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Políticos taumatúrgicos

                      

  

Citando a Paúl A. Samuelson un ciclo económico “es una oscilación de la producción, la renta y el empleo de todo un país, que suele durar un período de tiempo y que se caracteriza por una expansión o contracción general de la mayoría de los sectores de la economía”. Por lo tanto, son fluctuaciones de diferentes variables macroeconómicas en las distintas ramas de la economía de un país. Estas oscilaciones abarcan periodos de tiempo indefinido en donde se puede presentar una contracción o expansión de la misma. Hay ciclos cortos o de Kitchin (3 años con 4 meses); ciclos grandes o comerciales o de Juglar (entre 7 y 11 años); y los ciclos de ondas largas o de Kondratieff (unos 50 años aproximadamente).

Para poder analizar un ciclo económico minuciosamente se deben conocer los periodos o fases por las cuales se encuentra integrado. Según Mitchell y Burns, las fases se pueden dividir en: Prosperidad, Recesión, Contracción y Recuperación. 

En España estamos inmersos en uno expansivo que ya dura 14 años, de lo que todos debemos sentirnos satisfechos. Tendrá que producirse más  tarde o más temprano un cambio de tendencia en la economía española, ya que parece inevitable afrontar un cambio de modelo de crecimiento, que supondrá un claro ajuste. Muchos economistas están de acuerdo en que hay un claro agotamiento de los motores que han hecho posible el “Milagro español”. Esta circunstancia tan benéfica para la economía española podría explicarse por: el disfrute de unos bajos tipos de interés, una extraordinaria liquidez, grandes transferencias de fondos europeos, bajos precios del petróleo, consumo perpetuo, y la gran llegada de emigrantes, que han proporcionado mano de obra abundante y barata que han propiciado el desarrollo de la construcción. Todas estas circunstancias tan ventajosas parece que se están modificando. El exceso de liquidez ya no existe. El precio del dinero se ha duplicado. El precio del barril del petróleo ha pasado de 18 a 70 dólares en menos de una década. Los 8.000 millones de fondos de la Unión Europea  se han reducido a la mitad. La llegada de emigrantes- cinco millones en siete años- no es posible ni tampoco deseable que se mantenga en el tiempo. La construcción de viviendas se reducirá a la mitad. Parece que se va a una normalización de nuestra economía.

 

 Pero de ahí, señalar que España ha entrado en una perspectiva de recesión económica parece una afirmación gratuita. Economistas señalan que una economía entra en recesión cuando se produce un crecimiento negativo durante tres trimestres seguidos. Igualmente una economía está en crisis cuando ya no puede generar puestos de trabajo y se destruye empleo. Estas circunstancias no se dan en absoluto en estos momentos. Según previsiones moderadamente razonables el potencial de crecimiento para el año que viene se mantiene en un 3% y que se seguirá creando empleo. Lo que no es óbice para que tengamos en cuenta ciertas dosis de incertidumbres por la crisis financiera desencadenada en Estados Unidos en el mes de agosto. Si esta crisis norteamericana se convierte en mundial, obviamente, nos afectará como a todo el mundo. Mas, parece que esta circunstancia no se va a producir.

 

Resulta harto complicado a sesudos economistas discernir el inicio y el final de un ciclo económico. Sin embargo, conspicuos y perspicaces dirigentes del Partido Popular con una exactitud matemática nos acaban de señalar el inicio del periodo de prosperidad del ciclo actual: marzo de 1996, o sea, cuando llega al poder el Sr. Aznar. Y por si todavía no fuera bastante, nos dicen también con no menos precisión milimétrica-casi matemática- que tal período de prosperidad se ha terminado. Y su prolongación durante el Gobierno de Rodríguez Zapatero, se ha debido a la buena herencia económica dejada por los populares. Y se quedan tan anchos. En la calle Génova debe estar camuflado algún economista, dotado de tales cualidades mágicas, cual taumaturgo, que sería lamentable que no fuera candidato para el próximo premio Nóbel de Economía. Méritos, de verdad, los tiene.

 

Si estas previsiones económicas de los populares(Gabriel Elorriaga, Eduardo Zaplana y Marian Rajoy) en cuanto a los ciclos económicos son tan acertadas como las de la teoría de la Conspiración del 11-M, y de la Rendición de los socialistas ante ETA en el proceso de negociación, sería conveniente que el Sr. Rajoy empezase a pensar en realizar cambios dentro de su equipo de asesores. De verdad, tengo la impresión de que no le quieren bien.

 Quiero acabar con una cita que me acaba de llegar a la memoria  del Conde de Romanones: Hay hombres  que mienten a todos y también se mienten  a sí mismos. Éstos llegan a estar convencidos de que la mentira forjada por ellos es la verdad, y la defienden con mayor empeño que la verdad misma. Por eso son los más peligrosos en la política.  Cándido Marquesán Millán

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