar una dictadura que dio origen a uno de los períodos más tenebrosos de la Historia de España. En ayudar a que todo un conjunto de instituciones políticas y sindicales, o particulares españolas  recuperen su documentación, que les fue robada injustamente para poner en marcha una vergonzosa represión. En reconocer de una manera auténtica una España plural, no de boquilla. En permitir que determinadas personas españolas sin discriminación alguna de sexo puedan regularizar jurídicamente su situación personal. En no boicotear los intentos de paz para tratar de solucionar una de las lacras más graves de la democracia española. En valorar en su justa medida el esfuerzo encomiable en atender a todo un conjunto de personas españolas dependientes  que no se valen por sí mismas. En saber reconocer todo un conjunto de medidas de carácter social como: cheque-bebe, servicio gratuito de dentista para los niños, cheque para que los jóvenes puedan acceder a la vivienda.  En permitir que todo la juventud española sea educada en todo un conjunto de valores ciudadanos. Ese es el auténtico patriotismo. No el de envolverse en banderas, ni el de entonar himnos, ni el  festejar fiestas, ni presenciar desfiles militares.  Tristemente conocemos a donde nos ha conducido ese patriotismo. Ojo, esa concepción del patriotismo, produce miedo a muchos españoles. Y entre ellos estoy yo.

           

 

Cándido

Marquesán

Millán







1 comentario

Mestizo -

Dice una canción de Loquillo: "He modelado una bandera, que como todas, son para quemar..."

pues eso, que quememos de una puta vez todas las banderas.